viernes, 13 de marzo de 2020

De tormenta



DE TORMENTA
Historia de mi alma

Agustín Muñoz Sanz
Mérida, De la luna libros, 2020, 212 págs.

   Agustín Muñoz Sanz (12953) es médico y escritor que cultivado varios géneros literarios: el teatro (su obra Marco Aurelio fue estrenada en el teatro romano de Mérida en 2016), comedias y guiones cinematográficos, cuatro libros de ensayos históricos, un libro de viajes (En busca de Ítaca. Un periplo de conocimiento interior, 1992) y un diario (Diario de invierno, 2003). Como narrador, ha cultivado el cuento (La dehesa de los Bidasoa, 1992; Cuentos extremeños de Hoy, 1994; La voz del abuelo, 2000; Trece cuentos peregrinos, 2013 y El balneario, 2014) y la novela: El yacoi (1994), Aventuras y desventuras de un pícaro sueco (1997), Aunque sean soberanos los empeños (2009) y Los galgos del Papa (2016).
   Ahora, la editorial emeritense De la luna libros publica De tormenta, una biografía novelada en forma epistolar de un escritor real, el poeta, narrador y dramaturgo prusiano Heinrich von Kleist (1777-1811), olvidado en su época y rescatado tras su muerte (se suicidó con 34 años) por autores como Franz Kafka o Thomas Mann. Enfrentado a un destino adverso (un destino concebido al modo romántico como un itinerario vital impuesto contra el que es inútil rebelarse), Von Kleist vivió numerosas peripecias vitales, muchas en contra de su voluntad, por una Europa sumida en constantes enfrentamientos bélicos, que lo llevaron en varias ocasiones al escenario de la guerra y a la prisión, pero también a viajar por todas las ciudades de Europa (Roma, Berlín, Weimar, Praga, París…). En el prólogo al libro (“El alma aniquilada”), Vaz Leal considera: “Faltan más de cien años para que Kafka explique en su Carta al padre cómo sus temores y su malogrado anhelo de aprobación marcarán su existencia, y también para que el magistrado Schereber describa en sus Memorias de un enfermo de los nervios unos hechos que llevarán a Freud a hablar de sometimiento al padre omnipotente y a Schatzman de asesinato del alma. Historias coincidentes, al fin y al cabo, variaciones sobre el mismo tema: la búsqueda de reconocimiento de una personalidad truncada” [p. 12].
   Reproducimos un fragmento del primer capítulo en el que, desde una profunda convicción de derrota personal, el escritor anuncia su muerte.  

Berlín, en mi apartamento
Noviembre de 1811

No sé qué decir acerca de mí pues soy una persona inexplicable. Empiezo a escribir ahora una carta de despedida. Mi testamento espiritual. La historia de mi alma. Cuando acabe de redactarla, que puede ser, si me harto, dentro de un rato, en la siguiente página o dentro de varios días, entraré en la inmortalidad. Por la puerta grande. Un privilegio que se me ha negado hasta ahora. Lo haré –inmortalizarme-en la orilla serena del lago Wannsee, en Postdam, apenas a siete u ocho leguas al sur de Berlín. Allí iré dentro de muy poco tiempo para cerrar por fin el libro de mi biografía. En la tranquilidad horaciana que rodea al lago silenciaré para siempre al cerebro atormentado que me está dictado esta carta. Cuando me entierren, si acaso lo hicieran, me gustaría que en mi epitafio escriban lo siguiente:

“Vivió, cantó y padeció / eran tiempos tristes y afligidos /
Buscó aquí la muerte / pero encontró la inmortalidad”.

   Cuando esté cerca de mi futura tumba, dentro de unos días, dejaré instrucciones escritas a un buen amigo. Y, si no hubiera tumba, no me importaría ser alimento de los cuervos como tampoco preocupó a Diógenes el cínico. Solo pido que planten una piedra de negro granito o una lápida de mármol gélido como la muerte en el lugar donde encuentren mi cadáver. Nadie debe negar la última voluntad a un moribundo. Ni siquiera a un poeta maldito, a un escritor fracasado, a un ser humano deshumanizado porque ha dilapidado el saldo de sus sentimientos” [pp. 15-16].

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