martes, 23 de octubre de 2018

Gonçalo M. Tavares en Don Benito






   El pasado lunes visitó el Aula Literaria Guadiana Gonçalo M. Tavares (Luanda, Angola, 1970) que habló de su obra en el salón de actos del IES Donoso Cortés a alumnos de bachiller de este centro, del IES Cuatro Caminos y del Colegio Claret. En un coloquio final, el escritor respondió a preguntas de los chicos insistiendo en la necesidad de la soledad y el silencio a la hora de escribir, en la condición obligada de la lectura (mil horas de lectura por cada hora de escritura), que comparó, muy eficazmente atendiendo a la edad de los chicos, con el primer tiempo de un encuentro de fútbol, imprescindible para jugar el segundo (la creación), mientras recomendaba prestar atención tanto a la tradición como a la modernidad, como aquel bizco, recordó, que trababa tanto la vista que podía ver desde un miércoles los dos domingos.
   Si todos somos políticamente correctos (demócratas, tolerantes, solidarios, abiertos al extranjero que llama a nuestras puertas…), ¿cómo es que la sociedad que conformamos no tiene casi ninguna de esas cualidades? ¿Qué hay detrás de los rostros sonrientes que colgamos en la red? La literatura sirve entonces para desvelar nuestra verdadera identidad y la esencial “perversidad” (en su sentido etimológico) de la condición humana. Reflexionó, asimismo, sobre la revolución informática en nuestras actitudes y en nuestro comportamiento (si estoy junto a un amigo leyendo un correo electrónico de un conocido que reside en otro país, ¿en qué sitio me encuentro realmente?, ¿es necesario acercarse a una persona para acosarla?, cuando casi todos opinamos sobre un mismo tema en las redes sociales ¿somos nosotros realmente los que elegimos el motivo de la discusión?...). De los textos del cuadernillo entregado a los alumnos, procedentes de Short movies (2011), lacónicos e inquietantes “cortometrajes” en que el "narrador" es una cámara cinematográfica, reproducimos el titulado “El taxi”.

O TAXI

  Uma mulher levanta o braço. Está no passeio. Não tem pressa, mas levanta o braço e acena com a mão. O táxi não pára. Está vazio, mas não pára. A mulher veste calças elegantes, castanhas. Tem um lenço ao pescoço. De novo, vemos a sua mão levantada a acenar. Outro táxi que não pára. A mulher está a sorrir. É bonita. Levanta o braço de novo. Estamos sempre a vê-la, a ver o seu entusiasmo sorridente. Mas não, de novo o táxi não pára. Também vazio, mas não pára. O plano agora abre-se mais. Vemos a mulher, sim, as suas calças elegantes castanhas. E, junto aos seus pés, um corpo inerte; provavelmente morto.

EL TAXI

   Una mujer levanta el brazo. Está en el paseo. No tiene prisa, pero levanta el brazo y hace señas con la mano. El taxi no para. Va vacío, pero no para. La mujer lleva unos pantalones elegantes de color castaño. Lleva un pañuelo al cuello. De nuevo, vemos su mano levantada haciendo señas. Otro taxi que no se detiene. La mujer está sonriendo. Es hermosa. Levanta el brazo de nuevo. Estamos en todo momento viéndola, viendo su entusiasmo sonriente. Pero no, de nuevo el taxi no para. También vacío, pero no para. El plano ahora se abre más. Vemos la mujer, sí, sus pantalones elegantes de color castaño. Y, junto a sus pies, un cuerpo inerte, probablemente muerto.

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