LOS
HABITADOS
Piedad
Bonnett
Madrid,
Visor, 2017, 56 págs.
XIX
Premio de Poesía Generación del 27
Nacida en Amalfi (Antioquia, Colombia,
1951), Piedad Bonnet es licenciada en Filosofía y Letras por la Universidad de los Andes, en la que desde 1981 imparte clases. Como escritora, ha cultivado la
poesía, la novela (con títulos como Después
de todo, 2001, Para otros es cielo,
2004, Siempre fue invierno, 2007, El prestigio de la belleza, 2010 y Lo que no tiene nombre, 2013, todos
ellos publicados por Alfaguara), el teatro (Gato
por liebre, Que muerde el aire afuera, Sanseacabó, Se arrienda pieza y Algún día nos iremos, montadas por El
Teatro Libre bajo la dirección de Ricardo Camacho) y la crítica literaria.
Como poeta, ha publicado ocho obras: De círculo y ceniza (Ediciones Uniandes,
1989), Nadie en casa (Simón y Lola
Guberech, 1994), El hilo de los días
(Norma, 1995), Ese animal triste
(Norma, 1996), Todos los amantes son
guerreros (Norma 1998), Tretas del
débil (Alfaguara, 2004), Las
herencias (Visor, 2008) y Explicaciones
no pedidas (Visor, 2011). Ahora, la misma editorial madrileña publica Los habitados, un poemario que se
propone “dar voz a aquellos que han visto crecer dentro de sí la plata venenosa
del desasosiego, del miedo, de la disociación; a los encerrados que a menudo se
siente ajenos al mundo pero también a sí mismos, y que sin embargo son capaces
también de una lucidez que solo a ellos les pertenece, y que les posibilita ver
más allá de lo que otros vemos. Es también un conjunto de poemas que se acerca
al duelo con la serena tristeza del que sabe que debe conformarse con las
migajas de la memoria, y que la palabra es un instrumento de recuperación que,
aunque a veces precario, merece nuestro agradecimiento” [Texto de
contraportada]
Reproducimos uno de los poemas que presenta
a un grupo de hombres y mujeres enfrentados a una muerte violenta más.
LOS
OFICIOS
Mas alguien debe hacer el resto…
Juan Calzadilla
Instrumental
y guantes y antisépticos.
Alguien
trae una bolsa con un cierre
y
guarda cada prenda con cuidado de madre.
La
radio acompañando los oficios.
Quién
corta limpiamente, quién salva lo que aún vive.
Impavidez
y asepsia,
y
nieve en esta sala, nieve sobre los muslos azulosos,
un
par de estrellas muertas nadando en un mar turbio.
“la belleza final es cruenta y onerosa”
el
que apaga las luces, el que cierra las puertas,
el
que echa a andar los hornos,
el
que lava en la calle los signos del naufragio.
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