El enigma del mayordomo impasible
Un hombre de negocios, muy acaudalado, se encontraba en el dilema de marchar a París, en donde debía asistir a una importante reunión de negocios, o permanecer en su casa de Nápoles a la espera de una urgentísima carta de la que dependía un negocio de miles de euros. Finalmente, decidió marcharse. Desde la capital francesa escribió a su mayordomo una carta en estos términos: “Recordarás, Giovanni, que esperaba una carta muy importante para mí. Seguramente habrá llegado ya. Entra en mi despacho, abre el tercer cajón de la mesa de mi escritorio, verás unas cintas de vídeo, una pistola y una caja de madera lacada. Ábrela: la llave que verás en ella es la del buzón; dentro, encontrarás la carta de que te hablé. Enviámela por correo certificado y urgente a esta dirección”.
Y añadía la dirección de París. Pero nada sucedió. Harto de esperar y muy malhumorado, regresó a Nápoles, dispuesto a pedir explicaciones a su mayordomo. Cuando le preguntó irritado por qué no había seguido sus órdenes, este contestó:
-No tengo la más mínima idea de lo que me está diciendo, señor. ¿Le sirvo el té en el salón?
Y añadía la dirección de París. Pero nada sucedió. Harto de esperar y muy malhumorado, regresó a Nápoles, dispuesto a pedir explicaciones a su mayordomo. Cuando le preguntó irritado por qué no había seguido sus órdenes, este contestó:
-No tengo la más mínima idea de lo que me está diciendo, señor. ¿Le sirvo el té en el salón?
Giovani no pudo leer la carta que le mandó el jefe indicándole donde estaba la llave del buzón, porque no pudo abrir el buzón. ¡Que se lo hubiera avisado por telegrama urgente!
ResponderEliminarY dos: ¿En qué quedamos? La casa del rico desnortado estaba en Nápoles o en Madrid?
¿Qué, me gané el libro?
Un abrazo