lunes, 26 de agosto de 2019

Ahora


AHORA

José Antonio Zambrano
Valencia, Ed. Pre-Textos, Col. La Cruz del Sur, 2019, 71 págs.
Prólogo de Luciano Feria

   Reconocida su trayectoria poética con premios como el Ciudad de Badajoz (1989), el premio Constitución (1993) o el premio Extremadura a la Creación (2010), José Antonio Zambrano (Fuente del Maestre, 1946) ha sido incluido en todas las recopilaciones antológicas elaboradas en la región desde la ya lejana Poesía extremeña actual de 1977. Desde entonces ha ido entregando con una sostenida regularidad sus poemarios: Canciones y otros recuerdos (1980), Sonetos (1982), El libro de las murmuraciones (1984), Poemas de la espera y el canto (1984), Pavana para una voz y musas (1985), Coplas de la bella Edinda (1987), El rostro conocido (1989), Como una presunción (1994), Diario de los sitios (1995), La mitad del sueño (1999), Después de la noche (2000), la antología Poesía (1980-2000) al cuidado de Miguel Ángel Lama, Amor mío, la vida (2003), Las orillas del agua (2003), Soleares. A cantar las doce (24), Treinta minutos de libertad (2006), Apócrifos de marzo (2009), Tonás de los espejos (2013) y Lo que dejó la lluvia (2014).
   Su último libro, aparecido en la editorial valenciana Pre-Textos, es Ahora, con un prólogo de Luciano Feria titulado “Vivir simplemente. Dialéctica de la poesía en José Antonio Zambrano”, en el que el escritor segedano considera sobre su tarea poética: “De las muchas dimensiones conceptuales y emotivas que han sostenido la batalla dialéctica de José Antonio Zambrano, por ejemplo, la contienda entre el deleite de la palabra y la tortura de su consecución, o entre la luminosidad de reavivar los rescoldos del tiempo y el espejismo último de una experiencia así, la artística, tal vez a la postre inútil, personalmente yo destacaría como trascendental en sus zozobras la que han entablado poesía y vida, pasado y presente, como binomios colosales que han incendiado el alma del poeta durante estos años”. Su última entrega, “Ahora, es el intento y la realización por parte del poeta de vivir con la máxima plenitud el tiempo presente sin renunciar a la llamada contradictoria, agridulce, de la escritura”.
   Reproducimos una de las composiciones del libro.

TARDES DE ABRIL

Y ahora
disculpad esta presencia,
la mía,
la que no dice nada de sus culpas
como si no existieran
después de lavarlas
en el fondo de un río.

Bien sé
que lo que guardan los ojos
no sirve,
y que la nobleza no está en callar
y sí en las palabras que la salvan:
las usadas por un sol recién nacido
que nunca buscaron su rendición,
más bien se enaltecieron
ante el olor de su víspera.

Ahora
sobre lo raído
de un convencimiento,
caben algunas tardes de abril
distintas de otras veces.

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