lunes, 20 de marzo de 2023

Agua somos

AGUA SOMOS

Jesús J. de la Gándara Martín

Mérida, Editora Regional de Extremadura, col. Perspectivas, 2022, 175 págs.

Prefacio del autor

Epílogo (“La madre naturaleza y el agua que la fecunda”) de Tomás Calvo Buezas

   Jesús J. de la Gándara (Tornavacas, Cáceres, 1956) es Doctor en Medicina y Especialista en Psiquiatra. Ha sido Jefe de Servicio de Psiquiatría de Burgos y profesor de las universidades de Burgos (Enfermería, Educación) y Valladolid (Medicina). Entre sus distinciones destaca ser Colegial de Honor del Colegio Mayor San Bartolomé de la Universidad de Salamanca, Académico Corresponsal de la Real Academia de Medicina Cirugía de Valladolid, Vocal de Honor de la Asociación Española de Médicos Escritores y Artistas, miembro de la Art&Psychiatric Section of the World Psychiatric Association y del Colegio Español de Psiquiatras Eméritos. Ha publicado numerosos artículos y libros científicos y de ensayo, como Envejecer en soledad (1995), Comprar por comprar (1996), Los apellidos de la libertad (1999), Posmodernidad y salud mental (2010), El síndrome del espejo (2013), Cibernícolas (2016), Un nuevo mundo viene (2022), y los poemarios Signos Secretos (1985), Psicotropos (1997), La Tabla del 7 (1999), Milenio en Silos (2000), Vino (2013) y Agua (2014). Ahora la Editora Regional de Extremadura publica en su colección Perspectivas Agua somos, un libro singular que reúne los textos en dos bloques, “Humanaciones” en que el agua se dirige al lector en primera persona bajo todas sus manifestaciones (vapor, nieve, granizo, rocío, escarcha, lluvia, niebla, bruma, lago, mar, lágrima…) y un segundo apartado, “Acuefacciones”, con textos en tercera persona “que se dedican a explorar las complejas relaciones de la humanidad con las aguas” (clepsidra, acuarela, acuario, acueducto, alcantarilla…). Con un epílogo de Tomas Calvo Buezas, catedrático emérito de Antropología, que subraya la relación de estas composiciones con el entorno del Jerte (paisaje, leyendas, recuerdos infantiles…), los textos, muy cuidados formalmente, se mueven entre los registros poéticos y ensayísticos apoyándose en un altísimo número de citas (de etimología, literatura, filosofía, cultura popular…). Recogemos uno de los capítulos del primer bloque cuya expresión lírica permitiría su reproducción en verso.

 

SER VAPOR

   Después de evaporarme me sucedieron muchas cosas, como acomoda al inestable estado gaseoso y sus inaprensibles leyes y sutiles movimientos.

   La primera aventura fue convertirme en un duende vaporoso, ajeno a cualquier norma que pretendiese controlarme.

   Y así cada mañana, mientras ella se estiraba las arrugas del insomnio, yo la contemplaba desde el espejo, disimuladamente.

   Yo jugaba a empañarle la imagen y ella a desempañarla, acariciándome con sus dedos. Yo fantasma, vaho; ella imagen, luz; y su mano delicada abriéndome los poros para verse los suyos. Y yo licuándome, derritiéndome, chorreándome, agotándome.

    No imaginas qué complicidad: la ducha, su piel, mi humedad sobre ella, su mano sobre mi paño vaporoso, y entre ambos el espejo cómplice y clandestino, contemplándolo todo y sonriendo calladamente.

   Qué placer el de fluir por su piel, empapándola, hidratándola, embelleciéndola.

   Qué pasión la de volver a fundirme, húmeda y cálida, con el agua de su cuerpo.

   Qué entusiasmo, que so pretexto del vapor se haya despertado el amor, y haya orlado la siembra de la vida con el goce de los cuerpos. [p. 25].

 

 

  

   En 1648, el químico Jan Baptista van Helmont creó el vocablo gas, a partir del término griego kaos (desorden) para definir las características del anhídrido carbónico. Esta denominación se extendió luego a todos los cuerpos gaseosos y para comprender sus movimientos, cambios etc., los físicos más reputados han enunciado leyes complejísimas, como la de Boyle (1662), la de Charles (1787) o la de Gay-Lussac (1802) que tantos quebraderos de cabeza nos daban a los bachilleres.


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