martes, 10 de agosto de 2010

Juegos de verano


DULCINEA EN SUEÑOS

(MOBILIARIO CASERO, 10)

Por los campos de Montiel la tierra es casi llana. A mediodía el sol lanza sus rayos como dardos candentes, de modo que camino despacio y paso fatigas y me salgo del camino para llegar por un atajo a la posada. En la lóbrega venta nadie contesta a mi saludo. Lo poco que tarda el ventero en atenderme lo ocupo en desenredar la loca madeja de mis fantasías. ¿Qué hago aquí? Pido con pocas esperanzas una alcoba amplia para dormir a pierna suelta. Avanzo, tras el posadero, por un pasillo negruzco y maloliente y me echo, al fin, sobre un jergón en el suelo. Antes de dormirme, me parece ver a Dulcinea, como sonámbula, acercarse a mí, sonriente, descalza, dormida...

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