lunes, 29 de abril de 2019

Feria del libro de Cáceres


La fuente de los siete valles


LA FUENTE DE LAS SIETE VALLES

Félix G. Modroño
Donostia, Ed. Erein, 2019, 291 págs.

   De padres zamoranos (su primera obra es un homenaje fotográfico al pueblo paterno, Villalpando, paisajes y rincones, 2002), Félix G. Modroño nace en Vizcaya en 1965. En Salamanca, ciudad en la que cursa Derecho, comenzó a escribir en una revista de la que fue cofundador, Res Nullius. Más tarde, un grave accidente que le tuvo postrado varios meses hizo que retomara su pasión por la escritura publicando en 2007 su primera novela protagonizada por Fernando de Zúñiga y Ayala, La sangre de los crucificados, aparecida en la editorial Algaida. En ella, este catedrático de medicina, marcado por la pérdida de su esposa y padre de dos hijas, antiguo colaborador del Santo Oficio y amigo de la reina regente doña Mariana de Austria, se enfrenta a una serie de muertes que parecen coincidir en el tiempo con la aparición de unas tallas de la imagen de Cristo Crucificado de un sorprendente naturalismo en las facciones. A este ciclo pertenecen otros dos títulos, Muerte dulce (2009) y la reciente Sombras de agua (2016), aparecidas todas en la editorial Algaida. La misma editorial publicó La ciudad de los ojos grises (2012, premio Libreros de Bizkaia, 2013, seis ediciones, traducida al italiano, ambientada en los primeros años del siglo XIX, híbrida entre negra, histórica y sentimental), la novela que le ha dado un mayor reconocimiento de los lectores, y Secretos del arenal (2014, premio Ateneo de Sevilla).
   Ahora, la editorial donostiarra Erein publica La fuente de los siete valles (por donde fluyen los siete afluentes riojanos del Ebro), cuya trama arranca con el regreso a Logroño de Pablo Santos, sacerdote becado en su niñez por un aristócrata y educado en el Seminario Conciliar de la ciudad. Tras dos décadas al servicio del Archivo Secreto del Vaticano, este experto bibliógrafo ha recibido la misión de recuperar los libros desaparecidos, tras los devastadores procesos de desamortización, de la biblioteca de San Millán de la Cogolla. En el curso de sus pesquisas se encontrará con un misterioso grimorio de texto encriptado que le llevará a dar un quiebro brusco a su vida y reencontrarse con pasiones juveniles que creía por completo enterradas. Con una prosa pulcra y precisa y unos diálogos ajustados al castellano de la época, La fuente de los siete valles es una novela equilibrada que se enriquece con una documentación muy cuidada (pero no desmedida) con tonos de novela histórica y de novela sentimental, en que se combina la verosimilitud con una fabulación sorprendente. Reproducimos un fragmento descriptivo sobre el monasterio abandonado de Suso.

   “Caminé monte arriba hasta llegar al monasterio de Suso por un sendero sombrío, merced a la celosa custodia de su arbolado. Antes de entrar, contemplé la belleza del paisaje. Desde aquella atalaya, la vista de Yuso en medio del valle desbordaba grandiosidad. Más penoso fue constatar los destrozos de aquel pequeño templo semiescondido en una dehesa herida por una brutal tala de árboles de la que, a pesar de  los años transcurridos, todavía quedaban vestigios.
   Empujé con cuidado el desvencijado portón, temeroso de que cayera al suelo. Algunas de las paredes amenazaban ruina, si bien se observaban tejas nuevas en el techo. En el zaguán quedaban restos de los abrevaderos construidos por el pastor al que habían alquilado el convento tras su desamortización. Si uno conoce los sitios por los que transita, presenciar su abandono resulta aún más cruel.
   El silencio que invadía el cenobio parecía la queja queda del sinfín de monjes allí enterrados o de los espíritus de los infantes de Lara, o quizás los de Toda, Ximena y Elvira, las tres reinas de Navarra que yacían en los sarcófagos del atrio. Costaba creer que aquel espacio, ocupado antiguamente por los mejores copistas del reino, luego hubiese sido refugio de ovejas, vacas y mulas, de modo que el viejo monasterio más se asemejaba en aquel momento a una destartalada casa de labranza que al poderoso lugar que otrora fue dueño de incontables posesiones, incluida la villa de Logroño.
   Aun así, me sentí sobrecogido. Y no, no era por ser conocedor de cuanto allí había acontecido, sino por la armonía emanada desde las entrañas de aquel paraje que se resistía a olvidar su prez. Fui recorriendo las estancias  con gran desánimo al verificar su deplorable estado, mucho peor de lo que cabía imaginar. Solo haciendo un enorme ejercicio de abstracción podía ir encontrando vestigios de las épocas atravesadas por aquel lugar, morada de eremitas y luego cenobio visigótico con sus posteriores ampliaciones, mozárabes y románicas” [pp. 103104].

sábado, 27 de abril de 2019

Jesús Carrasco en Don Benito







   Procedente de Cáceres, adonde acudió como presidente del jurado de un certamen de microrrelatos convocado por la Diputación Provincial (y antes de Escocia, donde en la actualidad reside), Jesús Carrasco (Olivenza, 1972) intervino en el curso de las actividades del Aula Guadiana en la Casa de Cultura de Don Benito ante un público de alumnos de Bachiller de los IES Donoso Cortés, Cuatro Caminos y del Colegio Claret acompañados por sus profesores. Tras la apertura del acto por parte de José Carlos García de Paredes, codirector del Aula, y la lectura de un texto de presentación del escritor realizado por dos alumnos, Jesús habló de su vocación como lector y escritor, de los lugares en que ha vivido y que, de un modo u otro, han pasado a sus narraciones (Olivenza, Torrijos, Madrid, Sevilla, Edimburgo), de su iniciación como escritor “profesional”… y contestó afablemente a las numerosas preguntas de alumnos y profesores: sobre su tránsito de otras tareas (profesor de Educación Física, empresario en el ámbito de la publicidad) a la literatura, de los pormenores de su primer éxito literario (Intemperie, aparecida en Seix Barral en 2012 y traducida a veintidós idiomas), de la impronta “extremeña” (muy marcada por influencia familiar) en sus narraciones, de las diferencias entre el escritor de mapa y el escritor de brújula, del peso de las expectativas en libros posteriores a su primera novela, de la importancia del conocimiento de la propia lengua para la comunicación literaria (o cotidiana)…, en un acto que acabó siendo, en fin, una auténtica y notabilísima clase de literatura.
   Con su visita se cierra la programación del actual curso académico del Aula Literaria Guadiana, una iniciativa de la Asociación de Escritores Extremeños cofinanciada por la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Don Benito.    Desde octubre de 2002, en que inició su actividad, han visitado el aula los siguientes escritores:
  
FÉLIX GRANDE, DULCE CHACÓN,
JOSÉ MANUEL CABALLERO BONALD,
IGNACIO MARTÍNEZ DE PISÓN,
SANTIAGO CASTELO, ESPIDO FREIRE,
LUIS ALBERTO DE CUENCA,
JUAN CARLOS MESTRE, JOSÉ VIÑALS,
ANDRÉS SOREL, JUAN MANUEL DE PRADA
ROSA REGÁS, ANTONIO HERNÁNDEZ,
CÉSAR ANTONIO MOLINA, RAMÓN BUENAVENTURA,
JESÚS SÁNCHEZ ADALID, ANTONIO MARÍA FLÓREZ,
JAVIER REVERTE, LUIS MATEO DÍEZ,
MARÍA ROSA VICENTE OLIVAS,
LUIS ANTONIO DE VILLENA,
JOSÉ ANTONIO MORENO JURADO,
FERNANDO MARÍAS, ALFONSO ARMADA,
ALONSO GUERRERO, CLARA JANÉS,
JORDI DOCE,  MAURICIO WIESENTHAL,
GUSTAVO MARTÍN GARZO, OCTAVIO ESCOBAR,
JOSÉ ANTONIO RAMÍREZ LOZANO,
FRANCISCO JAVIER IRAZOKI, FERNANDO ARAMBURU,
JULIO LLAMAZARES, JOSÉ ANTONIO ZAMBRANO,
JUAN ANTONIO GONZÁLEZ IGLESIAS,
JOSÉ MARÍA GUELBENZU, ANDRÉS TRAPIELLO,
ANTONIO OREJUDO, RAFAEL REIG
LUIS LANDERO, VICENTE MOLINA FOIX
ÁLVARO VALVERDE, MIGUEL D’ORS,
MARTA SANZ, LAURA FREIXAS,
JUAN VICENTE PIQUERAS, JOSÉ LUIS GARCÍA MARTÍN,
MANUEL VILAS, JAIME SILES, LORENZO SILVA,
EDUARDO MOGA, AURORA LUQUE,
SUSANA MARTÍN GIJÓN,
JACOBO CORTINES, KIRMEN URIBE,
OMAR PIMIENTA, GONÇALO M. TAVARES,
SERGIO DEL MOLINO, JOSÉ LUIS BERNAL y JESÚS CARRASCO.

viernes, 26 de abril de 2019

Un calcetín de lana rojo



UN CALCETÍN DE LANA ROJO

José A. Ramírez Lozano
Palencia, Ed. Menoscuarto, Col. Cuadrante Nueve, 2019, 191 págs.
Premio de narrativa Camilo José de Cela, 2017

   José Antonio Ramírez Lozano (Nogales, 1950) ha desarrollado de modo paralelo una nutrida trayectoria de poemarios, libros de literatura infantil y juvenil (aparecidos en editoriales como Edelvives, Alfaguara, Algaida, Kalandraka, Anaya, S. M. o Hiperión) y narraciones que comparten motivos repetidos y similares predilecciones formales. Objeto de numerosísimos galardones (Azorín, Claudio Rodríguez, Juan Ramón Jiménez, José Hierro, Blas de Otero, Ricardo Molina, premio de la Crítica Andaluza o los extremeños Ciudad de Badajoz, Felipe Trigo o Cáceres de novela corta),  su obra en prosa se inició con Don Illán (Orihuela, 1978), una narración corta con algunas de claves de su mundo narrativo, a la que han seguido otros muchos títulos, como Gárgola (Cátedra, 1985), Titirimundi (Ediciones Libertarias, 1987), La gran oca (Melinchón / Stábile, 1990), La Historia Armilar (Aguaclara, 1991), La derrota de los fabulistas (Aguaclara, 1994), Animañas (ERE, 1995), Bata de cola (ERE / Libertarias, 1995), El birrete de papel (Diputación de Badajoz, 1996), Las argucias de Frestón (Algaida, 1997), Letanías de San Garabito (Algaida, 2000), Los reinos de Artemón (Algaida, 2001), El capirote púrpura (Algaida, 2003), Iscariote (Algaida, 2005), La flor del toronjil (Junta de Castilla-León, 2007) La oca de oro (Menoscuarto, 2008), El sueño de la impostura (KRK, 2009), Las manzanas de Erasmo (Algaida, 2010), Habas contadas (Diputación de Badajoz, 2010), El crimen de Ampurio Pinto (Diputación de León, 2012), El domador de zapatos (Diputación de Badajoz, 2015), El relojero de Yuste (Ediciones del Viento, 2015), Los celosde Zenobia (Pretextos, 2016) y El camello de oro (Carpenoctem, 2018).
   Ahora, la editorial Menoscuarto publica Un calcetín de lana rojo, que había logrado el premio de narrativa Camilo José Cela en 2017. En el barrio sevillano de Triana, un timidísimo joven vasco se ve envuelto en una delirante trama detectivesca en que se involucran, asimismo, una atractiva vecina, un sacristán y un comisario de policía. Juntos tratarán de desmontar una trama protagonizada por unos chinos aviesos y escurridizos que parecen poner en peligro nuestras más acendradas tradiciones patrias. Reproducimos un fragmento sobre un personaje y un episodio laterales de la trama que ejemplifica bien el talante fabulador de un escritor dotado de un estilo marcado por la agilidad narrativa, el ingenio y el humor.

     “-Mi marido, mire usted. –Lo señaló al tiempo que le pasaba el trapo-. Hemos sido mu felices, pa qué le voy a mentir. Tiene un oído que gracias a Dios nos da de comer.
   Y como vio que él se quedaba en ascuas sin saber qué fuera aquello de vivir del oído, abundó ella enseguida.
     -Afinador de ollas que es él, mire usted.
     -¿Qué ollas?
     -¿Qué olla va a ser? Venga usted pa ca. -Tiró de él para la cocina. -Estas, las de toda la vida, las exprés.
   Dos. La Mati tenía dos ollas enormes, musicales. Fue entonces cuando Ignacio cayó de repente en la condición musical de aquel silbo. Aún silbaba la marcial, la que había escuchado hace un rato desde su terraza.
     -¿La escucha usted? El himno nacional. Fíjese usted bien, que es el himno. ¿A que sí?
     -¿Y dice usted que las afina?
     -Sí, señor. Ahí tiene usté. Las afina. Como tiene el oído que tiene, mi Paulino se dio un día cuenta de que el silbo de la olla era el de un instrumento perdido. Un instrumento más de viento en el que nadie caía. Y, ya le digo, dio en darle vueltas y más vueltas hasta que averiguó la forma. Se trata de calcularle la potencia del vapor y  la carga de la pesa. Entre la boquilla y la pesa está la cosa. Él pega el oído, lija, escucha, vuelve a escuchá y al rato sale cantando la olla. Ahí la tiene usted. La otra me silba una salve marinera, ya la oirá usted mañana por el patio. Y hasta le subiré un platito de arroz. Un arroz a la marinera que está pa relamerse. Y, si no, pregúntele a doña Mima, que siempre le llevo un platito. Mañana se lo subo. El suyo es el tercero A. Na de tiempo que lleva aquí. ¿Es usté de Madrid?
     -No, de Bilbao.
     -Ah, sí. De donde el bacalao” [pp. 293].

miércoles, 24 de abril de 2019

Selección singular


SELECCIÓN SINGULAR

María Francisca Ruano
Madrid, Ediciones Libertarias, 2019, 100 págs.

   María Francisca Ruano (Madrid, 1946) es autora de una amplia trayectoria cuentística de creciente calidad, que arranca con Cuentos de Badajoz (Badajoz, Universitas, 1989), libro al que siguieron otros muchos títulos. Los publicados ya en este siglo han sido Días sin gloria (2002), Las flores del silencio (2004) Archipiélagos (2005), Entretenimientos privados (2007), Invierno español y portugués (2012), Será la boda más bonita del mundo (2013), Un mono solitario es una criatura vulnerable (2015) Y, finalmente frambuesas (2016) y Todo el mundo acaba marchándose de casa (2018).
   Ahora, la editorial madrileña Libertarias en que han visto la luz la mayor parte de sus obras publica Selección singular, una compilación de veintiún relatos procedentes de libros anteriores que se mueven por el territorio predilecto de la escritora, el de las relaciones personales (amistades, amores y amoríos, matrimonios infelices…) en el que hombres y mujeres parecen vivir a la melancólica sombra de una dicha pasada. Reproducimos un fragmento del relato titulado “Azevedo” en que se describe un tipo humano que ha decidido apartarse de la corriente del propio vivir para convertirse en un mero testigo de su presente.

   “Son las siete y veinticinco y Azevedo continúa allí. Es un hombre todavía joven, con pantalón claro, una camisa debajo del jersey con rayas grises, barba, y lo más interesante es que lleva toda la tarde, la tarde de un viernes tormentoso y húmedo, apoyado contra la pared de la iglesia de San Juan de Dios, en el norte de Lisboa.

   Apoyado. Nada más. Un hombre joven todavía, apoyado así. Con una barba castaña y la actitud aún rebelándose, una actitud rebelde. La plaza de Londres mira hacia muchos sitios: a la plaza de toros, al estadio del Benfica, a la carretera de Porto y Coimbra, o a la universidad y a la biblioteca. Está a un tiro de piedra de cualquiera de estos lugares. Una nube inmensa ha desplazado a las más pequeñas y todo está blanco, preparado para enfurecerse y relampaguear. Poco a poco el viernes se va extenuando, y como es el último de mayo, empiezan a surgir las claras y ágiles piernas de las extranjeras desembarcando en el país más antiguo y melancólico de Europa. Dicen. Azevedo ya no parpadea cuando las ve” [p. 71].

martes, 23 de abril de 2019

Las cunas torcidas y Partes de guerra


Jesús Carrasco en el Aula Guadiana



   El próximo viernes, 26 de abril, visitará el Aula Guadiana Jesús Carrasco, que intervendrá a las doce de la mañana en la Casa de Cultura de Don Benito ante alumnos de Bachiller del IES Cuatro Caminos, Donoso Cortés y el Colegio Claret en el curso das actividades del aula en el presente curso académico (los escritores anteriores fueron José Luis Bernal, Sergio del Molino y Manuel G. Gonçalo Tavares). Por la tarde, a las 20,00 horas, hablará en el mismo lugar en un acto abierto a todos.
   Nacido en Olivenza en 1972, Jesús Carrasco es licenciado en Educación Física, profesión que apenas ha ejercido. En 2005 se trasladó a vivir a Sevilla, ciudad en que trabajó como redactor publicitario hasta la publicación de su primera novela, Intemperie, aparecida en España en 2013 bajo el sello Seix Barral, en la colección Biblioteca Breve, pero la novela había sido presentada en la Feria del libro de Fráncfort en 2012. En ella, la editorial Planeta vendió los derechos para su publicación en Reino Unido, Francia, Italia, Alemania, Estados Unidos, Holanda, Noruega, Israel y Brasil. La obra enseguida se aupó a los primeros puestos entre las más recomendadas de 2013. Entre los múltiples galardones cosechados figuran el premio al mejor Libro del Año 2013 otorgado el Gremio de Libreros de Madrid, el Premio de Cultura, Arte y Literatura de la Fundación de Estudios Rurales, el English PEN Award y el Prix Ulysse a la Mejor Primera Novela. También quedó finalista de Premio de Literatura Europea en Holanda en 2013, del Prix Méditerranée Étranger en Francia, y de los premios Dulce Chacón, Quimera, Cálamo y San Clemente en España. Fue elegido Libro del Año por El País y seleccionada por el diario The Independent como uno de los mejores libros traducidos de 2014 en Reino Unido. Recientemente, el director Benito Zambrano la ha llevado al cine con guion adaptado de Pablo y Daniel Remón.
   En febrero de 2016 publicó su segunda novela, La tierra que pisamos, editada también, como la primera, por Seix Barral, obra que le hizo acreedor del Premio de Literatura de la Unión Europea 2016, que le fue otorgado en el mes de abril por la Federación Europea e Internacional de Libreros, el Consejo Europeo de Escritores y la Federación Europea de Editores.

martes, 9 de abril de 2019

Soñamos que vendrían por el mar


SOÑAMOS QUE VENDRÍAN POR EL MAR

Juan Diego Mejía
Bogotá, Ed. Alfaguara, 2018, 272 págs.

   Nacido en Medellín (Colombia) en 1952, Juan Diego Mejía es uno de los escritores colombianos más representativos de la segunda mitad del siglo veinte. Formado en Matemáticas por la Universidad Nacional, Mejía fue productor de cine y televisión, director del Canal Universitario (Canal U), Secretario de Cultura Ciudadana de Medellín y, en la actualidad, Director de la Feria Internacional del Libro de Medellín. Como escritor, ha publicado los volúmenes de cuentos Rumor de muerte (1982) y Sobrevivientes (1985) y las novelas A cierto lado de la sangre (1991), El cine era mejor que la vida (1997), Camila Todoslosfuegos (2001), El dedo índice de Mao (2003) y Era lunes cuando cayó del cielo (2008).
   Su última novela, Soñamos que vendrían por el mar, sigue las andanzas de Pável Vlasov (un seudónimo tomado del nombre de un personaje de La madre, de Máximo Gorki) y un grupo de jóvenes correligionarios que han decidido abandonarlo todo (familia, estudios, trabajo…) para sumarse a la guerrilla. Actor y director de teatro, Pável monta obras de trasfondo revolucionario (La masacre de Santa Bárbara, sobre un asesinato masivo ocurrido en febrero de 1963, El rehén…, pero también clásicos como La tempestad de Shakespeare) y entra en contacto con grupos de Bogotá, Cali, Medellín o Santa Bárbara, ciudades por donde acompañamos a estos jóvenes idealistas que sueñan con recibir armas de Las Antillas (este es el sentido del título) y marchar a las sierras o a la selva para sublevar al campesinado (luego, llegará el momento de tomar las ciudades). Ambientada en el tránsito de los años setenta a los ochenta, la obra recoge la efervescencia revolucionaria de una juventud (artistas, intelectuales, estudiantes universitarios…) impulsada por unos nobles ideales políticos que se proponen una transformación radical de unas estructuras sociales injustas siguiendo el modelo cubano. Su proyecto inmediato será conmemorar en la ciudad de Ciénaga la masacre bananera ocurrida en febrero de 1928 (a la que se refiere Gabriel García Márquez en Cien años de soledad). Todo parece posible si llegan las armas como viene a confirmar la entrada de los sandinistas en Managua (julio de 1979), pero empiezan a caer los primeros “mártires” (enfermos, asesinados) y los problemas se suceden. ¿Conocerán estos jóvenes, contemplados con tanta benevolencia como simpatía artística, el triunfo de la revolución?
   Reproducimos un fragmento en que brindan por su futuro destino como guerrilleros.

    "Cuando Raúl me vio, levantó la mano derecha con el índice apuntando al techo. Desde ese momento, cada brindis que hicieron lo compartieron con Hernando y conmigo. Entonces tomé ron, cerveza, ron, cerveza, ron y más ron. No podía negarme. Cada uno se levantaba y mencionaba el lugar al cual se iba.
-Puerto Berrío, pueblo de fuego –dijo Hollman.
-¡Salud!
   Después se levantó Juan Molina, les ofreció su trago a todas las meseras, al encargado de la música y, por último, a los de la mesa grande que lo miraban con impaciencia.
-La Mojana, tierra sagrada.
-¡Salud!
   Luego habló uno alto que yo no conocía. Era flaco, de gafas grandes como las de Hollman, de barba negra cerrada. Se tomó unos segundos demás para que todos lo oyeran
-Urabá, puerta de entrada a un mundo libre.
-¡Salud!
   Entonces se paró Raúl. Sonriente, el ron lo había relajado, ahora no tenía la culebra que se le dibujaba en la frente cuando se enojaba. Primero dijo que los quería mucho a todos.
-A todos, incluido vos, Pável –dijo, y levantó más la copa-. ¡Brindemos por las selvas del Carare!
-¡Salud!
   Cuando Charles Bronson iba a brindar, se paró a su lado Yolanda. Se miraron a los ojos y en coro dijeron:
-Por Armero, por los que soñamos bajo el volcán
-¡Salud!" [pp. 1128-129]. 

lunes, 8 de abril de 2019

Lluvia fina



LLUVIA FINA

Luis Landero
Barcelona, Tusquets, 2019, 268 págs.

   Si en El balcón en invierno, Luis Landero (Alburquerque, 1948) decidía instalarse en lo biográfico por un profundo cansancio de la ficción sus dos obras siguientes suponen un regreso a la novela, pero en Lluvia fina, sea cual sea el trasfondo biográfico de la trama, mi impresión de lector es que la implicación emocional es similar a la obra en que recordaba su niñez y juventud. Nos encontramos ahora ante la historia de una familia de clase media-baja cuyo destino se ve alterado por la muerte del padre, cariñoso con los niños (Sonia, Andrea y Gabriel) y fabulador. El más pequeño de ellos, Gabriel, el único con formación universitaria, será el que ponga en marcha los resortes narrativos de la trama y lo hará cometiendo un error imperdonable: proponer a sus hermanas celebrar el cumpleaños de la madre con una comida familiar en la que puedan solventarse las desavenencias familiares. Comienza entonces una sucesión de conversaciones con Aurora, esposa de Gabriel, que de este modo se convierte en confidente de todos y en la narradora de sus recuerdos, unos recuerdos que, como una “lluvia fina” comienzan con pequeños agravios domésticos (contra la madre, entre los hermanos), siguen con recriminaciones de mayor calado hasta llegar a graves acusaciones con las que tratan de explicar la desdicha en que se hallan sumidos, porque todos ellos, por distintos caminos, han venido a caer en el territorio de la infelicidad: la hermana mayor, por decisión de una madre adusta y autoritaria (tal vez el personaje femenino más perverso del universo de Landero), ha debido abandonar el instituto, atender en una mercería (adiós a sus sueños de cursar estudios superiores y aprender idiomas) y aceptar con solo dieciséis años la insistente propuesta de la madre de contraer matrimonio con un buen partido (un farsante infantiloide y pervertido que la torturará);  la hermana menor vive a la sombra de traumas infantiles cuyos pormenores cuestionará la madre: ¿es cierto que siendo niña la abandonó o la dejó un momento sola para atender a un paciente? ¿Intentó suicidarse o fue una chiquillada que no requirió siquiera la atención de un médico? No son estas las únicas indefiniciones que encontramos, porque los recuerdos de los personajes, que no hacen sino alimentar la devastadora fuerza de un rencor tóxico, son meras versiones que otros miembros de la familia corrigen o refutan, de modo que el lector nunca tiene la certeza de encontrarse ante un relato cierto de lo ocurrido: ¿se convirtió Andrea en amante del marido de su hermana o es una invención que forja impulsada por el rencor que le guarda? Todos ellos viven un “pasado que no acaba de pasar”, heridos por la lluvia fina del vivir como “esos perros maltratados que tienen miedo a todo, incluso a las caricias”, y todos confluirán en sus relatos sobre Aurora, de modo que “también Aurora tiene una historia que contar. Una historia que ha permanecido aletargada hasta hoy, esperando un estímulo, una súbita brisa que avive las brasas hasta convertirlas en hoguera. Y ahora ya sabe con certeza que los relatos no son inocentes, no del todo inocentes, y que no es verdad que a las palabras se las lleve tan fácilmente el viento. No es verdad. Todo cuanto se dice queda ya dicho para siempre, y solo con la muerte se consuma por completo el olvido y se logra el silencio y, con él, la paz definitiva” [p. 261].

martes, 2 de abril de 2019

Evangelizando y educando


125 AÑOS
EVANGELIZANDO Y EDUCANDO
MISIONEROS CLARETIANOS
DON BENITO

ORÍGENES Y TRAYECTORIA HISTÓRICA
1893-2018

Gabriel Miguélez Combarros (cmf)
Badajoz, Misioneros Claretianos, 2018, 286 págs.
Autoriz. P. Félix Martínez Lozano (cmf)
Rev. de textos Julián Rivera Grajera

   Nacido en Barrientos (León) en 1932, Gabriel Miguélez Combarros ingresó en la Congregación Claretiana en 1944. En su pueblo natal creó la asociación Encuentro y Amistad y la Fiesta del Encuentro además de impulsar las revistas Ronda y Encuentro. Su labor docente, iniciada en 1952, le ha llevado a centros de Almendralejo, San Martín de Trevejo, Sevilla, en donde ejerció diversos cargos académicos (Prefecto, Jefe de estudios, Subdirector…). En 1984 fue destinado al Colegio Claret de Don Benito en donde ha sido profesor, Coordinador de pastoral y Secretario del claustro. Ha escrito numerosos artículos y semblanzas biográficas, ha colaborado en la revista de la Asociación de Amigos de la Cultura, Ventana abierta, y es coautor del libro Centenario de los Claretianos en Don Benito.

   Con la colaboración de la Diputación Provincial de Badajoz y del Ayuntamiento de Don Benito, el p. Miguélez publica ahora Evangelizando y educando con ocasión de los 125 años de permanencia de la Congregación en Don Benito, una monografía histórica que traza la trayectoria del Centro desde la fundación de la casa-colegio, construida y donada por don José Alguacil-Carrasco en 1893, hasta la actualidad (construcción del internado, obras de ampliación, directores, asociaciones vinculadas a la Comunidad, parroquia, seminario, revistas y libros…). En la actualidad, “el Colegio Claret y la Parroquia de San Juan -afirma el autor- siguen ejerciendo su misión educativa y pastoral, prestando sus servicios desinteresados a los dombenitenses, transmitiéndoles los valores de solidaridad y acompañamiento espiritual, los mismo que las parroquias de Vivares, Valdehornillos, Ruecas y en su tiempo el Colegio Menor que acogió a tantas generaciones de jóvenes venidas de otras poblaciones” [Solapa de contraportada].


lunes, 1 de abril de 2019

Antología personal



ANTOLOGÍA PERSONAL

Maruja Vieira
Medellín (Colombia), Ed. Universidad de Antioquia, 2017, 153 págs.
Presentación de la autora

   Poeta, periodista, catedrática de Literatura en varias universidades colombianas y ensayista, Maruja Vieira (Manizales, Colombia, 1922) es Académica de Honor y Numeraria de la Academia de la Lengua de Colombia así como Correspondiente Hispanoamericana de la Real Academia Española.
   Su trayectoria académica y literaria la ha hecho merecedora del reconocimiento del Ministerio de Cultural, del Ministerio de Educación Nacional, del Departamento de Caldas, de las Alcaldías de Manizales y Bogotá o de la República de Chile que le concedió la Orden Gabriela Mistral.
   En 2017, la Editorial Universidad de Antioquia de Medellín publicó una Antología Personal, que recoge composiciones de Campanario de lluvia (1947), Los poemas de enero (1951), Poesía (1951), Palabras de la ausencia (1953), Clave mínima (1965), Mis propias palabras (1986), Tiempo de vivir (1992), Sombra del amor (1998), Los nombres de la ausencia (2006), Todo lo que era mío (2008), Rompecabezas (2010) y Tiempo de la memoria (2010). Su poesía ha sido traducida al inglés, francés, portugués, alemán, griego, húngaro y gallego.
   Reproducimos una composición de Mis propias palabras.

CUANDO PASE EL TIEMPO

Almendro florido
que un soplo de viento deshace.

Rodaron los pétalos
y queda el aroma en el aire.

El árbol desnudo perdura en la tierra,
soporta veranos, inviernos, espera.

Cuando pase el tiempo,
cuando crezca el río
y llegue por fin el barquero,
volverán las flores que deshizo el viento.

Sonará la hora del hondo misterio.
Los ojos atónitos verán a lo lejos
un largo camino de luz indecisa.

Las manos unidas de nuevo,
estaremos juntos, amor, para siempre.