sábado, 1 de abril de 2017

El pico de la cigüeña


EL PICO DE LA CIGÜEÑA
Cuentos populares españoles ilustrados

José Soto Vázquez, Ramón Pérez Parejo, Hanna Martesn y Enrique Barcia Mencío
Madrid, Cultiva Libros, 2015, 55 págs.
Ilustraciones de Fermín Solís

   Este primer volumen de relatos de la colección El pico de la cigüeña, inicia, en edición bilingüe español/inglés, una colección de “cuentos de la tradición popular europea recogidos en Extremadura, cuidadosamente seleccionados, adaptados e ilustrados. Cuentos de ayer, de hoy y de siempre  sobre dragones de siete cabezas, príncipes valientes, hombres malvados, flautas mágicas… Cuentos para viajar y soñar, cuentos inolvidables que siempre formarán parte de nosotros, de nuestros miedos, de nuestras ilusiones, de nuestro sentido de la justicia o de la dignidad y de nuestra manera de ver el mundo” [Texto de contraportada]
   Esta primera entrega recoge, con unas notables ilustraciones de Fermín Solís, tres cuentos (“El dragón”, “La flor del lilión” y “El zurrón del pobre”) que los editores han adaptado a partir de las versiones recogidas por Marciano Curiel Merchán de Cuentos extremeños (Madrid, CSIC, 1944; la Editora Regional de Extremadura publicó la obra en 2006 en una edición a cargo de María Luisa Montero Curiel y Pilar Montero Curiel). Reproducimos el arranque de uno de los relatos, “El zurrón del pobre”.

   "Esto era una moza muy guapa que un día fue por agua a una fuente. Al llegar al pozo, se quitó unos anillos muy bonitos que tenía y los colocó en el brocal para que no se le cayeran dentro del agua. Pero al marcharse con los cántaros llenos, se olvidó de los anillos.
   Ya cerca de su casa, se acordó de ellos, dejó los cántaros y fue a buscar sus alhajas. Cuando llegó, ya no estaban sobre el brocal. Junto al pozo, se encontró con un pobre, a quien preguntó si había visto tres anillos. El pobre le contestó que sí, que los había encontrado y los llevaba en el saco de las limosnas y que, si los quería, metiera la mano dentro para cogerlos. Confiada la moza, introdujo la mano y el pobre la empujó y la metió dentro del saco.
   Con el zurrón y la moza dentro, iba el pobre pidiendo limosna por el pueblo y al llegar a las casas decía:
         -Canta, zurrón, canta, que si no, te doy con la palanca.
   Y la moza entonces cantaba esto, llorando de pena:

Por los tres anillos de oro
que en la fuente me quedé,
adiós, padre, y adiós, madre,
             que ya no os volveré a ver".[pp. 47-48]

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