EL PLACER DE
CONTEMPLAR
Joaquín Araújo
Barcelona,
Ediciones Carena, 2015, 103 págs.
Prólogo de Jorge
Riechmann
Nacido en Madrid, Joaquín Araújo es un
naturalista cuya trayectoria empezó a ser conocida en amplios círculos en 1975
cuando Félix Rodríguez de la Fuente lo llamó para colaborar en El hombre y la tierra, la conocida serie
de televisión de la que se hizo cargo cuando este falleció en un accidente de
helicóptero en Alaska (en marzo de 1980). Progresivamente, Araújo fue abriendo
el abanico de sus preferencias hasta convertirse en periodista, escritor,
editor, conferenciante, divulgador, pero también en selvicultor, agricultor y
ganadero. Miembro de la Real Academia de las Artes y las Letras de Extremadura,
su relación con nuestra comunidad se acentuó cuando descubrió, según confesión
propia como “un intenso flechazo”, la comarca de Las Villuercas, en donde posee
una vivienda y una finca (Vento) cerca de los Ibores, en el corazón de la
comarca cacereña. Como escritor, ha publicado un gran número de estudios
monográficos con títulos como Bosques de
España, Agua, La cultura rural, Parques nacionales de España, La sonata del
bosque, La sed del agua…, en que no faltan obras centradas en nuestra
región: Monfrague, parque natural,
Extremadura, espacios naturales, Guadiana, un río que se esconde o
Biodiversidad en Extremadura.
En mayo del pasado año, la editorial barcelonesa
Carena publicó El placer de contemplar,
una obra que se inscribe en la tradición de las misceláneas, tan propias del “hombre
universal” del Renacimiento (en oposición al “especialista” que define nuestro
presente), interesado por las más diversas facetas del conocimiento y tan
característica de una personalidad, la del propio Araújo, que se acerca a la
naturaleza, ya con la mirada del científico, ya con la del ensayista reflexivo,
ya con los ojos del poeta. En el prólogo, Jorge Riechmann define con precisión
el lugar en que esta obra singular quiere situarse: “Produce y consume y produce y consume en una rueda sin fin –tal es
el imperativo que gobierna nuestra sociedad biocida. Frente a esta rueda
mortífera –la del carro de Moloch-, sabemos que podríamos conjugar unos pocos
verbos salvadores: dejar ser, fluir, nutrir, cuidar, amar. En este libro
necesario, Joaquín Araújo nos llama la atención sobre otro verbo necesario -tan
necesario-: contemplar” [p. 11]
De la diversa gama de textos que componen el
libro (ensayos, poemas, aforismos líricos o meditativos…) seleccionamos cuatro haikús
En lontananza
paisajes que se
fugan
quietas
montañas.
Busqué en el
bosque
y encontré lo
que ya soy:
brasas de otoño.
Nuestros
tímpanos
también
agradecidos:
abril cantando.
Desterrados los
bosques, nos
quedan solo
ruido y
nostalgia.
Joaquín Araújo presenta su obra el próximo
jueves, 10 de marzo, en el Hotel vegas Altas a las 20,30, invitado por la Asociación
de Antiguos alumnos del Colegio Claret de Don Benito.
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