LAS LLAMAS
Pere Gimferrer
Sevilla, Fundación José Manuel Lara, Col. Vandalia, 2018, 108 págs.
Epílogo de Aurora Egido
Prosista, crítico literario,
traductor y, ante todo, poeta, Pere Gimferrer (Barcelona, 1945) se consolidó
con Arde el mar (1966) como uno de
los referentes de la poesía española del siglo XX. En su dilatada trayectoria
poética, con obras en castellano y en catalán, sus últimos poemarios han sido Alma Venus (Seix Barral, 2012), El castillo de la pureza (Tusquets,
2014) y No en mis días (Fundación José
Manuel Lara, 2016). Ahora, la misma editorial, en su colección Vandalia
dirigida por Jacobo Cortines, publica Las
llamas, una compilación de textos fechados entre 2016 y 2017 que dialogan
con la tradición poética española y universal, construidos sobre un símbolo (el
fuego), presente ya en el libro 1966, cuya presencia en la historia de la
literatura rastrea la autora del epílogo, quien considera: “Todo el libro de Las llamas presupone una larga noche, ni
serena ni oscura, sino hermana del día, en contradanza. Y, siempre con San
Juan, hacia el símbolo de la llama (“¿Hay acaso otra llama de mi alma en el más
profundo centro?”), conformando poemas como quien dibuja un interminable ‘Pas
de deux”. Un ‘Ballet romantique’ de guante blanco, pintado por Miró, en el que
el calendario maya de la vida, con sus innumerables tiempos, destaca la fortuna
de morir en los oro de los ojos de la mujer dorada (“j’adore Dior”), donde
‘todo lo que en la noche resplandece’ se transforma en las “llamas del deseo de
vivir”. [p. 108].
Reproducimos una de las
composiciones que, como los demás poemas del libro, no aspiran a una
comprensión lógica sino que buscan una respuesta estética y emocional del
lector sobre los temas universales que aborda: el amor, el paso del tiempo, la muerte.
PINCELADA BLANCA
La noche de los ángeles ecuestres,
la luna al caminar blanca entre las tulipas,
la noche de las aves de rapiña de Aristófanes y la lechuza sobre el
olivar,
cartilla de los sueños razonados (racionados tal vez), el Walhalla del
aire,
el pasaporte rojo de los sueños,
la noche de los árboles ambulantes que emigran de lo oscuro a lo oscuro,
para ser un navío fantasma,
como, en sueños, a veces tropezamos por las habitaciones en penumbra,
la noche de la muerte iluminada,
la noche de la vida restallada,
la medida del ojo y del norte magnético en la brújula, el polo de la
vida,
la noche de los sueños, nube
insomne,
la noche que queríamos beber,
la fuente de la eterna juventud, acto de primavera:
somos jóvenes ya, fuera del tiempo,
en la inmortalidad de un capuchón de gasa.
23-XII-2016
No hay comentarios:
Publicar un comentario