miércoles, 22 de abril de 2015

La creación del sentido



LA CREACIÓN DEL SENTIDO
Basilio Sánchez
Valencia, Ed. Pre-Textos, 2015, 234 págs.

    Nacido en Cáceres en 1958, Basilio Sánchez consiguió con su primer libro, A este lado del alba, un accésit del premio Adonais de Poesía en 1983 (el libro vería la luz el año siguiente). Después de un periodo de silencio de nueve años, en 1993 edita su segundo libro, Los bosques interiores, en el que se perfilan ya nítidamente el tono y los rasgos que singularizan su obra de madurez.   El resto de su obra poética está compuesta por los siguiente títulos: La mirada apacible (Pre-Textos, 1996), Al final de la tarde (Calambur, 1998), El cielo de las cosas (Editora Regional de Extremadura, 2000), Para guardar el sueño (Visor, 2003), Entre una sombra y otra (Visor, 2006), Las estaciones lentas (Visor, 2008) y Cristalizaciones (Hiperión, 2013). Ha publicado, también, un libro de narrativa que recorre el territorio de la memoria: El cuenco de la mano (Littera Libros, 2007). El conjunto de su obra poética está recogido en el volumen Los bosques de la mirada. Poesía reunida 1984-2009 (Madrid, Calambur, 2010).
   Ahora la editorial valenciana Pre-Textos publica La creación del sentido, una obra miscelánea que agrupa textos en prosa de distinta condición: relatos autobiográficos, entradas de un diario, poemas en prosa… De uno de sus bloques (“Semillas para pájaros”) reproducimos tres breves fragmentos que reflexionan sobre la propia creación literaria.

   “Después de varias horas escribiendo, uno sale a la calle como si abandonase una caverna: con las manos manchadas, frotándose los ojos en la luz primitiva" [p. 95]

   “Las lavanderas han convertido el río en un lugar de culto para los defensores de la palabra clara, sin retórica. Es, en su transparencia, como puede el poema reconocer las cosas en sí mismas. Es, en su transparencia como a veces consigue, pese a mi pensamiento itinerante y mi palabra errática, circunscribirse a lo concreto" [pp. 95-96]


   “Madura el sol las uvas delante de la casa: todo lo que el otoño tenía que habernos dicho, ya está dicho; todo lo que el otoño tendría que haber hecho, ya está hecho. Si lo que pedimos a la vida es naturalidad, ¿quién nos dice a nosotros que el poema nos exija otra cosa” [p. 192]

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