El pasado sábado, Manuel Pecellín Lancharro publicaba en el periódico Hoy una reseña, lúcida y amable, sobre
Fronteras, cuyo texto reproducimos con su autorización.
FRONTERAS
Sus caseríos, explotaciones agroganaderas,
gastronomía, tradiciones, leyendas, usos y costumbres,
medicina. canciones, refranero, personajes y habla populares, el régimen
autárquico allí sostenido, que el memorialista conoce como pocos (incluidos el
idioma portugués y el “portuñol”, de los que la obra recoge abundantes
muestras), nuclean estos relatos encantadores, con esa aura mágica capaz de teñir
incluso actividades tan duras como la de los contrabandistas o la de los
jornaleros. Más de una vez me ha traído a la memoria las novelas de su paisano
Luis Landero, con quien comparte admiración por ese “Macondo junto al Gévora”
(así lo llamé un día), donde ambos vivieron la infancia.
Es verdad que también se hacen excursos al aprendizaje
en Alburquerque; las andanzas juveniles por La Roca de la Sierra o la poca
feliz estancia en el Colegio Menor Juan XXIII, de Badajoz, mientras estudiaba
COU en el IES Zurbarán (homenaje a Enrique Segura Covarsí, el catedrático de
literatura).
Qué difícil resulta referirse fríamente a
una obra tan personal y emocionante, más aún si quien la escribe es alguien
como Manuel Simón Viola. Nos une una buena amistad; he compartido con él páginas
en HOY y numerosas entregas
colectivas; frecuentemente, nos hemos apoyado cada uno en trabajos del otro
para componer los nuestros; a menudo intercambiamos opiniones; nos hemos
encontrado en multitud de congresos, jornadas de estudio, concursos y debates
sobre cultura extremeña.
Se trata de un texto misceláneo, no
solamente por la pluralidad de sus contenidos, sino porque también acoge una
gavilla de páginas debidas a las plumas del padre, la madre y la propia hermana
de M. Simón Viola. Las aportaciones del primero son unos apuntes
autobiográficos que dejó compuestos aquel inteligente campesino, bien tocado de
espíritu comercial. Similares son los de la madre, otra mujer digna de
admiración. Las dos fraternas, “Guiris” y “Una historia en cuatro tiempos”, son
más bien de carácter etnográfico.
Del actual secretario de la AEEX, doctor en
Filología Hispánica, que sabe conducir un tractor e injertar olivos, se conocen
bien sus estudios sobre los escritores de nuestra tierra (siempre perfectamente
contextualizados dentro de la literatura española); la crítica de los mismos en
revistas y periódicos, así como las reediciones y los volúmenes antológicos que
de muchos de ellos ha preparado. Avalan su buen hacer obras como Extremadura ayer y hoy, La narración corta
en Extremadura- Siglos XIX y XX, Medio siglo de literatura en Extremadura, Literatura
en Extremadura 1984-2009, Ficciones. La narración corta en Extremadura a
finales de siglo o Periferias.
Ensayos sobre literatura extremeña del siglo XX.
Con Fronteras
se sitúa en el ámbito de la creación y, ciertamente, de modo no menos
afortunado. El pleno dominio del mundo que describe, la empatía hacia cuanto lo
compuso, la riqueza lingüística para describirlo en con los términos propios ya
fuera de uso (palabras y cosas se corresponde, según nos han enseñado desde
Platón a Foucault), la agilidad y brillantez de su prosa, constituyen
alicientes sobrados para comenzar una lectura difícil de dejar hasta la
finalización del libro.
Por allí, “al oeste del Edén”, se asentaron,
antes y después de la injusta expulsión (1492), numerosas aljamas judías, al
amparo de las facilidades que el tránsito de uno a otro país facilita. Las
poblaciones rayanas se sembraron de sinagogas medievales. Algunas resistieron
el paso de los siglos. Lo recuerda el
novelista, simpatizante con todos los “zarandeados por la historia”, que
mantiene en Valdecerillos la casa de sus abuelos. Siguen haciendo por allí “la
ruta por la sierra de La Lamparona hasta
la ermita de la Virgen de la Lapa (conocida
durante años como la patrona de los contrabandistas) por un empinado sendero
entre madroños, castaños y nogales, el puente que separa el Marco español
del portugués, y las pinturas rupestres del Vale do Junco o Lapa dos Gaviões”.
Se le puede acompañar en Frontera, que concluye con un sucinto, pero
sustancioso glosario.
Simón Viola, Fronteras. Badajoz, Diputación provincial, 2020.
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