jueves, 28 de diciembre de 2023

Los descalzos

LOS DESCALZOS

POESÍA COMPLETA (1976-2023)

Francisco Javier Irazoki

Madrid, Hiperión, 2023, 578 págs.

Texto liminar (“Casa definitiva”) de Fernando Aramburu.

   Francisco Javier Irazoki (Lesaka, Navarra, 1954) fue periodista musical en Madrid. Colaboraba en revistas como Disco Express (bajo la dirección de Erwin Mauch) y El Musiquero (dirigida por José María Iñigo). Formó parte de CLOC, grupo de escritores surrealistas. Desde 1993 reside en París, donde ha cursado estudios musicales: Armonía y Composición, Historia de la Música, etc. Como escritor, sus primeros poemarios editados fueron Árgoma (Estella, 1980) y Cielos segados (Universidad del País Vasco; Leioa, 1992), que incluía los tres volúmenes de versos escritos hasta esa fecha: Árgoma (1976-1980), Desiertos para Hades (1982-1988) y La miniatura infinita (1989-1990). Más tarde, Irazoki publicaría Notas del camino (Javier Arbilla Editor; Pamplona, 2002, con fotografías de Antonio Arenal), el libro de poemas en prosa Los hombres intermitentes (Hiperión; Madrid, 2006) y La nota rota (Hiperión; Madrid, 2009), cincuenta semblanzas de músicos de épocas muy variadas, desde el Renacimiento y el Barroco hasta los mejores creadores e intérpretes del jazz. En 2013 apareció el libro de versos Retrato de un hilo; en 2015, Orquesta de desaparecidos y la antología poética Palabra de árbol, y en 2017 Ciento cincuenta espejos. En 2019 vio la luz, en fin, el libro de poemas en prosa El contador de gotas. Esta es, junto con otras tareas como traductor y crítico literario, la notabilísima trayectoria literaria que evoluciona desde los tonos vanguardistas y rebeldes de los primeros libros hasta el registro “clásico” de la mayor parte de su producción. Los descalzos, que ahora publica la editorial Hiperión, recoge su poesía completa (como comenta Fernando Aramburu, su “casa definitiva”), aparecida entre 1976 y 2023, incluido un libro inédito, Música incinerada. No es posible compendiar en una breve reseña la extraordinaria riqueza de esta tarea de décadas. Sobresalen en este territorio motivos como la familia, la niñez y la juventud, la presencia de los marginados (exiliados del este de Europa, inmigrantes…), artistas no reconocidos en su época o perseguidos por todo tipo de tiranías, la denuncia de los infiernos nacionalistas…, todo ello mediante una expresión selecta y pulcra, de una notable fuerza metafórica presente usualmente ya en los títulos. Reproducimos dos composiciones de su último libro que acogen otras tantas estampas, la de los antepasados y la de los desposeídos (ambas tal vez asumidas en la condición de los “descalzos” del título).

EXCAVACIÓN ÍNTIMA

   Mis pobladores vacían su casa y se adentran en un yacimiento.

   Son arqueólogos y trabajan en un círculo pequeño. Han viajado con raquetas, guantes, escobillas, cuerdas, pinceles, cubos. Criban materiales, exhuman imágenes.

   Limpian cavidades subterráneas y extraen residuos del día en que vipor primera vez el rostro de mis padres.

   Analizan mis tumbas de dolores antiguos. La alegría y el placer se han convertido en  objetos de cerámica.

   Todavía con el barro del recuerdo, depositan todos los fragmentos sobre estas páginas. [p. 425].

BRINDIS ERRANTE

Las heridas de los siglos

viajan en maletas de deportados.

 

Los disidentes transportan

sus canciones de sed

en vagones de exilio.

La fuga es su equipaje.

 

Una muchedumbre extranjera

se palpa sus nombres para huir

de los campos de exterminio.

Son nombres que contienen

la música de las alambradas.

 

Todas las víctimas de la exclusión

extienden un mapa de desarraigos:

la noche diurna de la xenofobia.

Su bandera es la ausencia de bandera.

 

La identidad fue una cárcel,

on sus beatos, sus apóstoles

y sus oratorios ensangrentados.

 

La caravana de proscritos es mi faro.

Ante sus luces quemadas

brindaré por los hombres. [p. 433]

 

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