DOCE FRUTAS
Por el oeste, el sol desgrana dardos dorados que ahora, en noviembre, van dando a los alisos, apiñados junto al río, un leve tono metálico. Pasan día tras día por el camino hombres que esperan un trabajo que por acá quieren todos, como si caminaran jadeantes tras un futuro dichoso e improbable. Entre las ramas trina el ruiseñor, por ahí gorjea el gorrión, un poco como si la tarde repudiara el vasto silencio de los campos. Un último rayo de sol sufre sabiendo que la noche se aproxima. ¡Es un instante hermoso, no me lo negarás!
Por el oeste, el sol desgrana dardos dorados que ahora, en noviembre, van dando a los alisos, apiñados junto al río, un leve tono metálico. Pasan día tras día por el camino hombres que esperan un trabajo que por acá quieren todos, como si caminaran jadeantes tras un futuro dichoso e improbable. Entre las ramas trina el ruiseñor, por ahí gorjea el gorrión, un poco como si la tarde repudiara el vasto silencio de los campos. Un último rayo de sol sufre sabiendo que la noche se aproxima. ¡Es un instante hermoso, no me lo negarás!
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