CUENTOS FAMOSOS
DE ÁRBOLES FABULOSOS Y ANIMALES ENOJOSOS
Gonzalo España
Bogotá,
Panamericana Editorial, 2007, 117 págs.
Ilustraciones de
Alexander Marroquín
Nacido en Bucaramanga (Colombia) en 1945, Gonzalo
España realizó estudios de economía en la Universidad de Antioquia, pero ha
sentido una marcada predilección por la narrativa de corte histórico y tono
juvenil con títulos como Historia imaginaria
de conquistadores e indios, Historia
imaginaria de amores y desvaríos, Historia imaginaria de sucesos
extraordinarios (publicados por Tres Culturas Editores) o Galería de piratas y bandidos de América (Ed.
Gamma). En 2007, la editorial Panamericana publicó una colección de diez cuentos
populares (de Perú, Colombia, Guatemala, Estados Unidos, Venezuela, Paraguay, Nicaragua
y México), herederos de “la triple herencia aborigen, europea y africana [que]
engendró una mitología mestiza que reelaboró los antiguos portentos hasta más
no poder. Desde entonces, las ceibas gigantes dieron en andar como alegres
comadres en plan de visita por las calles de La Habana […] en Paraguay
algunas flores de jardín iniciaron la costumbre de ahuyentar a los ladrones a
gritos y en Chile las niñas gustaron de transformarse en flores de camalote” [Presentación,
p. 13]
Reproducimos el cierre del relato
venezolano, “El árbol que subía al cielo”.
“No tardó en morir otro parroquiano que se
sumó al anterior, y la vida se tornó insoportable. Los muertos no sólo seguían
allí, sino que trajinaban sin rumbo día y noche por las calles y alcobas,
estorbaban en las cocinas, se metían en los baños, no descansaban ni dejaban
descansar nunca. Para colmo de males, era imprescindible alimentarlos, y como
si esto fuera poco, comían como buitres. En lo mejor de la noche les dio por
organizar unas ruidosa partidas de tabas que no tenían fin.
Entonces se
decidió sepultarlos que es lo que se hace hasta ahora, pues aunque se le buscó
por todas partes, se le encargó a viajeros que llegaban hasta regiones
distantes, se ofreció una gran recompensa para quien hallara otro de su
especie, e incluso se intentó cultivarlo a partir de diversas semillas, nunca
fue posible obtener una copia del árbol de trepara al cielo”.
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