LAS ÓRDENES MILITARES EN EXTREMADURA
Federación Extremadura Histórica
Bartolomé Miranda Díaz y Rogelio
Segovia Sopo [coord.]
Almendralejo, 2015, 563 págs.
Las Órdenes Militares en Extremadura recoge las actas del I Congreso de
la Federación Extremadura Histórica celebrado en Garrovillas de Alconétar los
días 13 y 14 de marzo de 2015. En el acto se leyeron ponencias de Carlos de
Ayala Martínez (“Las Órdenes Militares en Extremadura en la Edad Media”), José
Luis Corral Lafuente (“El Temple en la Península Ibérica y en Extremadura”,
Juan de Ávila Gijón Granados (“La Orden de Santiago en la Extremadura del siglo
XVIII”), Fernando de Vargas-Zúñiga y Mendoza (“La orden de Alcántara y el Real
Consejo de las Órdenes”). El Congreso se cerró con la presentación del libro
Autos Capitulares y Definiciones manuscritas de la Orden de Alcántara, de José
María López de Zuazo y Algar.
Reproducimos un fragmento de la primera ponencia que deja constancia del
protagonismo de las Órdenes Militares en la reconquista de las tierras
extremeñas.
“La victoria de Jerez de la Frontera fue el principio del fin de la
efímera hegemonía de Ibn Hud. Poco después, en el invierno de 1232, el maestre
de Alcántara, junto al obispo y milicia concejil de Plasencia, conquistaron
Trujillo, y se adentraron en La Serena, al sur del Guadiana tomando Magacela y
Zalamea. Por su parte, también la Orden de Santiago contribuyó decisivamente a
abatir el dominio del caudillo andalusí en el flanco suroeste peninsular, y lo
hizo progresando sobre su eje de extensión meridional, el que, desde Mérida,
tenía por meta las tierras sevillanas. Lo cierto es que, entre 1234 y 1242, los
freires santiaguistas tomaron Medellín –en este, caso con la activa
colaboración de los freires alcantarinos-, Hornachos, Alange, Santa Cruz y el
territorio que se desplegaba en torno a Usagre y Llerena, alcanzando así, sin
el directo caudillaje del rey Fernando III, el borde de las tierras sevillanas.
Por aquellos mismos años, el maestre de Alcántara conquistaba Benquerencia y
probablemente consolidaba su presencia en La Serena ocupando, entre otras
villas y castillos, los de Zafra, Hornachuelos y Hornos”. [p. 39].
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