ESPAÑA Y EXTREMADURA EN TRANSICIÓN
Conversaciones con Enrique
Sánchez de León
Juan Sánchez González
Mérida, Editora Regional de
Extremadura, Fuera de colección, 2025, 516 págs.
Juan Sánchez González (Villanueva de la Serena, 1962) es Doctor en Historia Contemporánea y Profesor Titular de Historia Contemporánea de la Universidad de Extremadura. Miembro fundador del Seminario de Historia de Tiempo Presente, ha publicado diversos trabajos y algunas monografías sobre análisis del discurso político, el nacionalismo y regionalismo en España, y más concretamente sobre la trayectoria y el ideario regionalista en Extremadura. En los últimos años su actividad investigadora se orienta hacia la Historia del Tiempo Presente, el papel de los medios de comunicación en la sociedad actual, las lecturas que de la realidad aparecen en los medios, y los procesos de formación y conformación de la opinión pública, con especial dedicación a la etapa de la Transición española del Franquismo a la Democracia. Además de su estancia como profesor en la Universidad de París IV_Sorbonne, ha impartido cursos y seminarios en la Universidad de París VIII-Vicennes-Saint Denis, en la Universidad Degli Studi L’Orientale de Nápoles, y en la Escuela Nacional de Antropología de México. Ahora la Editora Regional de Extremadura publica España y Extremadura en transición, una extensa y pormenorizada conversación entre el historiador y el político extremeño que no solo traza la eminente trayectoria política de Sánchez de León tanto en España como en Extremadura entre la aprobación de la Ley Orgánica (1967) y las elecciones de 1982, como también dibuja el contexto político-social nacional y regional en esos años tan convulsos como fundacionales del futuro inmediato. A la pregunta del historiador sobre el papel de las movilizaciones callejeras en los primeros años de la Monarquía, el político contesta:
“Pero como te decía, el Estado, el Gobierno y las fuerzas de orden público dominaban claramente la subversión, aunque trascendiera un espectáculo de 'grises', obreros, estudiantes, etc. Aquello de Fraga de que 'la calle es mía' era una verdad, le pese o no a la versión posmoderna de los años 70. Y que conste -no se me malinterprete- mis respeto por tanto espíritu sincero y honesto de reivindicación y patriotismo de muchos de aquellos manifestantes que, a veces, se jugaban tanto su libertad como su integridad física.
Pero conviene precisar -aparte de que Franco muriera en la cama de un
hospital público, en el centro de Madrid y sin prácticamente vigilancia
policial- que en la lucha Estado-subversión gana el primero. Y que, en términos
generales, y dadas las circunstancias, la violencia no alcanzó las cotas ni las
desmesuras que interesadamente propalan ciertos sectores con afán
deslegitimador. Todo ese imaginario de huelgas, caballos montados, etc., es
cierto como que se dan, se dieron y se darán, en determinadas circunstancias,
incluso en los estados más democráticos. Y eso no es desdecir nada, sino
ratificar que la presión de la ‘calle’ existió, pero no fue determinante para
la Transición, sino uno de sus componentes”. [p. 155].

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