REVERSIBLES
Victoria
Pelayo Rapado
Valladolid, Castilla Ediciones, 2024, 141 págs.
Victoria Pelayo Rapado (Zamora, 1960) es Graduada en Derecho y escritora que cuenta con
diversas publicaciones como Malos días,
(2018, De la luna libros, Finalista XVI edición del premio Setenil); Lo Justo, (2021, Baile del Sol); Orden, (2023, Editora Regional de
Extremadura). Ha recibido los premios Ciudad de la Laguna, 1986, por Una amistad corriente. Y el Manuel O.
Rodríguez López, 2016, con el relato "Preparativos". Ha colaborado en
revistas: Versión Original; EÑE; La
bolsa de pipas; En sentido figurado;
Y en la antología de relatos Contamos
todas. 29 narradoras de cuento de
Castilla y León (Castilla ediciones); Además es colaboradora habitual en el
diario Hoy de Extremadura desde el
año 2020. Reversibles reúne ocho
relatos de contornos realistas (episodios verosímiles, personajes que parecen
tomados del natural…, “todo lo que sucede en Reversibles ya ha pasado alguna vez a alguien” ) que con una notable
eficiencia estilística (precisión, riqueza léxica) reflejan un presente
complejo y convulso en tramas que poseen un propósito testimonial en que los
personajes individuales comparecen también en el relato como representantes de
grupos sociales amplios (como la joven violada de “De repente, Musa” que
denuncia la brutal violencia masculina o el morador de “El otro Mediterráneo”,
asediado por un mar creciente que, debido al cambio climático provocado por el
hombre, debe abandonar su vivienda situada junto a la playa). Otros relatos contienen
tramas éticas, íntimas o sentimentales como el boxeador sonado de “En la basura”
que conserva en su nuevo mundo de derrotado su integridad moral, o las distintas
parejas de varios relatos, unidos por relaciones superficiales (todos, al fin,
como se titula uno de los relatos, “vecinos temporales”): jóvenes amantes cuya
relación se malogra cuando deciden vivir juntos, la mujer casada decidida a
abandonar a su marido imitando así la separación de unos amigos…, todos ellos,
hombres y mujeres “reversibles”, esto, es volubles, tornadizos, marcados por la
insatisfacción pero sin querer resignarse a esa “infelicidad normal” que parece
aquejar a todos, con unos desenlaces narrativos verosímiles pero sorprendentes.
Reproducimos un fragmento de “El otro Mediterráneo”.
“Antes
de abandonar el piso lo recorrió por última vez, entró en cada habitación, tocó
las paredes, se sentó en su cama y en la de invitados; se ajustó al hueco del
sofá marcado por su cuerpo durante tantos años, ¡cuántas películas había visto
allí sentado!; acarició los muebles, los objetos que no podría llevar consigo y
que en unos días o semanas queda-rían a merced del agua. Tenía ganas de llorar
otra vez. Abrió los armarios, tocó su ropa, la que había decidido abandonar,
palpó los pantalones, las americanas que hacía años que no usaba, metió la mano
en el hueco de los zapatos, pronto se llenarían de agua, repasó los libros, los
que se convertirían en comida para peces, acarició sus lomos, los adorados
títulos, sólo se llevaba unos pocos, los que cabían en una caja. En la cocina
abrió las puertas de cada armario, allí se quedaban la cristalería que se trajo
de casa de sus padres, el juego de cuchillos, los cubiertos de diario,
cazuelas, sartenes, electro-domésticos, libros de recetas, allí se quedaba lo
que había formado parte de su vida; ahora tocaba empezar otra. La idea de que
todos aquellos ajuares, incluidos los suyos, los de sus vecinos y los de todos los
edificios de la ciudad, supondrían una contaminación sin precedentes cuando se
hundieran en el mar le distrajo por unos segundos. Y qué me importa la
contaminación del mar, maldito e mar, que se hubiera quedado en sus límites,
pensó”” [pp. 121-122].
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