sábado, 14 de octubre de 2017

Historia de Fuente de Cantos


XVII JORNADA DE HISTORIA DE FUENTE DE CANTOS

Asociación Cultural Lucerna, Fuente de Cantos, 2017, 352 págs.
Coordinación de Felipe Lorenzana de la Puente
Presentación de José Ángel Calero Carretero.

   El pasado 6 de octubre, durante las sesiones del I Centenario de la muerte de Nicolás Megía fueron presentadas las Actas de la XVII Jornada de Historia de Fuente de Cantos celebrada en esta ciudad el 12 de noviembre de 2016. En ella se desarrollarlo ponencias de Juan Pedro Recio Cuesta (“Carlismo y guerras carlistas en la Baja Extremadura”) y Ángel Bernal Estévez (“Fuente de Cantos en los albores de la modernidad”), a las que siguieron comunicaciones de Felipe Lorenzana de la Puente (“Nota adicional a las Ordenanzas Municipales de Fuente de Cantos del siglo XVI”), Joaquín Castillo Durán (“Alonso del Corro Guerrero, secretario del Tribunal del Santo Oficio de Llerena y Conde de Montalbán”), Manuel Molina Parra (“Fuente de Cantos en el catastro de Ensenada”), Felipe Lorenzana de la Puente (“Los efectos del terremoto de Lisboa de 1755 en la parroquia de Fuente de Cantos”), Francico Javier García Carrero (“Navarrete Alcal, el guardia civil que ‘liberó’ Fuente de Cantos del ‘yugo marxista’”), José Iglesias Vicente (“Sabino Parra, el último testimonio de la Guerra Civil en Fuente de Cantos”) y José Lamilla Prímola (“Julián González García, un escultor fuentecanteño desconocido).
   Reproducimos un fragmento de la primera ponencia (“Carlismo y guerras carlistas en la Baja Extremadura”) en que se relata una de las correrías de los carlistas en el norte de la provincia.


   “En tercer lugar, en noviembre de 1873, en el contexto de otra expedición de menor envergadura, el brigadier don José Jara y García y el militar extremeños don Fernando Sánchez, comandando unos 1500 hombres, ocupaban, respectivamente, Villanueva de la Serena y Don Benito. Este último núcleo fue ocupado por la fuerza mandada por el cabecilla extremeño, y en Villanueva de la Serena, Jara hizo que la corta guarnición que defendía el pueblo –unos 65 carabineros, en unión con 30 nacionales y algunos vecinos liberales- se atrincherara en el fuerte habilitado, sin tener víveres y esperando a que los carlistas se marcharan. Los cabecillas Jara y Sánchez se llevaron un suculento botín de ambos pueblos; además, vieron aumentadas sus filas –dado que se les presentaron voluntarios casi un centenar de hombres- y se hicieron con unos 100 caballos. Hacia allí corrió en cuanto tuvo noticia de los hechos el brigadier cristino don Dionisio Marcilla, pero ya era demasiado tarde pues los carlistas. Tranquilamente, volvían a su cuartel general establecido en los núcleos cacereños de Alía y Guadalupe, que por aquel entonces se encontraban bajo el control de los partidarios de don Carlos” [p. 29]

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