MADRE
Virginia Campón Pérez
Mérida, Editora Regional de Extremadura, col. Escena
Extremeña, 2022, 182 págs.
Trad. al portugués de Inmaculada Carmona y Jesús
Crespo González
Virginia Campón, nacida en Cáceres, es actriz y dramaturga. Doctorando en Lenguas y
Culturas por la Universidad de Extremadura, Máster de Estudios avanzados de
teatro (UNIR) y Licenciada en Humanidades, estudió interpretación en la ETYDEX
de Extremadura. Está también diplomada en Locución y doblaje por el Instituto
del cine de Madrid, y ha participado en diferentes montajes teatrales del
ámbito nacional e internacional. Como dramaturga, ha escrito obras como La Tumba de Antígona; La noche de las Mariposas (Premio
FATEX), Gris, La muerte de los peces (Premio Calamonte Joven) o La Habitación (Premio mejor autor
extremeño); es también autora de Edén 2020, publicada en la Revista digital Sentido Figurado; así como del monólogo Sueños, publicado en la revista
semestral Estreno; ha participado en
"50 voces contra el maltrato", y firma también Fantasmas, obra breve incluida en la dramaturgia Un minuto de Justicia, publicada en
2019.
Cuenta con un importante número de reconocimientos, como el X Premio de Textos teatrales de Autor Extremeño, FATEX, 2018, por la obra Madre. Desde el 2019 pertenece al V Laboratorio Rivas Cherif. Debe destacarse su labor como autora y directora del texto Fantasmas de Agua, estrenada en octubre del 2019 dentro de la 42° edición del Festival de teatro contemporáneo de Badajoz y representada en el Ciclo de Mujeres creadoras en El Gran Teatro de Cáceres; actualmente está programada en la MAE de Extremadura y en gira internacional. Ha recibido el segundo premio Reinventando Europa de Europa Direct, con la obra El anillo de Ravensbrück en 2020. Con esta obra, una dura instantánea de las relaciones filiales, del peso de la culpa y de la responsabilidad, publicada en edición bilingüe en español y portugués„ Virginia Campón alcanzó el Premio de Textos Teatrales de autor extremeño-FATEX 2018, convocado por la Federación de Asociaciones de Teatro de Extremadura. Reproducimos un monólogo de la madre llevada por su hijo a una situación límite.
“Madre
está sentada en el sofá.
1
Una madre
tiene la obligación de defender a sus hijos... Siempre lo he hecho. Desde que
eran pequeños, he tenido cuidado de ellos. De que no les pasara nada: en casa,
en el colegio... Pero no se les puede proteger de la vida, de la sociedad, del
mundo...
José
Manuel, siempre fue un niño difícil, era travieso y no le gustó nunca estudiar.
Con dieciséis años empezó con sus trapicheos y yo prefería mirar para otro
lado. Mientras que no lo metieran en la cárcel... Además, nunca había hecho
daño a nadie. Eran pequeños robos y cosas de drogas... Nuestro barrio es...
¿cómo lo llaman? (Piensa). "Marginal". Yo digo pobre y sin recursos.
Todos los muchachos están en lo mismo, pero no son malos chicos, es que no
tienen salida.
Para mi
hijo la cosa se complicó cuando le detuvieron y tuvo que cumplir condena. Le
robó a una pareja de ancianos y no se le ocurrió mejor cosa que
"pinchar" al viejo para que le diera el número de la tarjeta de
crédito. Casi lo mata, pero fue un accidente. No es que lo esté defendiendo, es
que se le fue de las manos. Lo metieron unos meses en la cárcel y después lo
sacaron. Volvió muy cambiado. En vez de rehabilitarle, creo que la condena lo
sumió más en ese mundo. Estaba distante, como si fuera otro. Nunca ha querido
hablar de eso. Aunque me decía que lo había dejado todo, yo sabía que seguía
con sus chanchullos y líos. Nunca me he metido demasiado en su vida. Pero
después de aquello, creo que me distancié más de él. Quizás fue culpa mía, pero
no sabía qué hacer. Le despreciaba por lo que había hecho y solo quería que se
fuera lo más lejos posible de esta casa. Me daba lo mismo donde consiguiera el
dinero, si no venía a dormir, mejor. Lo único que no quería eran más problemas,
su vida me daba lo mismo. Mientras que no volverá a hacer daño…”. [pp. 17-18].
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