DE PROSPECT PARK A ZOCODOVER
Hilario Barrero
Nueva York, Cuadernos de Humo, 2015, 35 págs.
Ilustraciones del autor.
Nacido
en Toledo en 1948, Hilario Barrero vive en Nueva York desde 1978, en cuya
universidad se doctoró con una tesis sobre Félix Urabayen y en donde en la
actualidad da clases de literatura. Autor de un libro de poemas, In
tempori belli(1999, premio de poesía “Gastón Baquero”), ha
publicado hasta ahora los diarios Las
estaciones del día (2003), De amores y temores (2005)
y Días de Brooklyn(2007), todos ellos en la editorial
asturiana Llibros del pexe. Más tarde aparecieron Dirección Brooklyn (Universos, 2009), Brooklyn en blanco y negro (Mieres, 2009) y Nueva York a diario (Impronta 2013). Ahora ve la luz De Prospect
Park a Zocodover que recoge cincuenta entradas (o “cuadraditos”) aparecidas en
el suplemento “Artes&Letras” de Castilla-La Mancha del diario ABC entre octubre de 2012 y mayo de
2015. Reproducimos uno de estos textos en el que, como sucede con frecuencia,
se dan cita dos paisajes urbanos, uno neoyorquino y otro toledano (es decir,
uno real y otro evocado, pero el protagonismo del segundo, lejano en el espacio
y en el tiempo, en parte ya desaparecido, deja en penumbra al primero)
11. En la boca
de algún lobo, en los sótanos del tiempo, en la humedad del callejón oscuro, en
el misal de algún canónigo, en el lignum
crucis de la primavera, en el Stabat Mater Dolorosa de la noche, en un
lecho ya destruido debe de permanecer el olor de las torrijas, el sonido de la
carraca de la catedral, el olor a incienso, el silencio de las emisoras de
radio, el monumento gigante de la Primada, el perfume de los claveles de la
Madre, el chisporroteo de las velas, el sermón de las Siete Palabras, la abstinencia
de mi padre, los potajes de los viernes, el traje que estrené un Domingo de
Ramos, el agua bendita del Sábado de Gloria, el rojo apolillado de la casulla
del celebrante un Domingo de Resurrección, la primavera en que dejé de creer…
Aquí, sin procesiones, sin saetas ni monumentos, sin el aire del luto del
Viernes Santo, la lluvia avisando en los cristales y la noche como un paso en
la procesión de las tinieblas, recuerdo otro tiempo que inútilmente busco, y es
ceniza.
Mcuhas gracias, Simón. Un abrazo cordial.
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