XVII JORNADA DE HISTORIA DE FUENTE DE
CANTOS
Asociación Cultural Lucerna, Fuente de
Cantos, 2017, 352 págs.
Coordinación de Felipe Lorenzana de la
Puente
Presentación de José Ángel Calero
Carretero.
El pasado 6 de octubre, durante las sesiones del I Centenario de la
muerte de Nicolás Megía fueron presentadas las Actas de la XVII Jornada de
Historia de Fuente de Cantos celebrada en esta ciudad el 12 de noviembre de
2016. En ella se desarrollarlo ponencias de Juan Pedro Recio Cuesta (“Carlismo
y guerras carlistas en la Baja Extremadura”) y Ángel Bernal Estévez (“Fuente de
Cantos en los albores de la modernidad”), a las que siguieron comunicaciones de
Felipe Lorenzana de la Puente (“Nota adicional a las Ordenanzas Municipales de
Fuente de Cantos del siglo XVI”), Joaquín Castillo Durán (“Alonso del Corro
Guerrero, secretario del Tribunal del Santo Oficio de Llerena y Conde de
Montalbán”), Manuel Molina Parra (“Fuente de Cantos en el catastro de
Ensenada”), Felipe Lorenzana de la Puente (“Los efectos del terremoto de Lisboa
de 1755 en la parroquia de Fuente de Cantos”), Francico Javier García Carrero
(“Navarrete Alcal, el guardia civil que ‘liberó’ Fuente de Cantos del ‘yugo
marxista’”), José Iglesias Vicente (“Sabino Parra, el último testimonio de la
Guerra Civil en Fuente de Cantos”) y José Lamilla Prímola (“Julián González
García, un escultor fuentecanteño desconocido).
Reproducimos un fragmento de la primera ponencia (“Carlismo y guerras
carlistas en la Baja Extremadura”) en que se relata una de las correrías de los
carlistas en el norte de la provincia.
“En tercer lugar, en noviembre de 1873, en el contexto de otra expedición
de menor envergadura, el brigadier don José Jara y García y el militar
extremeños don Fernando Sánchez, comandando unos 1500 hombres, ocupaban,
respectivamente, Villanueva de la Serena y Don Benito. Este último núcleo fue
ocupado por la fuerza mandada por el cabecilla extremeño, y en Villanueva de la
Serena, Jara hizo que la corta guarnición que defendía el pueblo –unos 65
carabineros, en unión con 30 nacionales y algunos vecinos liberales- se
atrincherara en el fuerte habilitado, sin tener víveres y esperando a que los
carlistas se marcharan. Los cabecillas Jara y Sánchez se llevaron un suculento
botín de ambos pueblos; además, vieron aumentadas sus filas –dado que se les
presentaron voluntarios casi un centenar de hombres- y se hicieron con unos 100
caballos. Hacia allí corrió en cuanto tuvo noticia de los hechos el brigadier
cristino don Dionisio Marcilla, pero ya era demasiado tarde pues los carlistas.
Tranquilamente, volvían a su cuartel general establecido en los núcleos
cacereños de Alía y Guadalupe, que por aquel entonces se encontraban bajo el
control de los partidarios de don Carlos” [p. 29]
No hay comentarios:
Publicar un comentario