Vicente
Molina Foix (Elche, 1946) visitó el Aula Guadiana de Don Benito para hablar con
alumnos de bachiller de dos centros de la ciudad: el Colegio Claret y el IES
Donoso Cortés. Durante su intervención ante unos jóvenes inquietos pero
interesados se refirió a sus comienzos como poeta (fue incluido por José María
Castellet en su Nueve novísimos poetas
españoles (Barcelona, 1970) cuando aún no había publicado ningún libro),
sus años en Oxford, su pasión por el cine (su
primera película, Sagitario, se estrenó en 2001, la segunda, El dios de madera en el verano de 2010), su labor como
crítico cinematográfico y su indeclinable pasión como narrador.
viernes, 29 de noviembre de 2013
jueves, 28 de noviembre de 2013
Vicente Molina Foix en el aula Guadiana
Mañana, viernes,
Vicente Molina Foix conversará con alumnos de bachiller del IES Donoso Cortés y
del Colegio Clatet a las doce de la mañana. Por la tarde, a las ocho y cuarto, intervendrá en la Casa de Cultura de Don Benito en un acto abierto a todos. En
este enlace podéis encontrar una interesante entrevista de Mercedes Barrado al
escritor.
miércoles, 27 de noviembre de 2013
8 estampas extremeñas con su marco
La primera edición de
las Estampas de Francisco
Valdés, aparecida en Valladolid en 1924
en la colección “Libros para amigos” dirigida por José María Cossío, contenía
cuatro estampas. La última es la que ahora publica la Editora Regional de Extremadura con el título 8 estampas
extremeñas con su marco, al cuidado de José Luis Bernal Salgado y de uno
mismo. Valdés fue en su época un fino crítico literario, como lo confirman
obras como Resonancias (1932) o Letras (Notas para un lector), publicada
en 1933 (en 1993 la Editora Regional sacó una edición de la obra al cuidado
también de José Luis Bernal, sin duda el mejor conocedor de la obra del escritor
dombenitense). Pero Valdés también fue un narrador estimable, autor de textos
como el que sigue (en el que, ahora que lo releo, me parece percibir ecos de
las acotaciones escénicas de las Comedias bárbaras de Valle Inclán).
"Un zagalillo plañe, en la lejanía, rústicas
coplas delicadas. Lavan las vaqueras sus prendas en las márgenes del río y
tienden a solearlas en la verde hierba espesa y tupida de la vega. Cruzan,
raudas y parleras, las alondras. Se pasean triunfantes las gallinetas por las
aguas remansadas. Lejanamente suena algún disparo del cazador o algún barreno
del calero" (“Resonancia segunda: Imperia”)
lunes, 25 de noviembre de 2013
lunes, 18 de noviembre de 2013
sábado, 16 de noviembre de 2013
Elegía de Yuste
ELEGÍA DE YUSTE
José Antonio Ramírez Lozano
Salamanca, Celya, 2013, 45 págs.
Acaba de ver la luz Elegía de Yuste, un poemario de José
Antonio Ramírez Lozano (Nogales, 1950) galardonado con el VIII premio de poesía “Ciudad de Pamplona”. De su segundo bloque, “Cementerio
alemán”, reproducimos uno de los poemas que recuerda por su planteamiento los “epitafios”
de Spoon River Anthology de Edgar Lee Masters.
ERNEST SZILLAT
Tened misericordia. Haced que callen
en la noche esos viejos
mastines del Emperador que ladran
acordando en las sombras
la amanecida, el alba
ya imposible del sueño de los días.
Hacedlos, por piedad, callar con
vidrios
molidos. Azotadlos
con manojos de ortigas por que callen.
Esa inútil constancia
de sus ladridos una
y otra vez en la noche que repite
el eco en su horizonte ya sin lumbre
para hacerme la nada más profunda.
viernes, 15 de noviembre de 2013
martes, 12 de noviembre de 2013
lunes, 11 de noviembre de 2013
Enredada calma
El pasado viernes presentamos en la
Casa de Cultura de Don Benito Enredada calma, el primer libro de versos de
Víctor Valades (Don Benito, 1975). En el año 2002, uno estuvo en el jurado de
la XXX edición de los Juegos Florales del Colegio Claret de Don Benito que
otorgó el primer premio a otro libro suyo, inédito, Olores de desencanto. Reproducimos
uno de los poemas del libro recién aparecido en la colección de poesía de la
Diputación Provincial de Badajoz (Vídeo de la presentación).
En línea de fuego
Levántate, anda por la vereda
que sigue el elefante cuando se
siente morir,
allí está la respuesta, allí está.
Mi vida es un barco de papel
que navega en la arena,
porque el dolor es un compromiso
con la mujer que amas,
la lucha es así.
Ven conmigo, pregúntame si sé amar
y qué significa.
Si tuviera la oportunidad de tocar
el sol,
enredarme
pues tu corazón es así,
limpio, inolvidable
y encontrarme en una terraza
desde donde los tejados parecen islas,
a un muchacho, 15 años
que dispara una fotografía ecuménica
para deshacer el invierno que viene
y ser feliz, inmensamente feliz.
Lejos, el lobo devora y sacia el
hambre.
Lejos se escucha una canción sobre
la muerte.
Empezar a entender, empezar a
entender.
domingo, 10 de noviembre de 2013
Enredada calma
El pasado sábado (9.11.13), el periódico Hoy publicaba en su suplemento "Trazos" una reseña de Enrigue García Fuentes sobre Enredada calma, el primer libro de poemas publicado por Víctor Valadés (Don Benito, 1975), que, con el permiso de su autor, reproducimos.
Complicado discurso
Por las
razones que sean ha transcurrido un importante tiempo de silencio sin que la
más que benemérita colección “Alcazaba”, de la
Diputación de Badajoz, asomase a la estanterías. Y era una pena porque
todo buen conocedor de la poesía en nuestra tierra sabe que en ella vieron la
luz textos hoy insoslayables en el ámbito poético nacional. Por eso es muy de
agradecer que, de nuevo con una presentación distinta, pero conservando el
cuidado y la dedicación que siempre la caracterizaron, lleguen a nuestras manos
nuevas entregas de esta aventura editorial.
Lo
que hoy traemos es la primera obra publicada por Víctor Valadés, extremeño
natural de Don Benito, donde nace en 1975. El siempre bien informado Simón
Viola sabe de sus prontos flirteos con lo literario y que en 2002 logró el
primer premio de los Juegos Florales del Colegio Claret, en su XXX edición, con
un poemario titulado Olores de desencanto,
que no parece haber llegado a la imprenta. Nos encontramos, pues, ante una
nueva irrupción en el fértil panorama poético de nuestro territorio, cosa
estimulante siempre, y que, por una vez, no viene de Plasencia y su entorno,
lugar donde la semilla literaria parece haber agarrado de forma sólida
últimamente. En un momento especial, donde los selenitas irredentos están
llevando a cabo, desde su ámbito estrictamente privado, la mejor puesta al día
que se ha realizado de la producción poética en Extremadura de los últimos
veinte años, satisface enormemente encontrarnos con que las instituciones, en la
medida en que pueden, vuelven a apoyar iniciativas tan minoritarias como la que
nos ocupa.
Enredada
calma, conviene decirlo desde el primer momento, es un poemario abrupto,
casi incómodo, con versos afilados como aristas que causan más estupor que daño
cuando se nos clavan. Estamos ante una escritura sorprendente (“tu ausencia era
una tilde / en una palabra que no la necesita / y por eso comía mirando a la
pared”), poco amiga de levedades y sutilezas (“la esclavitud se parece a tus
dientes / mordiendo mi miembro amoratado”), de bruscos volantazos que nos sumen
en una peligrosa inseguridad cuando viajamos por sus vísceras (“Te quiero sin
demasiado deleite, / amando la distancia / de una electricidad entretenida /
que viene a matar”), sin recato al no esquivar las posibilidades que ofrece lo
nuevo por prosaico que pueda antojársenos (“Porque mi corazón es como un iPad /
y cuando la energía no existe, se borra.”). Y es que éste es un libro muy en
carne viva, muy sugerente; tan intrincado como decididamente imperfecto. Valadés
basa muchos de sus efectos en el equívoco, lo que evidencia su dominio del
lenguaje y el manejo sólido de los recursos más básicos, por eso es más que
necesaria la constante relectura en su trayecto. Ya el oxímoron que campea en
el mismo título del poemario nos advierte de lo tortuoso de su recorrido. Y en
su interior, midiendo bien las pausas, esperando del lector la correcta lectura
que le permita gozar de la ambivalencia de su mensaje, Valadés nos reta con su
atrevido discurso. Precedido de la introducción en forma de poema (“El río de
diferentes corrientes”) planteado como una especie de monólogos alternativos
(que no diálogos), discurrimos por veintiséis poemas –todos con título, algunos
muy sugerentes, “La humedad del purgatorio”, “A lo mejor se llega por aquí…”,
“El pastel está en la mesa”, “Un regalo sin demasiado de nada”- agrupados en
tres partes de similar duración, nueve, nueve y ocho poemas en cada una. La
unidad temática queda conferida desde el primer poema señalado, pues nos da la
impresión de asistir a un discurso donde los amantes no hacen más que echarse
las cosas en cara, hablarse en tono desairado (desafiando la ley no escrita del
discurso embellecedor), lo que, sin embargo, pese a su densidad y a su carácter
un tanto críptico, termina por dotar a los versos de una apreciable sensación
de cercanía.
Desgaste,
sinrazón, enumeraciones caóticas, un discurso melopeico, tan absurdo a veces
como bien timbrado la mayoría de las mismas, conforman un racimo de poemas sin
salida aparente, gozosos en su errático devenir, retándonos a descubrirles un
hilo conductor y quedando tan airosos como indolentes si no somos capaces de
conseguirlo. Importa bien poco que vayan o no por ahí los tiros; cuando la
calma se enreda pierde su peculiaridad más intrínseca; e incomoda; e
intranquiliza.
ENRIQUE GARCÍA FUENTES
Víctor Valadés, Enredada calma. Badajoz, Diputación de
Badajoz, col. Alcazaba, 2013.