BURLAS Y VERAS DE DON JUAN
Jacobo Cortines
Sevilla, Fundaciónn José Manuel Lara, 2007, 265
págs.
Jacobo Cortines nació en Lebrija (Sevilla)
en 1946 y estudió Filosofía y Letras en la Universidad de Sevilla, de la que ha
sido profesor de Literatura Española. Entre sus publicaciones destacan las
traducciones de Petrarca; los estudios sobre Don Juan de Mozart (1992); Itálica
famosa (1995); la adaptación musical en español de El Barbero de Sevilla (1997); la recopilación de artículos Separatas de Literatura, Arte y Música
(2000); el libro de memorias Este sol de
la infancia (1946- 1956) (2002); y la edición de la Obra selecta I, II y III de Joaquín Romero Murube (2004). Como
poeta, es autor de Primera entrega, Sevilla, 1978; Pasión y paisaje, Barcelona, 1983; Carta de junio y otros poemas, Granada, 1994; Carta de junio y nuevos poemas, Sevilla, 2002; Consolaciones, Sevilla, 2004, libro por el que obtuvo el Premio de
la Crítica, Nombre entre nombres,
Sevilla, 2014, y Pasión y paisaje. Poesía
reunida (1974-2016), Sevilla, 2016. Una amplia antología de su obra ha sido
traducida al italiano Passione e
paesaggio (Poesie 1974-2016) al cuidado de Matteo Lefèvre, Roma 2017. Por
el conjunto de su obra poética ha recibido el Premio Internazionale Fondazione
Roma: Ritratti di Poesia, 2015. En 1996 ingresó en la Real Academia Sevillana
de Buenas Letras.
En 2007, la Fundación José Manuel Lara
publicó Burlas y veras de Don Juan, un conjunto de ocho ensayos sobre uno de
los mitos mayores de la literatura española y universal, que he leído en un
ejemplar que el autor, visitante del aula Guadiana el pasado mes de noviembre,
ha tenido la gentileza de enviarme. Desde su aparición en 1617 con el título de
El burlador de Sevilla (cuya paternidad se disputan Tirso de Molina y Andrés de
Claramonte, el personaje y su trágica trayectoria vital atrajo a numerosos
escritores tanto españoles (Alonso de Córdova y Maldonado, Antonio de Zamora,
José Zorrilla, los hermanos Machado), como extranjeros (Molière, Byron, Mérimée,
Alejandro Dumas), además de las versiones operísticas de Acciaiuoli Melani,
Bertati Gazzaniga o Mozart. Los textos,
a la vez rigurosos y amenos, desembocan en una consideración final que destaca
la doble condición del mito, a la vez sevillano y universal.
"Don Juan cristalizó en la Literatura y
en el Mito desde la propia identidad de Sevilla. Fue la ciudad con su historia,
su geografía, su religiosidad, sus tradiciones, su nombre y su renombre, la que
conformó al personaje de Don Juan y lo eligió para que la representase. Don
Juan surgió de Sevilla, pero no para quedarse en ella, sino para lanzarse al
mundo, cumpliendo el destino de una ciudad con vocación universal. Porque
Sevilla no era una, sino múltiple: oriental y occidental, pagana y cristiana a
un tiempo, tan europea como africana y americana, pícara e idealista. Una
ciudad que necesitaba otros espacios para no reducirse al pintoresquismo y a la
vulgaridad a los que le ha llevado su ensimismamiento último. Don Juan era un
sevillano que llevaba dentro de sí el germen de esa universalidad que
caracterizaba a su ciudad, y por eso encontró en los Molière, Mozart, Byron,
Zorrilla y tanto sotros escritores que no fueron sevillanos a sus más cabales
continuadores. Mientras Don Juan sea universal, será sevillano. Si por el
contrario se le intentase arrebatar esa universalidad, en aras de un acendrado
localismo, entonces no pasaría de ser una mera anécdota del nombre de
Sevilla" [pp. 252-253].
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