POESÍA REUNIDA
[2001-2021]
José Antonio
Zambrano
Mérida, Editora Regional de Extremadura, Col. Poesía. Serie Mayor, 2022, 393 págs.
Edición,
introducción y notas de Miguel Ángel Lama
José Antonio Zambrano (Fuente del Maestre,
1946) es autor de una extensa y notabilísima trayectoria poética de la poesía
española de las últimas décadas. El profesor Miguel Ángel Lama había preparado
una primera antología titulada Poesía
(1980-2000) para la editorial De la luna Libros, que recogía composiciones
de doce poemarios, desde Canciones y
otros recuerdos (Universitas Editorial, 1980) a Después de la noche (Calambur, 2000), ambos prologados por Ricardo Senabre. Ahora el mismo estudioso prepara esta segunda antología de otras dos
décadas de creación poética de Zambrano. Los poemas proceden de los libros Amor mío, la vida (2003), Las orillas del agua (2003), Soleares. A cantar las doce (2004), Treinta minutos de libertad (2006), Apócrifos de marzo (2009), Tonás de los espejos (2013), Lo que dejó la lluvia (2014) y Ahora (2019) además de incluir siete
poemas inéditos. En la introducción a la obra (“Aspirar a un poema. Lecturas de
la poesía de José Antonio Zambrano”), el profesor Lama recuerda algunas
aproximaciones a su obra en prólogos a sus poemarios de Miguel Casado, José Luis Bernal, Alonso Guerrero, Ramón Pérez Parejo o Luciano Feria y subraya la profundidad humana y los valores formales de
su obra: “El insistente pulimento a que somete sus libros el escritor extremeño
es proverbial, y es el culpable de esa consideración que tiene del oficio de
escribir –insisto- como tarea afanosa en pos de la palabra más precisa. Esto es
visible también en la concepción del libro como un todo orgánico que necesita
una estructura, una disposición que suele servir también de supersignificante
de la intención del poemario” [Introducción, p. 22]. Reproducimos una de las
composiciones inéditas.
QUÉ MÁS PUEDO
PEDIR
Qué más puedo
pedir
si este día
tiene el celo pegadizo de otros
y cabecea como
rama de encina.
Hay en su
entorno
una mancha de
agua
que impide fijar
su simpleza
el rumbo compulsivo
de un secreto,
sin menguar lo
que aloja
el peso de los
párpados,
y sin temer que
nada
ocupe este
renglón como tu nombre,
como tú misma
vestida
únicamente de pudor.
Y aún así
qué podré
detener de esta visión,
de esta gris
norma de soledad
si por tus lados
todo
abre mi puerta y
vive.
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