TEXTOS AUTOBIOGRÁFICOS DEL PINTOR ISAÍAS DÍAZ GÓMEZ
Isaías Díaz Gómez
Badajoz, Diputación Provincia, 2020, 268 págs
Presentación y preparación de Román Hernández Nieves
Isaías Díaz Gómez (Romangordo, 1898 – Madrid, 1989) nace en el seno de una familia
campesina que decide vender su patrimonio y marcharse a Madrid. Obrero, con
estudios de magisterio y profesor de dibujo en varios centros educativos,
trabajó también en un par de periódicos madrileños. Como pintor se formó en la
Academia de San Fernando (en donde coincide con Salvador Dalí) y fue discípulo
de Vázquez Díaz además de frecuentar los círculos artísticos de la capital por
esos años (Círculo de Bellas Artes, tertulias, Ateneo…). La obra que
ahora ve la luz recoge textos autobiográficos que no llegan a configurar una
obra unitaria y que el preparador agrupa en cinco bloques. Del quinto de ellos
reproducimos un fragmento.
[Personas famosas que conoció en El Sol. Es herido en la defensa de
Madrid]
El Sol
“Conocí en
El Sol a Ramón Sánchez, buen escritor pero como persona un tanto original,
también a Fernando Vela, secretario de La
Revista de Occidente, y a Pepín Fernández [asturiano], que le tocó ir a
África, hizo una novela de su estancia allí, Blocao, que tuvo un buen éxito y le valió su biografía en el
Espasa, un poco antes que la mía en el orden alfabético. También conocí a
Adolfo Salazar, crítico de música, a Rodolfo Halter, buen músico, tan bueno
como su hermano Ernesto o mejor según el criterio de los más entendidos. Por
cierto, nos quedamos sin hacer el ballet Boda de rumbo y es que la Guerra Civil
nuestra acabó con tantas cosas, que a poco acaba con nosotros. Desde el
4-1-1937 [sic] arrastro un tiro en la pierna derecha que me dieron con mucha
suerte…, me partieron el fémur en Majadahonda donde les cortamos el paso, para
por el Pardo a Fuencarral, por donde querían cortar el agua a Madrid. De todas
maneras, me hubiera quedado en el Jarama o en Guadalajara, según me contaban
los compañeros de la Primera Brigada Móvil de Choque, que era el cuerpo en que
estaba, cuando venía alguno de ellos herido al Hospital Obrero de Cuatro
Caminos, que es donde estaba hospitalizado y estuve unos cinco meses en que fui
trasladado para dejar la cama libre para otras posibles bajas que pudiera haber,
pues se iba a operar en la Casa de Campo y se calculaba en muchas bajas que
podía haber” [pp. 198-199].
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