EXTREMEÑOS CONDENADOS A GALERAS
Delito y represión en tiempos de Felipe II
Jessica Carmona Gutiérrez
Badajoz, Diputación Provincial, Col Historia, 2015, 205
págs
Prólogo de Rocío Sánchez Rubio e Isabel Testón Núñez
Licenciada en Historia
por la Universidad de Extremadura, Jessica Carmona Gutiérrez /Villanueva de la
Serena, 1983) ha centrado sus trabajos en el análisis de la violencia y la justicia
en la Extremadura del periodo moderno, en el que se centra su trabajo de grado,
Violencia y conflictividad social en la Alta Extremadura a finales del Antiguo
Régimen. Ahora la Diputación de Badajoz publica Extremeños condenados a
galeras, centrado en los reinados de Carlos V y, sobre todo, Felipe II, quien,
tras la batalla de Lepanto, promulga la Real Cédula de 1572 con la intención de
surtir de remeros las escuadras de galeras. “Ladrones, violadores, asesinos,
desertores, vagabundos, gitanos o moriscos… serán los elegidos para este fin,
serán los condenados a galeras, procedentes de todas las justicias del reino y
por ende, de Extremadura”. La sumisión de la justicia al poder absoluto del
monarca fue total:
“El hecho de que no se dieran condenas menores de dos años se debió a que ‘las condenaciones que se ficieron de un año i medio, son infructuosas para las dichas galeras, porque de un año de exercicio en adelante son útiles los remos’. Es decir, era necesario un año para convertirse en un buen bogador, por lo que liberar a un hombre justo en el momento en que podría prestar mejor sus servicios era impensable. Se estableció como límite máximo diez años, y la razón, igual que ocurría con la pena mínima, era utilitarista. Durante este tiempo el reo había envejecido considerablemente por las duras condiciones a las que estaba expuesto y por tanto había perdido eficacia, convirtiéndose en un estorbo” [p. 95]
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