viernes, 25 de marzo de 2022

Juan Ramón Santos en Don Benito




   Con la presencia del Alcalde de Don Benito, José Luis Quintana, recibimos en el salón noble del Museo Etnográfico de Don Benito la visita de Juan Ramón Santos (Plasencia, 1975) con la que se cierra la actividad del Aula Literaria Guadiana este curso académico (le precedieron Efi Cubero y Juan Bonilla). Reciente ganador del XXIX Premio Edebé de literatura infantil con El club de las Cuatro Emes, Juan Ramón Santos es autor de notable trayectoria literaria en géneros como la poesía, el relato o la novela. En su intervención de la noche del jueves, el escritor recordó  los inicios de su vocación literaria que ligó a los relatos orales de sus familiares y a las lecturas infantiles y juveniles, una vocación consolidada con lecturas en su etapa universitaria y en su paso por el taller del relato y la poesía de Plasencia cuyo ponente fue por entonces Gonzalo Hidalgo Bayal. En los coloquios posteriores a este acto y al del día siguiente en el IES Cuatro Caminos, alternó la lectura de textos con comentarios sobre su génesis y sus propósitos además de contestar a las numerosas cuestiones planteadas en los dos actos.

 

miércoles, 23 de marzo de 2022

Las penúltimas montañas

LAS PENÚLTIMAS MONTAÑAS

Antonio Cortijo

Mérida, Editora Regional de Extremadura, Col. Geografías, 2021, 198 págs.

    Nacido en Madrid en 1963, Antonio Cortijo Florentino alterna su tiempo entre Madrid y Extremadura, donde pasa la mayor parte del año en su casa de Almoharín (Cáceres). Licenciado en Filología Hispánica y en Ciencias de la Información, desde hace veinticinco años trabaja en la revista Caudal de Extremadura, especializada en agricultura, ganadería y agroalimentación. En 2020 ganó el VIII Premio Internacional José Bergamín de aforismos con el libro Envasado al vacío (Cuadernos del vigía). Ahora la Editora Regional de Extremadura publica en su colección Geografías Las penúltimas montañas, que, por el desarrollo de su trama, recuerda la estructura de la “novela de maquis” (enfrentamiento con un enemigo superior en número, búsqueda de cobijo en las montañas, deserciones y abandonos, derrota final), pero frente al carácter realista de estos relatos, firmemente anclados en el tiempo y en el espacio (con frecuencia los lugares y los episodios tienen una base real), Las penúltimas montañas se sitúa en un territorio mítico invadido por el ejército de un país colindante. Las eminentes montañas del norte, el río fronterizo, las fortalezas aduaneras en los puentes, la aldea de las mujeres, las fértiles llanuras, los riscos y grutas de las sierras son los hitos de un espacio por donde deambula tras la invasión un grupo de guerrilleros marcados por la violencia y abocado a una derrota cierta. Tres hombres y una mujer plasman otros tantos destinos de quienes se han negado a la ocupación de su patria hasta ver impotentes cómo cualquier resistencia es inútil tras comprobar cómo la mayor parte de sus compatriotas colaboran resignadamente con los nuevos dueños. La tentación del regreso, la huida hasta las tierras libres del sur, la tenacidad en la resistencia y la búsqueda incesante de un espacio de paz improbable son las opciones de estos “héroes” desarraigados que se mueven en medio de una naturaleza hostil, escarpada, hiriente, habitada por todo tipo de seres vencidos. Reproducimos un fragmento que incorpora los dos motivos nucleares de  la novela, el acoso a los guerrilleros y la naturaleza abrupta en que se mueven perseguidos y perseguidores (el motivo que ha pasado el título de la narración).

    “Hay un momento en el que el alba coge con sus manos el manto de la noche y, con mucho cuidado, lentamente, lo levanta sobre nosotros y el mundo. La llanura emerge otra vez diáfana mientras se despereza. Por unos breves instantes hay una especie de cualidad acuática en el aire que nos refresca y tonifica, pero enseguida desaparece. Ellos no van a cejar nunca en su empeño y esperan que, tarde o temprano, acabemos por entregarnos. Probablemente no habría ni venganzas o escarmientos, ni siquiera animadversión. Todo consistiría en entregar las armas e integrarnos en la nueva vida —por ellos instituida— de nuestras viejas ciudades doblegadas. Pero nosotros sabemos que no hay marcha atrás, que no hay ninguna posibilidad de volver a recorrer esas calles ocupadas, de volver a vivir esa nueva vida esquilmada, oprimida, tullida y asfixiada. La vieja libertad —y la memoria de nuestros antepasados y sus centenarias costumbres — no va a morir mientras estemos aquí arriba, en las montañas, ocultos en el boscaje y viviendo en las oquedades de las grandes piedras, vigilantes y huidizos en lo más alto, acosados pero libres.

   Esas nubes de polvo, esos lentos convoyes, esas columnas de humo, esos diminutos puntitos negros que se afanan en la defensa del río, configuran un lejano decorado animado sobre el territorio de un mapa demasiado conocido, que empieza a cuartearse por los extremos. De vez en cuando, una breve explosión, un interrumpido tiroteo, un cañonazo, dan fe de ellos. Mientras, nosotros, aquí arriba, pateamos los estrechos caminos de piedra al borde de pequeños precipicios. Buscamos algo de caza. Pero no dejamos de contemplar la amplísima llanura secuestrada, inmóvil ahora a media tarde. Llegamos por fin a uno de los manantiales en los que el agua aún brota fría, limpia y generosa. Nos arrodillamos para beber, nos refrescamos la cara y llenamos las cantimploras. Abajo, a lo lejos, un sol plano recalienta y pudre el agua de los pilones y los estanques.” [pp. 11-12].

 

lunes, 21 de marzo de 2022

Juan Ramón Santos en el Aula Guadiana


   Nacido en Plasencia en 1975, Juan Ramón Santos es licenciado en Derecho y en Ciencias Políticas y trabaja como gestor cultural en el Ayuntamiento de su ciudad, donde coordina con Nicanor Gil el Aula de Literatura “José Antonio Gabriel y Galán”. Entre 2015 y 2019 fue presidente de la Asociación de Escritores Extremeños. Es autor de los libros Cortometrajes y Cuaderno escolar, con los quedó finalista del Premio Setenil al mejor libro de relatos publicado en España en sus ediciones de 2005 y 2009, así como de El círculo de Viena, Palabras menores y Perder el tiempo, también de cuentos. Ha publicado, además, las novelas Biblia apócrifa de Aracia, El tesoro de la Isla, El verano del Endocrinocon la que, bajo el título de “Fuera de órbita”, quedó finalista del Premio Nadal en 2018– y El síndrome de Diógenes, Premio Felipe Trigo en la modalidad de narración corta en 2019, así como dos libros de poemas, Cicerone y Aire de familiaEn 2021 ganó el XXIX Premio Edebé de Literatura Infantil con el libro El Club de las Cuatro Emes.

   Ha traducido del portugués las novelas Lo invisible, de Rui Lage, y Las primeras cosas, de Bruno Vieira Amaral, y la obra de teatro, El testimonio de Alabad, de Nuno Pino Custódio. Mantiene una sección dedicada a la reseña y recomendación de libros en la web www.planvex.es bajo el título “Con VE de libro”.