EN ESTA BORRASCA
FORMIDABLE
Philip Potdevin
Bogotá,
Ediciones Desde Abajo, 2014, 304 págs.
Nacido en Cali (Valle del Cauca, Colombia)
en 1958, Philip Potdevin es un abogado
con estudios de postgrado en Historia y Filosofía Contemporánea que en el
ámbito literario ha traducido a autores como Alice Meynell, Fernando Pessoa o
Pico della Mirandola, ha cultivado la poesía (Cantos de saxo, 1996; 25
haikus, 1996; Mesteres de Circe,
1996; Cántico de éxtasis, 1998 y Salto desde el acantilado, 2002) y los
géneros narrativos, tanto el relato (Magister
Ludi y otros relatos, 1994; Estragos
de la lujuria, 2010) como la novela, género en el que recibió con su
primera obra, Metratón (1995) el
premio nacional de novela del Ministerio de Cultura en 1994. A esta narración
siguieron Mar de la Tranquilidad
(1997) y La otomana (2005).
Ahora, la editorial colombiana Desde Abajo publica su última novela, En esta borrasca formidable, una novela-río extensa, barroca y
laberíntica que desarrolla varias tramas paralelas para reflejar el complejo
panorama de la vida en Bogotá (el rompeolas de todos los problemas de Colombia)
en los años veinte, un periodo de paz amenazado por sindicatos, sociedades
utópicas, anarquistas, sectas protestantes, francmasones o una Iglesia Católica
poderosísima que logra, en el cierre de la trama, consagrar la “Atenas
sudamericana” al Sagrado Corazón de Jesús. Reproducimos un breve fragmento que refleja
(con datos y personajes reales) la efervescencia coral de la capital colombiana por estos años.
“Más allá, unos empresarios discuten sobre
el precio del café que ha comenzado a subir en Nueva York y sobre la indemnización
que pronto pagará Estados Unidos por Panamá; en otra se habla sobre los
jeroglíficos chibchas que ha descubierto un joven llamado Miguel Triana; en
otra, el joven Ribera lee Sonetos de
promisión y trozos de la novela que escribe sobre los caucheros en la selva
amazónica; en otra está la hez de la intelectualidad, Vargas Vila, el hijo de
un cura párroco y una monja depravada, quizás hermafrodita, anarquista,
lenguaraz, misógino, satánico, blasfemo y bastardo, así lo describen los curas
y los godos, dialoga y bebe con dos mancebos mientras en otra mesa se cocina un
movimiento estudiantil para lograr destituir a diversos profesores que son
vistos con desconfianza por los mismos alumnos” [p. 64]
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