jueves, 23 de marzo de 2023

Sertorio

SERTORIO

Claudio Martín

Azuaga, Stela Literaria, 2022, 71 págs. 

   Nacido en Llerena, Claudio Martín funda en 1981 funda Paraíso de Tlaloc, una de las primeras compañías profesionales de Extremadura. Es con esta formación y con las obras Gracia Loca y Vivir en las nubes con las que recibe sus primeros galardones como director y escenógrafo. Es cofundador de la compañía Teatro de Papel en 1991. Fue nominado 2008 y 2000 al Premio Jara de Teatro Extremeño como mejor director por las obras Cyrano y El enfermo imaginario. En 2010 produce y adapta para la escena la novela de Oscar Wilde El retrato de Morían Gray, y gana el Premio FATEX al Mejor Autor Extremeño con el texto Mírame. En 2011 es primer finalista en la VI edición del Premio Internacional de Teatro Agustín González con La duda. En 2022 produce y dirige una libre versión de Tartufo de Moliére. Realiza cursos de dramatización para ayuntamientos, universidades populares y profesorado. Ahora la editorial Stela Literaria publica Sertorio, una pieza histórica protagonizada por el general sabino Quinto Sertorio (Nuria, 122 a. C. – Osca, 72 a. C.), el general romano exiliado en Hispania y enfrentado a Roma en el entorno histórico de transición entre la Roma republicana y la imperial del siglo I a. de C. Dos generales, Pompeyo y Metelo Pío serán enviados para combatir la deriva del militar rebelde que se ha rodeado de lugartenientes hispanos postergando a los romanos. Tal vez sea la historia la mayor fuente de inspiración del teatro escrito en todas las épocas y este es el caso en esta obra perfectamente documentada como confirma una “perspectiva histórica” final. Sertorio se nos presenta como un militar osado y astuto que se ha atraído la amistad y la admiración de los pueblos hispanos cimentada en leyendas como la de la cierva blanca que lo acompaña a todas partes (que confirmaría la protección de la diosa Diana), pero la obra recoge sus últimos  momentos, tras haber perpetrado un crimen atroz: ha asesinado a los hijos de dirigentes hispanos que tenía acogidos como alumnos (tal vez como rehenes), se ha aislado de sus propias tropas y se ha rodeado de hombres leales y traidores. Tras su muerte, también él será considerado un fiel servidor de Roma (Plutarco) o un traidor (Apiano). Reproducimos un fragmento de la escena II situada en el santuario, en que coro y druida le reprochan su crimen y anuncian veladamente los funestos acontecimientos futuros. 

         CORO.— Jóvenes vidas inocentes.

         SERTORIO.— (Con rabia) ¿Qué se puede esperar de unos hijos cuyos padres reniegan acobardados de sus promesas? ¿Qué honra llevará su descendencia? Esta desagradecida Hispania que no lucha siquiera por su libertad; dime tú, anciano: ¿merece piedad? (Pausa) Lo que hice fue en justicia, pero ante todo en desagravio por ingratitud. ¿Qué valor puedes dar entonces a esas vidas? ¿Para qué sirven ya, sino para ración de aves y perros? (Pausa. Aumenta su rabia) Antes de estar yo eran un pueblo bárbaro olvidado de futuro y esperanza. Yo, Quinto Sertorio, les creé un modo de vida, insuflé aliento donde el miedo y la barbarie había enraizado. Y ahora me desprecian como al tamo. (Con orgullo) Sí, no otro sino mi brazo, hundió la espada en lugar certero para acabar con ellos. Con qué torpeza se defendían, con qué evidencia me mostraban dónde herir.

         DRUIDA.— Te engañas, Sertorio. Tu elocuencia sólo aspira a justificar tu acción, pero no busques engañarme a mí y a estas sombras porque de nada te ha de servir; yo veo más allá y sé la verdad y ellas ven conmigo y también la conocen.

         SERTORIO.— Háblame claro, anciano, y no reserves lo que piensas.

CORO.— Ni cien jóvenes muertos apagarán tu veneno. Tú eres tu condena, pero no te alcanza el valor para ser tu verdugo.

         SERTORIO.— ¡Os daré muerte a todos, aunque solo sea por el placer de hacerlo!

         CORO.— No hay espada que cercene sombras, pues estamos y no estamos.

         DRUIDA.— Sertorio, ningún dios hará llover sobre el camino para ocultar el rastro de tu destino; tu suerte se esfuma como humo de sándalo. Aquellos hombres que se habían agrupado bajo tu bandera, aprovechándose de tus éxitos, ahora, que tu estrella declina, te abandonan. Todo usurpador vive y muere con su suerte”. [pp. 15-16].


lunes, 20 de marzo de 2023

Agua somos

AGUA SOMOS

Jesús J. de la Gándara Martín

Mérida, Editora Regional de Extremadura, col. Perspectivas, 2022, 175 págs.

Prefacio del autor

Epílogo (“La madre naturaleza y el agua que la fecunda”) de Tomás Calvo Buezas

   Jesús J. de la Gándara (Tornavacas, Cáceres, 1956) es Doctor en Medicina y Especialista en Psiquiatra. Ha sido Jefe de Servicio de Psiquiatría de Burgos y profesor de las universidades de Burgos (Enfermería, Educación) y Valladolid (Medicina). Entre sus distinciones destaca ser Colegial de Honor del Colegio Mayor San Bartolomé de la Universidad de Salamanca, Académico Corresponsal de la Real Academia de Medicina Cirugía de Valladolid, Vocal de Honor de la Asociación Española de Médicos Escritores y Artistas, miembro de la Art&Psychiatric Section of the World Psychiatric Association y del Colegio Español de Psiquiatras Eméritos. Ha publicado numerosos artículos y libros científicos y de ensayo, como Envejecer en soledad (1995), Comprar por comprar (1996), Los apellidos de la libertad (1999), Posmodernidad y salud mental (2010), El síndrome del espejo (2013), Cibernícolas (2016), Un nuevo mundo viene (2022), y los poemarios Signos Secretos (1985), Psicotropos (1997), La Tabla del 7 (1999), Milenio en Silos (2000), Vino (2013) y Agua (2014). Ahora la Editora Regional de Extremadura publica en su colección Perspectivas Agua somos, un libro singular que reúne los textos en dos bloques, “Humanaciones” en que el agua se dirige al lector en primera persona bajo todas sus manifestaciones (vapor, nieve, granizo, rocío, escarcha, lluvia, niebla, bruma, lago, mar, lágrima…) y un segundo apartado, “Acuefacciones”, con textos en tercera persona “que se dedican a explorar las complejas relaciones de la humanidad con las aguas” (clepsidra, acuarela, acuario, acueducto, alcantarilla…). Con un epílogo de Tomas Calvo Buezas, catedrático emérito de Antropología, que subraya la relación de estas composiciones con el entorno del Jerte (paisaje, leyendas, recuerdos infantiles…), los textos, muy cuidados formalmente, se mueven entre los registros poéticos y ensayísticos apoyándose en un altísimo número de citas (de etimología, literatura, filosofía, cultura popular…). Recogemos uno de los capítulos del primer bloque cuya expresión lírica permitiría su reproducción en verso.

 

SER VAPOR

   Después de evaporarme me sucedieron muchas cosas, como acomoda al inestable estado gaseoso y sus inaprensibles leyes y sutiles movimientos.

   La primera aventura fue convertirme en un duende vaporoso, ajeno a cualquier norma que pretendiese controlarme.

   Y así cada mañana, mientras ella se estiraba las arrugas del insomnio, yo la contemplaba desde el espejo, disimuladamente.

   Yo jugaba a empañarle la imagen y ella a desempañarla, acariciándome con sus dedos. Yo fantasma, vaho; ella imagen, luz; y su mano delicada abriéndome los poros para verse los suyos. Y yo licuándome, derritiéndome, chorreándome, agotándome.

    No imaginas qué complicidad: la ducha, su piel, mi humedad sobre ella, su mano sobre mi paño vaporoso, y entre ambos el espejo cómplice y clandestino, contemplándolo todo y sonriendo calladamente.

   Qué placer el de fluir por su piel, empapándola, hidratándola, embelleciéndola.

   Qué pasión la de volver a fundirme, húmeda y cálida, con el agua de su cuerpo.

   Qué entusiasmo, que so pretexto del vapor se haya despertado el amor, y haya orlado la siembra de la vida con el goce de los cuerpos. [p. 25].

 

 

  

   En 1648, el químico Jan Baptista van Helmont creó el vocablo gas, a partir del término griego kaos (desorden) para definir las características del anhídrido carbónico. Esta denominación se extendió luego a todos los cuerpos gaseosos y para comprender sus movimientos, cambios etc., los físicos más reputados han enunciado leyes complejísimas, como la de Boyle (1662), la de Charles (1787) o la de Gay-Lussac (1802) que tantos quebraderos de cabeza nos daban a los bachilleres.


jueves, 16 de marzo de 2023

Dominios del olvido

DOMINIOS DEL OLVIDO

Juan Antonio Paniagua

Mérida, Editora Regional de Extremadura, col. Geografías, 2023, 205 págs. 

   Juan Antonio Paniagua (Losar de la Vera, 1954) es Doctor en Filosofía y Licenciado en Teología; hasta su jubilación ha impartido clases de filosofía en institutos de enseñanza media, de los que en los últimos trece años ejerció la dirección. Es autor de Etnohistoria y religión en La antropología de Julio Caro Baroja (2003), y de los artículos "El homínido fabulador y los sistemas de creencias" publicado en Al Sur. Revista de Investigación y Experiencias Educativas (2003) y de "Extremadura en la obra etnohistórica de Julio Caro Baroja” (2002) y “Estudio etnográfico de Losar de la Vera" (2004, 2006 y 2007), ambos en la Revista de Estudios Extremeños. Ahora la Editora Regional de Extremadura publica en su colección Geografías Dominios del olvido, una novela negra cuya trama arranca con el viaje que Miguel, profesor español en un prestigioso centro educativo francés, realiza durante un año sabático a Fuentelobo de la Sierra, la aldea cacereña a la que se remonta su origen. A mediados de la década de los años cincuenta su madre queda embarazada del sacerdote y, estigmatizada en ese entorno rural, ha de abandonar el pueblo. Por esas mismas fechas, el sacerdote es asesinado en una carretera comarcal de tres disparos en unas circunstancias nunca esclarecidas. Estos son los “dominios del olvido” que pretende desvelar: el entorno provinciano en que su madre labró su desdicha y la muerte de su padre.  Tras varios viajes a otras ciudades (Madrid, Salamanca, San Sebastián) y numerosas entrevistas dos hipótesis van perfilándose ante él: un crimen político (el padre se enfrentó a las autoridades del Régimen que se oponían a construir un pueblo de colonización próximo a la aldea) o un crimen de honor (de un marido ultrajado). Muy bien documentada y erigida sobre un constante diálogo, la trama de la novela da testimonio de unas comunidad humana envilecida por los rumores, las versiones interesadas, las calumnias y la maledicencia. Reproducimos un fragmento de una de las entrevistas que pone al profesor tras una pista falsa. 

   “Quedé confuso observando su rostro. Era evidente que aquel tipo conocía mi identidad y lo que estaba buscando; y no era menos verdad que la mirada animal de sus ojos daba poco juego para sutilezas convencionales. Seguía confuso... En un momento dado, como un acto reflejo, saqué la cartera del bolsillo de la chaqueta y observé con satisfacción que disponía de billetes de 10 y 20 euros. No eran demasiados, pero suficientes. Los saqué y los puse sobre la mesa.

            —Me gustaría conocer si don Andrés estableció algún acuerdo con el traficante de café —aventuré ignorando sus comentarios y dando por supuesto que conocía toda la historia del homicidio—. Usted me habló del Murciélago —le recordé.

   Esperé su reacción con fingida entereza y observé que empezaba a mirar con avidez los billetes

            —¿Cuánto me darás? —preguntó relajando los músculos de la cara.

            —Dependerá de la información —le aclaré con un tono más suelto al contemplar su reacción ante la presencia del dinero.

            —¿Qué quieres saber?

            —¿Son ciertos los rumores que corrieron por Fuentelobo? ¿Contrató don Andrés al Murciélago para asesinar al cura? Se quedó mirándome con sus ojos enrojecidos y dilatados por la adicción al alcohol.

            —Hasta aquí llegó el rumor de que el cura bajaba las bragas a la mujer de don Andrés —aseveró de forma grosera.

            —¿Y cómo se enteró? —pregunté alargando un billete.

            —Por una carta que encontró en su casa. Estaba dentro de tina vasija de barro que escondía la fulana en una hornacina —subrayó humedeciendo los labios con la lengua—. Allí tenía la carta...” [pp. 160-161].

 

martes, 14 de marzo de 2023

Orden

ORDEN

Victoria Pelayo Rapado

Mérida, Editora Regional de Extremadura, col. Vincapervinca, 2023, 241 págs.

   Nacida en Zamora en 1960, Victoria Pelayo Rapado es Graduada en Derecho y colaboradora habitual del diario HOY de Extremadura. Su obra combina el perfil de narradora con la participación en revistas como Versión Original, Eñe, La Bolsa de Pipas, En Sentido Figurado (ESE), Rumorvisual, Ariadna, Generación Subway, Norbanova, Letras para crecer, Farraguas y Contamos todas: 29 narradoras de cuento de Castilla y León. Como narradora, ha sido reconocida con el Premio de novela corta Ciudad de La Laguna, 1986, por Una amistad corriente y con el correspondiente al XXI Certamen literario Manuel Oreste Rodríguez López, 2016, con la obra Preparativos. Fue finalista de la XVI edición del Premio Setenil 2019 al mejor libro de relatos con Malos días (2018); en 2021 publicó el volumen de cuentos Lo justo con la editorial Baile del Sol. Ahora la Editora Regional de Extremadura publica en su colección Vincapervinca Orden, un conjunto de siete relatos en cuyas tramas no es infrecuente que lo anómalo (lo insólito, lo extraño) irrumpa en la normalidad de la vida cotidiana (es decir, que venga a quebrar un orden): dos pasajeros de un autobús de línea intercambian sus asientos (de pasillo y de ventanilla) sin ser conscientes de que este hecho cambiará sus vidas, una mujer viuda alquila una habitación a un joven tras recibir referencias de que se trata de una “persona de orden”, una joven colombiana es contratada para atender a una anciana dependiente que vive con su hija y su nieta, una pareja coincide con unos conocidos en unas vacaciones a Cartagena de Indias, una mujer sola conoce a la excéntrica joven que será (junto con su novio) vecina de piso a partir de ahora… Una prosa precisa y fluida nos presenta unas vidas sometidas a las turbulencias del azar, a la perturbadora presencia de extraños, a los quiebros bruscos de  un destino del que no son dueñas. Reproducimos un fragmento del relato titulado “Banco cojo”, en el que una muchacha colombiana acepta la oferta de empleo en una extraña familia de tres mujeres que han convertido su vida en un infierno al que tratarán de encadenarla. 

   “Delia regresó a la cocina, a sus tareas, hoy de menú, verdura y pollo. Al fondo, ruido de puertas, cajones, pasos, otra vez cajones, pisadas y por fin la voz de Justa, como un trueno, a sus espaldas.

            -Dice mi madre que no encuentra las joyas -espeta Justa desde el umbral.

            -¿Cómo dice?, no entiendo... -Delia, sorprendida, se vuelve, tiene las manos grasientas, con una sujeta un pollo por las patas, con la otra le arranca la piel.

            -Sí, sí entiendes -contesta Justa, furiosa porque ha tenido que salir de estampida del colegio y dejar su puesto de trabajo, por su culpa ha dejado una clase a medias, para eso le paga, para que atienda a su madre, para no ser interrumpida durante su jornada laboral, y repite-: Dice mi madre que sus joyas no están en el joyero, que te las has llevado.

            -Jesús, María y José, señora Justa, usted sabe que yo no haría una cosa así, ay, Diosito, ¿cómo comprende?- Delia rompe a llorar, nunca, en todo el tiempo que lleva en este país ha cogido nada que no le perteneciera, nunca, en ninguna casa, siempre se ha ido con la cabeza muy alta de todos los sitios donde ha trabajado.

   Ha dejado el pollo en la encimera y se limpia las manos en el delantal, que se impregna de grasa.

            -Déjate de dioses y de vírgenes, las joyas tienen que aparecer, así que tú dirás.

            -Jesús, María y José, usted sabe que yo no he cogido nada, antes me corto las manos, usted lo sabe, señora Justa, me conoce, soy honrada, jamás, jamás me llevaría algo de esta casa”. [pp. 169-170].

 

lunes, 13 de marzo de 2023

La mala intención

LA MALA INTENCIÓN

Chelo Sierra

Cádiz, Ed. Talentura, 2023, 185 págs.

Premio de novela corta Ramiro Pinilla (2022)

   Chelo Sierra nació en Madrid, estudió publicidad y trabajó durante más de quince años como creativa publicitaria en distintas agencias de la capital. En 2009 se trasladó a vivir a Torremenga (Cáceres) y comenzó a escribir ficción. Es autora de los libros El síndrome de Peter Pan, Desencuentos, Los collares azules de Bleubaie, De nada, La mirada del  orangután —finalista del Premio Setenil al mejor libro de relatos publicado en Espetenta aña en 2017—, El efecto avispa, Bonsáis y Sesenta y dos vírgenes. A pesar de su relación tardía con la literatura ha tenido la oportunidad de explorar distintos géneros y ha sido premiada en más de una veintena de certámenes literarios: Ana María Matute de Narrativa, Ciudad de Coria de Cuentos, Relatos en Cadena de La Ser, Poesía Experimental de Badajoz, Artículos de Opinión Enrique Segovia Rocaberti, José Luis Castillo-Puche y Salvador García Aguilar de novela corta, entre otros. Columnista durante varios años en El periódico de Extremadura, actualmente colabora con la revista cultural El Ciervo.

   Ahora la editorial independiente Talentura publica La mala intención, novela que se alzó el pasado año con el premio de novela corta “Ramiro de Pinilla” y que se adosa ya desde el comienzo (Julia descubre el cuerpo de un hombre que ha sido asesinado de varios disparos) a la estructura de la novela negra: sigue una indagación policial, el interrogatorio a unos sospechosos hasta culminar en un desenlace imprevisto pero verosímil. Ahora bien, si la novela negra es una modalidad de la narración realista predominantemente urbana, La mala intención desborda resueltamente el referente elegido al prescindir de un propósito testimonial (característico del género) y ambientar la trama en un entorno rural (Ervilla, una aldea vagamente situada junto al río Tiétar) contemplado, además, con una perspectiva urbana, moderna, imaginativa, irónica y humorística. La cita con que se cierra la narración (“Ay ese afán por ver las cosas sin una pizca de imaginación y sensibilidad artística, ese apego solo a lo posible…”) confirman que nos encontramos ante una novela que se libera del encorsetamiento del modelo y da acogida a lo imprevisto y lo fantástico con una prosa consciente de su intención estética que rehúye las primeras soluciones formales (clichés, expresiones rutinarias…), muy culta y lúcida tanto en el relato de la indagación policial como en el de una historia de amor que va de la fascinación al desencanto. Reproducimos un fragmento “coral” de la presencia de la guardia civil en la taberna de la aldea.

    “El bar de Ervilla, que además de ser el bar de Ervilla también se llamaba así, no solo estaba abierto: estaba abarrotado; algo que tampoco era tan difícil porque era un rectángulo de ocho por cuatro, con una barra de ladrillo visto que ocupaba un tercio de la superficie. Chon, la dueña, tenía buen ojo para los negocios, sabía cuándo merecía la pena levantar la persiana y cuándo estar ahí al pie del cañón resultaba ser una actividad improductiva, como de asociación cultural, es decir, sin ánimo de lucro. Esa mañana había abierto temprano dispuesta a servir carajillos y copas de licor de bellota a tutiplén. Pensó que después de un acontecimiento como el que había tenido lugar en el pueblo, todo el mundo tendría ganas de comentar la jugada y aportar sus conjeturas en un lugar neutral. Y no se había equivocado. Allí se encontraba una buena parte de la población censada, en su mayoría hombres que habían dejado a medias el pastoreo de las cabras, el arreglo de una caldera, la poda de las higueras, el fileteado de los pollos o el encofrado de un pilar con tal de no perderse el debate. A la docena larga de varones había que añadirle cuatro señoras que, después del paseo matutino, se habían animado a entrar en el bar y ya se habían metido entre pecho y espalda dos descafeinados con leche y media docena de huesillos cada una y comenzaban a sentir las estrecheces de las mallas del Lidl en la zona abdominal.

   Los guardias entraron al local después de salvar las tres barreras que se encontraron: la puerta de madera hinchada por la humedad, la cortinilla anti-moscas de cordón de PVC y la humareda que se les echó encima en cuanto pusieron un pie en el suelo de baldosas hidráulicas del bar: hay días perturba-dores en que es imposible respetar las prohibiciones. Aparte de fumar, también estaba prohibido matar y mira tú el caso que. Teo y el guardia joven pasaron por alto el detalle porque no era ese pormenor sino un asunto mayor el que tenían entre manos, y por-que el ansia de tomarse un café caliente les convertía en seres vulnerables y mucho más tolerantes”. [pp. 125-126].

 

jueves, 9 de marzo de 2023

Lo que piensan los hombres bajo el agua

LO QUE PIENSAN LOS HOMBRES BAJO EL AGUA

Marino González Montero

Mérida, De la Luna libros, col. Lunas de Oriente, 2023, 96 págs.

   Marino González Montero (Almaraz, Cáceres, 1963) es profesor de secundaria en Mérida. Fundador de la revista de creación La Luna de Mérida, ha sido finalista en el Premio Setenil al mejor libro de relatos publicado en 2004 con su libro En dos tiempos. También ha publicado Tangos extremeños y Bulerías y los libros de cuentos Sedah Street, Diarios Miedos y Sed, así como los poemarios Incógnita del tiempo y la velocidad, Un estanque de carpas amarillas y La verdadera lengua de los pájaros. Es coautor del libro Puentes de Extremadura y de la edición ilustrada de La vida del Lazarillo de Tormes y autor de Rollos y picotas de Extremadura. Como autor teatral ha publicado The Tempest, una versión libre de la obra de Shakespeare, el poema épico-dramático La Bella Magalona así como el texto poético-dramático Aquiles. Ha escrito y dirigido obras como Muerte por Ausencia, LABERINTO: anatomía del presente y Satanás, así como distintas versiones de textos grecolatinos de Plauto, como Cásina, El Persa o Truculentus, y de Terencio, como El Eunuco, Heautontimorúmenos, Adelphoe, Phormio o Hecyra. Es autor y director del espectáculo flamenco Amapolas Negras.

   Ahora De la Luna libros publica el último libro de la colección de narraciones cortas “Lunas de Oriente” dirigida por Elías Moro Cuéllar y el propio editor, Marino González Montero, que ha elegido su postrera entrega para dar a la imprenta esta reunión de microrrelatos agrupados en cuatro bloques (“En la piscina”, “De compras”, “De bares” y “Las clases”). Todos ellos tienen en común un rasgo característico de la narrativa del “realismo social”: la elección por el narrador de unos espacios colectivos (una piscina pública, un supermercado, bares, un aula) en que no es inverosímil la irrupción de personajes de cualquier condición lo que otorga al conjunto un protagonismo coral y una perspectiva social, en tanto la mirada aguda de un observador atento da testimonio de un mundo variopinto y sorprendente contado con una prosa versátil y precisa. No es infrecuente que la mirada del narrador se vuelva hacia sí mismo, como sucede en la siguiente composición incluida en el tercer apartado (“De bares”).

   “Cuando llego, siempre está. Nunca sale antes que yo. Diríase que vive ahí, en lo que ya puede llamarse «su rincón». Tanto es el tiempo que ha empleado en desgastarse la espalda contra la pared, el codo derecho sobre la barra y los dos pies subidos en el soporte del taburete. Tres puntos tres. Los ojos, sin embargo, no se apartan del espejo que hay adosado a la pared. Desde allí observa a la gente y se observa a sí mismo. Nadie habla con él ni él habla con nadie. Su lenguaje se limita a una bajada de párpados para una copa más y un arqueo de cejas, como dos interrogaciones, para la cuenta. El camarero conoce ese código y se cuida mucho de articular palabra alguna. Acabo mi copa y me marcho, dejándole en «su rincón», como de costumbre. Nunca lo hago, pero hoy, no sé por qué, me ha picado la curiosidad y me he dado la vuelta al llegar a la salida. Había desaparecido. Al mirar el espejo he visto mi imagen enmarcada en la puerta”. [p.56].


martes, 7 de marzo de 2023

La huella luminosa y amarga de vivir

LA HUELLA LUMINOSA Y AMARGA DE VIVIR

Jesús Álvarez Gómez

Mérida, De la Luna libros, col. Lunas de Oriente, 2023, 118 págs.

   Nacido en Villalba de los Barros (Badajoz), Jesús Álvarez Gómez ha trabajado como pediatra de atención primaria en Badajoz, hasta 2021. Accésit del Premio de Novela Corta Gabriel Sijé de Orihuela en 1999 con Dos hombres frente al mar, y ganador del Premio de Novela Juan Valera de Cabra (Córdoba) con Un zorro en el camino, ha ganado asimismo algunos premios de relatos, y ha publicado con la Editora Regional de Extremadura El canto nocturno de los pájaros y otros relatos y la novela Tiempo de recordar tiempo de vivir. Ahora la editorial emeritense publica en su colección Lunas de Oriente La huella luminosa y amarga de vivir, que reúne tres narraciones extensas de corte existencial que presentan a unos seres humanos en pos de una felicidad posible pero improbable: una mujer irrumpe en las relaciones amistosas de tres jóvenes (convirtiéndose en una persona distinta para cada uno de ellos, una obsesión, una expectativa con el tiempo frustrada, una conquista fácil), una mujer huye de una relación tóxica para refugiarse en un santuario aislado junto al mar, otra relata las vicisitudes de un matrimonio que va desde la dicha a la infelicidad, todos ellos seres inocentes inmersos en esa corriente “luminosa y amarga de vivir”. Reproducimos un fragmento en el que una joven exótica penetra en la vida de un personaje (y de la de sus dos amigos). 

   “Cuando Eusebio Lima vino hace años con la fotografía que había comprado, esa avenida del Neva cubierta de nieve con una silueta humana difusa, llegó eufórico y, al momento siguiente, desolado. Me contó entonces la historia, que yo pensé era una más de las muchas que se inventaba. Irina vendiendo fotos artísticas en el Parque del Oeste, solitaria, esperando que alguien se interesara por ellas, preguntando su nombre si se decidía a comprarle una, y mirándose ambos después, convencido él de repente de que aquella mujer era la que había estado esperando toda su vida. ¿Y usted, cómo se llama?, acertó a preguntar Eusebio a su vez. Anonadado, sin saber qué decir cuando ella le respondió con aquel nombre que se colaría en su vida para siempre, sin saber cómo obrar, le pagó el precio convenido y se retiró poco a poco, sintiendo la pesadez de sus pasos como una lucha inconsciente entre permanecer y marcharse, una fuerza que entorpecía sus movimientos, a pesar de lo cual fue alejándose de la mujer. Pensó más tarde, buscando una explicación, que, justamente por estar convencido de que Irina era la mujer de su vida, tuvo miedo de no saber cómo actuar, miedo de perderla, y que su retirada sólo era una forma de retrasar el acercamiento definitivo, para volver mejor preparado y conseguirla. Logró detenerse a cierta distancia, se volvió y la miró de nuevo, sin que ella se diera cuenta. Comprendió que lo que había sentido cuando se miraron no había sido un presentimiento fugaz, que una fuerza poderosa, inexplicable, le convencía, sin lugar a dudas, de que aquella mujer extranjera, solitaria, como perdida, había llegado para dar sentido a subida, para iluminarla”. [pp. 14-15].

 

lunes, 6 de marzo de 2023

Si esto fuera una novela

SI ESTO FUERA UNA NOVELA

Pilar Galán

Mérida, De la Luna Libros, Col. La Luna del Norte, 2023, 217 págs.

    Nacida en Navalmoral de la Mata, Pilar Galán se licenció en Filología Clásica. Ha ganado, entre otros premios, el Certamen internacional de la UNESCO, Miguel de Unamuno, Cuentos de invierno, Helénides de Salamina, San Isidoro de Sevilla, Hermanos Caba; y ha sido finalista en el NH de cuentos, Ana María Matute y Max Aub. Ha ganado también el primer premio nacional de periodismo Francisco Valdés. Ha publicado siete libros de cuentos: El tiempo circular (EREX), Manual de ortografía, Diez razones para estar en contra de la Perestroika, Paraíso posible, Tecleo en vano, y La vida es lo que llueve (todos ellos en de la luna libros), y Túneles (Alcancía). Ha publicado cuatro novelas Pretérito imperfecto, Ocrán-sanabu, Ni Dios mismo, y Grandes superficies, y dos obras de teatro, Los pasos de la piedra y Miles gloriosus, todas ellas asimismo en de la luna libros. Publica, además, una columna de opinión, "Jueves sociales", en El Periódico de Extremadura, coordina varios talleres literarios y ha participado en numerosas antologías y revistas. Ahora la editorial emeritense De la Luna libros publica Si esto fuera una novela, un libro que se abre con una singular paradoja: niega en su título el género que inaugura en la nueva colección de la editorial, una discordancia menor si pensamos que la novela como género ha colonizado otras muchas manifestaciones narrativas. En sentido estricto, Si esto fuera una novela podría considerarse unas memorias que se mueven por el territorio próximo de la familia y tienen como protagonista esencial la figura de la madre fallecida. En breves capítulos que evocan con frecuencia un solo recuerdo, la obra prescinde de un desarrollo temporal progresivo (y por tanto de una trama) ajustándose al “camino no lineal de la memoria” consciente de que “la realidad siempre está por encima de la literatura”. Tras un largo periodo de silencio en una trayectoria narrativa notabilísima, Pilar Galán ofrece una obra de plena madurez con un fuerte sesgo emocional que da testimonio de unas vidas humanas en su existir, de unos padres, tras años de sacrificio, abocados al declive físico, a la enfermedad y a la muerte. La escritura se hace entonces necesaria y dolorosa: “Por eso escribo. Por eso duele tanto lo que escribo,  porque cada palabra sostiene el  peso de las que no están”. Reproducimos un pasaje en que recuerda los últimos momentos de la vida de su padre.

    “He estado sin escribir estos cinco años. No he sido capaz de tejer ficción ni realidad, solo he aceptado mandar al periódico cada semana una columna, porque sabía que si dejaba de hacerlo, el tiempo de curación iba a ser infinito. La columna ha sido mi muleta, mi bastón para no ir por la vida con los ojos cerrados, para seguir mirando.

   Antes ya había pasado otro periodo de sequía, pero no tan largo. Ocurrió tras la muerte de mi padre.

   Yo había sido capaz de desdramatizar siempre, y sacarle punta a todo para no venirme abajo, como defensa y como apuntalamiento también, pero el dieciocho de diciembre de hace seis años, una mediodía preciosa, con una luz que no era de diciembre, murió mi padre, y yo me enfadé con el mundo. Y lo que es peor, dejé de reírme. En lugar de dejarme vencer por la tristeza, que hubiera sido lo normal, me enfadé con el mundo que había permitido que muriera sin apenas cuidados paliativos, con esta celebración del dolor físico como penitencia no sabíamos muy bien de qué.

   Recuerdo muy bien la cara del médico que prohibió la sedación, y su nombre. No quiero olvidar sus ojos sin compasión mientras se inclinaba hacia el cuerpo de la persona que ya estaba más allá de ser mi padre. Mientras haya vida hay esperanza, nos dijo, a cambio de una noche de agonía que no tenía nada de celebración de la esperanza, y sí de ceremonia del sufrimiento de un hombre que iba a cumplir noventa y dos años”. [pp. 24-25].

 

jueves, 2 de marzo de 2023

Ramón Andrés en Don Benito



   El pasado viernes Ramón Andrés (Pamplona, 1955) visitó Don Benito  para ofrecen una lectura comentada de sus textos a alumnos de Bachillerato de los IES Cuatro Caminos y Donoso Cortés por la mañana y al público en general en la Casa de Cultura de la ciudad por la noche. Alternando la pulcra y levemente emocionada recitación de sus versos con comentarios sobre su gestación y sentido más profundo, el escritor contestó afablemente a las numerosas preguntas tanto de los chicos (como el que preguntó: “¿por qué te decantarías, por la música o por el silencio?) como del público adulto, evocando su niñez “musical” las ciudades en que ha habitado (Pamplona, Barcelona, Elizondo), sus varias vocaciones (música, filosofía, ensayo, poesía) y su concepción de esta última como consecuencia de un asombro (y un desacuerdo) ante la realidad. Toda una hermosa lección de elegancia, de reflexión y de literatura.