viernes, 7 de noviembre de 2014

Reseña de 8 estampas extremeñas con su marco



   Reproducimos una reseña aparecida en Castilla. Estudios de Literatura 5, de la Universidad de Valladolid, firmada por Guadalupe Nieto Caballero.

FRANCISCO VALDÉS, 8 estampas extremeñas con su marco, ed. introd. y notas de Simón Viola y José Luis Bernal, Mérida, Editora Regional de Extremadura, 2013, 138 págs.

   La Editora Regional de Extremadura recupera, una vez más, autores, obras y temas extremeños en ediciones al cuidado de reconocidos especialistas. Fruto de este empeño, los doctores en Filología Hispánica Simón Viola y José Luis Bernal han retomado 8 estampas extremeñas con su marco, de Francisco Valdés. Con esta apuesta, los editores rescatan la figura de un autor periférico, pero indudable protagonista del contexto de las vanguardias históricas regionalistas, a la vez que actualizan la edición de las Estampas que publicaron en 1998 en el Servicio de Publicaciones de la Diputación de Badajoz. Las consumadas trayectorias de Viola y Bernal son un indiscutible sello de garantía, pues ambos se han acercado en otros trabajos y ediciones a la obra del escritor extremeño y al panorama literario en Extremadura en el siglo XX.
   Pese a la desatención crítica hacia su obra, Francisco Valdés conforma, junto a Eugenio Frutos, Enrique Díez-Canedo, Pedro Caba o Antonio Otero Seco, entre otros, la exigua pero interesante contribución del regionalismo vanguardista extremeño. El autor de las 8 estampas extremeñas se erige así en una voz de obligada consulta para entender la prosa poética y literaria en el primer tercio del siglo XX. El trabajo que reseñamos reivindica la figura de un escritor comprometido con su época y con su entorno.
   Si bien la trayectoria literaria de Francisco Valdés se inclina, preferentemente, hacia la crítica ensayística, las Estampas son otro ángulo más de la personalidad de este autor, manifestada en el conjunto de su obra —ensayística o creativa—, fundamentalmente poética. Sus planteamientos literarios parten de su innegable experiencia como lector. Valdés articula su obra en torno a la vivencia de la lectura —atenta y exigente—; de ahí que, como señalan Viola y Bernal, “sea tan escasamente experimentador y tan profundamente humano” (pág. 25). En las 8 estampas, Valdés se sirve del molde literario homónimo para reflejar sentimientos íntimos, una vivencia particular o un destello de la memoria a partir de la descripción de un paisaje —natural o humano— que se convierte en condicionante de las pequeñas tragedias que acontecen a sus personajes.
   La primera edición de las Estampas de Francisco Valdés apareció en Valladolid en 1924, en la colección privada “Libros para amigos” de CXXVI José María de Cossío. Esta primera apuesta —no venal— se articula en torno a cuatro textos, que serían ampliados hasta ocho en la segunda edición, de 1932, en la editorial Espasa-Calpe. Tras la muerte del autor, su amigo Enrique Segura Covarsí presentó en 1953 la primera edición crítica de la obra en la Biblioteca de Autores Extremeños. Ahora son Bernal y Viola quienes han asumido la tarea de rescatar y actualizar el legado de este “extremeño universal”, como lo calificaba Frutos.
   La presente edición pone al día algunos datos y referencias y, con gran tino, enmarca decididamente la trayectoria del escritor en el panorama literario del primer tercio de siglo en Extremadura y en el contexto de la Edad de Plata. Con respecto a la actividad literaria en la región, Viola y Bernal destacan con acertado criterio cierto desfase cronológico con respecto a las tendencias de la capital y la fidelidad de los escritores extremeños a las formas asimiladas durante su formación, peculiaridades que encajan con la naturaleza de estas estampas. En cambio, en el conjunto de su prosa literaria, Valdés demuestra una increíble puesta al día con tendencias y autores coetáneos o inmediatamente anteriores.
   El volumen de 8 estampas extremeñas con su marco se abre con el análisis del contexto literario de la época, enfocado, sobre todo, al ámbito extremeño. Tras esta introducción, los editores proponen un acercamiento a la biografía y trayectoria literaria de Francisco Valdés.
   Es interesante, en este sentido, el apartado titulado “el hombre ilustrado”, donde se perfila la figura de un autor que, lejos de verse limitado por un entorno rural, accede a una educación y experiencias cosmopolitas en la línea de la joven literatura. Su estancia en la capital le brinda la oportunidad de asistir a tertulias y cenáculos literarios en los que coincide con autores noventayochistas y novecentistas, cuya impronta se deja notar claramente en las cuatro primeras estampas. A partir de aquí, el análisis se centra en 8 estampas extremeñas con su marco. Así, se plantea la superación del debate entre tradición y vanguardia, naturaleza e historia y entre historia e intrahistoria en la obra, o la justificación del empleo del modelo literario de la estampa y las concomitancias e influencias de otros autores en los textos. Resulta asimismo esclarecedor el detallado análisis filológico de la estructura, lengua y estilo de las estampas, donde se nos muestra a un autor comprometido ética y estéticamente con su época. La primera parte de estudio de la obra se cierra con una selecta y completa noticia bibliográfica que recoge, de un lado, las obras de Francisco Valdés y las pertinentes ediciones críticas; de otro, la bibliografía específica sobre el autor.
   En cuanto al conjunto de las Estampas, los editores anteponen un breve pero minucioso estudio a cada texto. Este análisis se completa con las notas a pie de página dentro de la estampa que resuelven algunos términos poco comunes o relegados casi por completo al olvido —localismos, voces terruñeras y castizas, arcaísmos o términos concretos de labores y oficios principalmente—, pero también palabras creadas ad hoc por el propio autor. Asimismo, Viola y Bernal incluyen en las notas aclaraciones sobre las resonancias literarias e históricas que recorren las estampas, fruto de esa indudable vocación y práctica lectora de Valdés. La mayor parte de estas evocaciones están impregnadas de un cierto poso de melancolía y desencanto, de la inevitable aceptación de la pérdida del paraíso.
   Los editores también dejan patente los profundos cambios en el pensamiento y sensibilidad de Valdés a lo largo de una década marcada por el regreso a Don Benito, las agitaciones políticas y sociales de la Segunda República o la deriva ideológica del autor hacia posiciones extremas en los últimos años de su vida. En “Las Retamas” —posiblemente la estampa más lograda y la única coetánea al momento de la escritura—, el autor despliega una emoción personal al describir su finca como una arcadia —“et in arcadia ego”— que ha sido arrasada por el éxtasis político republicano. Las Estampas de Valdés presentan un duro “marco” —de ahí la inclusión del término en el título— que contrasta con la visión arcádica y evadida de las Estampas campesinas extremeñas de Reyes Huertas. El marco valdesiano propone una realidad lacerante y melancólica de los pueblos extremeños.
   El presente volumen ofrece al lector, en suma, las claves para entender la prosa creativa de Francisco Valdés, un autor periférico de la Edad de Plata, pero cuya contribución ha sido, sin objeción, imprescindible para entender el contexto de las vanguardias históricas regionalistas. El estudio de su prosa creativa y literaria y, más a fondo, de 8 estampas extremeñas con su marco —la obra que articula este volumen— se erige en una reivindicación sincera y necesaria de su trayectoria. Viola y Bernal rescatan así una obra que, gracias a su edición crítica, acerca al lector la sensibilidad y la evidente puesta al día de Valdés con los presupuestos estéticos de la época.

GUADALUPE NIETO CABALLERO
Universidad de Extremadura

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