LA GUERRILLA PATRIÓTICA EN EXTREMADURA
(1808-1812)
Fernando Flores del Manzano
Mérida, Editora Regional, col. “Estudio”, 386 págs.
“Entre las muchas consecuencias que para la historia de España tuvo la invasión napoleónica y la Guerra de la Independencia, se cuenta como uno de los asuntos de mayor interés el fenómeno de la resistencia popular frente a la presencia francesa. Divulgado con enorme rapidez el bando de Andrés Torrejón, alcalde de Móstoles, la movilización espontánea conforma un movimiento guerrillero -y guerrilla será desde ese momento una palabra española para el mundo- que ocupa el interés de la Junta Central, el Consejo de Regencia o la Junta Suprema de Extremadura, de las que emanarán Reglamentos e Instrucciones fundamentales para entender el fenómeno. Todos estos asuntos se desarrollan en La Guerrilla patriótica en Extremadura (1808-1812), que analiza de forma sistemática este acontecimiento en sus diferentes tipologías: las Partidas de Cruzada, en las que resulta pionera la región, las de Cazadores, de Escopeteros y Tiradores, las Milicias, Compañías de Honor o de Milicia Honrada, hasta llegar a las Partidas regladas de acuerdo a las normas de las diferentes Juntas y la exótica legión de Downie. Al tiempo, cuestiones como la economía de las partidas, su difícil integración tras la guerra o las biografías de buen número de guerrilleros son recogidas en un panorama completo que permite la lectura comparativa con manifestaciones contemporáneas” [Texto de contraportada]
Uno de los graves problemas con que se enfrentaron las autoridades militares en Extremadura fue el de la deserción de unos campesinos obligados a tomar parte, mal equipados y sin apenas instrucción, en acciones militares: “Cuando se les pasó el entusiasmo derivado de la reacción fervorosa contra la ocupación enemiga, abundaron los arrepentidos, los que desearon dar marcha atrás, reintegrándose a sus hogares. Estos labriegos militarizados a la fuerza tuvieron que enfrentarse en campo abierto, en evidentes condiciones de inferioridad, a las bien pertrechadas y marciales tropas napoleónicas, en las que cada soldado llevaba su vistoso uniforme, sus fornituras, su reluciente armamento. Tras de cada batalla importante (Medellín, Talavera, Ocaña, Gévora...) se producía la estampida de los regimientos. Los desolados territorios extremeños se llenaban de dispersos y desertores, de lastimosos y erráticos soldados cuyo único criterio de orientación no era otro que dar cuanto antes con sus aldeas y casas natales” [Págs. 119-120]
Me encanta lo ameno y rigurosos que son los libros de Flores del Manzano. Recomiendo su lectura encarezidamente. El día 10 de mayo hará una presentación de su libro en cáceres. Yo ya he reservado mi sitio...
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