El pasado lunes visitó el Aula Literaria
Guadiana Gonçalo M. Tavares (Luanda, Angola, 1970) que habló de su obra en el
salón de actos del IES Donoso Cortés a alumnos de bachiller de este centro, del
IES Cuatro Caminos y del Colegio Claret. En un coloquio final, el escritor
respondió a preguntas de los chicos insistiendo en la necesidad de la soledad y
el silencio a la hora de escribir, en la condición obligada de la lectura (mil horas de
lectura por cada hora de escritura), que comparó, muy eficazmente atendiendo a
la edad de los chicos, con el primer tiempo de un encuentro de fútbol, imprescindible
para jugar el segundo (la creación), mientras recomendaba prestar atención
tanto a la tradición como a la modernidad, como aquel bizco, recordó, que
trababa tanto la vista que podía ver desde un miércoles los dos domingos.
Si todos somos políticamente correctos
(demócratas, tolerantes, solidarios, abiertos al extranjero que llama a nuestras
puertas…), ¿cómo es que la sociedad que conformamos no tiene casi ninguna de esas cualidades? ¿Qué hay detrás
de los rostros sonrientes que colgamos en la red? La literatura sirve entonces
para desvelar nuestra verdadera identidad y la esencial “perversidad” (en su
sentido etimológico) de la condición humana. Reflexionó, asimismo, sobre la
revolución informática en nuestras actitudes y en nuestro comportamiento (si
estoy junto a un amigo leyendo un correo electrónico de un conocido que reside en
otro país, ¿en qué sitio me encuentro realmente?, ¿es necesario acercarse a una
persona para acosarla?, cuando casi todos opinamos sobre un mismo tema en las
redes sociales ¿somos nosotros realmente los que elegimos el motivo de la discusión?...). De los textos del
cuadernillo entregado a los alumnos, procedentes de Short movies (2011), lacónicos e inquietantes “cortometrajes” en que el "narrador" es una cámara cinematográfica, reproducimos el titulado “El taxi”.
O
TAXI
Uma mulher levanta o braço. Está no passeio.
Não tem pressa, mas levanta o braço e acena com a mão. O táxi não pára. Está
vazio, mas não pára. A mulher veste calças elegantes, castanhas. Tem um lenço
ao pescoço. De novo, vemos a sua mão levantada a acenar. Outro táxi que não
pára. A mulher está a sorrir. É bonita. Levanta o braço de novo. Estamos sempre
a vê-la, a ver o seu entusiasmo sorridente. Mas não, de novo o táxi não pára.
Também vazio, mas não pára. O plano agora abre-se mais. Vemos a mulher, sim, as
suas calças elegantes castanhas. E, junto aos seus pés, um corpo inerte;
provavelmente morto.
EL TAXI
Una mujer levanta el brazo. Está en el
paseo. No tiene prisa, pero levanta el brazo y hace señas con la mano. El taxi
no para. Va vacío, pero no para. La mujer lleva unos pantalones elegantes de
color castaño. Lleva un pañuelo al cuello. De nuevo, vemos su mano levantada haciendo
señas. Otro taxi que no se detiene. La mujer está sonriendo. Es hermosa.
Levanta el brazo de nuevo. Estamos en todo momento viéndola, viendo su
entusiasmo sonriente. Pero no, de nuevo el taxi no para. También vacío, pero no
para. El plano ahora se abre más. Vemos la mujer, sí, sus pantalones elegantes
de color castaño. Y, junto a sus pies, un cuerpo inerte, probablemente muerto.
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