sábado, 26 de febrero de 2022

Joaquín Montaner


JOAQUÍN MONTANER CASTAÑO

Nuevas aportaciones biográficas y poéticas de un villanovense olvidado

Agustín Jiménez Benítez-Cano, Dionisio A. Martín Nieto y Ángel María Ridruejo Cabezas

Villanueva de  la Serena, A. C. Torres y Tapia, 2022, 414 págs.

Justificación de la edición de Agustín Jiménez Benítez-Cano

    A pesar de que por fecha de nacimiento podría haber pertenecido al grupo poético del 27 (nace el mismo año que Pedro Salinas), Joaquín Montaner Castaño (Villanueva de la Serena, 1892 – Barcelona, 1957) nunca abandonó sus orígenes modernistas en una prolífica producción literaria que se abrió a numerosos géneros: el ensayo, la poesía, el teatro y los géneros narrativos. Nos encontramos, como ya insinúan los autores en el subtítulo ante un caso más de “fruto tardío” que la historia de la literatura ha preterido tal vez algo injustamente. Creador precoz, con una enorme facilidad para la versificación, Montaner publicó numerosísimas obras, algunas premiadas con galardones prestigiosos. Fue lo que sucedió con el libro de poesía Misisipí que recibió el Premio Nacional de Literatura de 1949 (junto con La espera, de otro extremeño, José María Valverde) o Don Ramiro el Grande, premio Ciudad de Barcelona de 1951. La presente edición traza una documentada biografía del escritor, tanto en su faceta de escritor como en la de su personalidad pública que alcanzó una notable relevancia cuando fue nombrado miembro del comité de la Exposición Internacional de Barcelona de 1919: “Por los méritos en la Exposición le llegaron a Montaner honores distinciones como el ser elegido Académico Correspondiente de 1a Real Academia de la Historia y de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando; y que el rey Alfonso XIII firmara en 15 de abril de 1930 el decreto del Ministerio de Instrucción por el que se le concedía a Joaquín Montaner el grado de Comendador de la Orden de Alfonso XII”. [p. 106]. 

   Aunque abandona Extremadura en su niñez, Montaner siempre mantuvo una estrecha relación emocional con la región (se relacionó con Luis Chamizo, Francisco Valdés o Arturo Gazul): “Yo soy levantino por la rama paterna, con resonancias de Alicante y de Mallorca, y extremeño la mía y por la de mi madre, que nació en Trujillo. Amo a Cataluña y a Extremadura por igual, y en las dos tierras duermen los míos. A Cataluña corresponden muchos versos líricos, mi drama La casa de las lágrimas, mi Poema de San Roque y el mirlo maravilloso, y mi segunda novela. A Extremadura, otros versos, mucho teatro, El águila y el olvido, el poema Misisipí y mi primera novela, Don Ramiro el Grande, Premio Ciudad de Barcelona” [p. 146].

   Al estudio biográfico acompañan, en esta edición, un interesante apéndice que incluye una autobiografía incompleta y numerosas cartas. En un segundo bloque se reproducen textos inéditos del escritor, desde un poemario íntegro (Rimas del licenciado Valdés) a bloques de composiciones dispersas (“Poemas menores”, “Juegos y lágrimas”, “XX sonetos” y un “Himno a Roma”). Reproducimos una de las composiciones del poemario citado, marcada, como las demás, por referentes clásicos.

 

Ladrones han entrado esta mañana

donde Licio atesora sus riquezas

y han asaltado, entre doscientas piezas

que eran el galardón de que se ufana,

 

la pluma del Marqués de Santillana,

las lentes de Quevedo, las bellezas

del Góngora, cien chistes y agudezas,

y un libro de la lengua castellana.

 

Vendiéronlo, cobrando tanta suma

por las piedras, y plata y por el oro

que a los mismos ladrones les extraña.

 

Los lentes, la gramática y la pluma

tendréis que abandonárselos al moro

porque a nadie le importan en España.


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