LA VIDA CONSTANTE
(Conversaciones en el
tránsito del milenio)
Miguel Ángel Muñoz
Mérida, Editora Regional,
Col. Entrevistas, 2018, 220 págs.
Prólogo del autor
Nacido en Cuernavaca (Morelos, México,
1972), Miguel Ángel Muñoz es poeta, historiador y crítico de arte. Además de
dirigir la revista Tinta Seca, ha trabajado, como comisario de exposiciones,
con numerosos artistas y publicado numerosos libros de ensayo. Como poeta es
autor de los poemarios Gravitaciones
(1999), Espacio y luz (2003), Convergencia (2003), Travesías (2004) y Cinco espacios para Rafael Canogar (2005).
Ahora, la Editora Regional de Extremadura
publica en su colección Entrevistas La vida constante (Conversaciones en el
tránsito del milenio) que reúne treinta y tres entrevistas, aparecidas en su
mayor parte en periódicos y revistas mexicanas, que ha agrupado en tres
bloques: “Aproximaciones. El lenguaje a través de los narradores” (el apartado
más numeroso: Juan Goytisolo, Álvaro Pombo, Ana María Matute, Javier Marías…),
“Argumentos. La revisión del pasado reciente” (historiadores como Hugh Thomas,
Raymond Carr, Miguel Artola, Juan Vernet…) y “Al pie de la obra. Los instantes
de la poesía” (Francisco Brines, Pablo García Baena, José Hierro, José Ángel
Valente y Ángel González). Sobre la naturaleza de la entrevista, el autor
considera en el prólogo: “Las conversaciones tienen algo de casual. Sintetizan
una azorada coincidencia de factores perceptivos que van más allá de la
inescrutable voluntad erudita. Cada entrevista nueva es algo así como un canto
rodado, una pequeña piedra en el aire que el creador lanza con fuerza en ese
mar que es el tiempo. En ocasiones deja un sonido; en otras, se pierde en la
transparencia del viento. Alguien convertirá en historia de los signos ese
sonido apenas oído” [p. 14].
Reproducimos un fragmento de una entrevista
del primer bloque hecha a Rafael Sánchez Ferlosio (La Jornada Semanal, 702, México, 17 de agosto de 2008).
¿Y el
ensayo es el género por excelencia para expresar su pensamiento?
Sí. Mis últimos trabajos son libros de
ensayos o, mejor dicho, son diversos textos publicados en periódicos que luego
se vuelven libro. Te podría decir que primero incurrí en la prosa y finalmente,
tras muchos años de gramática, encontré la lengua y sus problemas de
estructura. Estos son quizá, junto con las guerras estúpidas que hemos tenido
los temas que más me preocupan y me ocupan en mi trabajo diario. Por otra
parte, creo que a los hombres les gusta la guerra, siempre les ha gustado. Hay
que ver esas imágenes de los ataques de Israel a Damasco, donde los sirios
disponían de cohetes tierra-aire buscadores, y que por añadidura dejaban trazada
en el aire la estela de su recorrido. ¿La gente se refugió? No. Niños y jóvenes
subían a las azoteas y veían cómo el cohete sirio destruía el misil israelí;
toda Siria era júbilo y alegría. Entonces concluyes que la guerra le gusta a la
gente, aunque sea en su territorio. Nuestra civilización sigue teniendo por
centro la guerra, el poder y la victoria”. [pp. 27-28].
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