POEMAS DE UN VIVO DESASOSIEGO
Mª José Fernández Sánchez
Badajoz, Ed. Editamás, 2022, 130 págs.
Prólogo de Ricardo Hernández Megías
Perteneciente a diversas asociaciones culturales
(UBEx, AEEX, BETURIA), Mª José Fernández Sánchez es poeta, narradora, colaboradora
cultural (también en redes) y columnista en el semanario Vegas Altas. Ha participado
en las entregas anuales de El vuelo de la
palabra y El cuento en Extremadura,
publicadas por el Ayuntamiento de Badajoz. Sus trabajos han sido reconocidos con premios
como el Navalvilla de Pela (de prosas y verso), el de poesía “Mario Roso de
Luna”, el primer premio "cartas de amor" (Don Benito y Cabeza del
Buey), finalista al "Porticvus" de poesía (Villanueva de la Serena), mención
de honor en el VIII "Certamen Revista Azahar" (Conil), el XXVI nacional
de poesía “Manuel José Quintana" (Cabeza del Buey) y fue finalista de dos
nanosolerías en "El Sol Sale por el Oeste" (Canal Extremadura, 2013).
Ha publicado libros infantiles, relatos y poemarios
como Paraíso (1999), Retazos de infancia (2004), El descuido de la rosa (2005), la
antología poética La Gruta de las
palabras (2007), el cuento infantil La bella golondrina y el viento (2009), La creación (2010), Retazos de infancia II (2012), el ensayo Dualidad
(2014), La cochinilla maravillosa
(2015), Piélagos del alma (2017), De la soledad que emana (2017) e Inventario de silencio (2017), y los cuentos
ilustrados ...Quito (2019) y El perfecto Olivín (2020). Ahora la
editorial pacense Editamás publica Poemas de un vivo desasosiego que reúne tres
bloques emparentados temática y formalmente, “Preludio y desesperanza”, “Dédalos
de miedo” y el bloque central que da título al libro. En el prólogo, el autor,
recogiendo una cita de unas “notas de la autora” liminares, considera: “la
poeta había descubierto el secreto que tanto ha inquietado a todo aquel que ha
querido plasmar por escrito las inquietudes de su tiempo: ser el portavoz de
las sensibilidades de la sociedad de la que ella misma forma parte, gozando o
sufriendo de sus vaivenes estructurales: ‘El poemario es una escucha social y
no defiende ningún sector político ni religioso: sino, en algunos poemas,
representa al sector de los oprimidos y, en general, expone los hechos de un
vivo desasosiego. Es por lo tanto un testimonio de la calle, en el que no tengo
porqué identificarme ya que no me pertenece como pensamiento; no obstante, lo
recojo con teatralidad poética y estilo propio’”. [p. 11]. Reproducimos una de
las composiciones del apartado central.
Arrabales
Vengo de los eriales, de la podredumbre, del asco;
de visitar el espanto y del hedor que rige la pena.
Vengo del dolor físico del fuego, del náufrago,
del
horror ante la necedad,
de la viva quemadura que levanta ampollas
ante
la injusticia.
He
aprendido
que el menosprecio es materia de vil huida,
de
abandono ante la cobardía,
fingir por encima del espanto la causa de la pena;
la ruindad del ser humano varado, hecho ripia,
apto para la pira crematoria del orgulloso,
del insensible, del pretencioso, ruin o bajo.
Vengo de los arrabales. Entre aquel tumulto
descubrí la soledad inmensa, el despoblado abandono,
la
lujuria de los acosadores,
la
sentencia perversa del insensato,
incapaz
de propagar la bondad
que
renueva al hombre.
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