miércoles, 24 de mayo de 2023

La laguna de la feria

LA LAGUNA DE LA FERIA

Óscar Jiménez Moriano

Mérida, Editora Regional de Extremadura, Col. Geografías, 2023, 479 págs.

   Óscar Jiménez Moriano (1968). Ha ejercido como abogado, asesor jurídico y letrado de entidades locales durante casi tres décadas. En la actualidad es Magistrado. Autor de más de medio centenar de artículos relacionados con el derecho, novedades jurídicas y nuevos enfoques en la jurisprudencia, ha publicado diferentes textos de referencia en esta materia: La contratación bancaria de pymes y autónomos: el control de las condiciones generales; El ejercicio de la acción de responsabilidad patrimonial por daños producidos durante la pandemia del coronavirus; Régimen sancionador y punitivo durante la pandemia; Manual para la impugnación de pruebas de acceso a la función pública; La sustitución y la suspensión de las penas; Manual de responsabilidad civil derivada de accidentes de circulación. Ahora la Editora Regional de Extremadura publica en colección Geografías La laguna de la feria, una novela singular por varias razones: es la primera narración publicada por el autor (lo que hace más sorprendente la impresión de madurez y de proyecto logrado) y su gran extensión la hace excepcional en su contexto literario. La trama, situada en un entorno imaginario que remite al norte de Extremadura, se desarrolla en una aldea y su entorno rural, Villaflor, en los años primeros de la segunda república. Hasta allí llegan amortiguados los convulsos acontecimientos nacionales, el exilio del rey y la Constitución de 1931, la quema de conventos, el decreto de retiros de Azaña…, pero no nos encontramos ante un documento histórico o social, sino ante una narración puramente literaria en la que los numerosos personajes desde unos contornos realistas iniciales caminan resueltamente por senderos fantásticos e imaginativos en que todo parece posible; narrados con una expresión “clásica” de extensos periodos oracionales  y un marcado sentido el humor, asistimos al enfrentamiento entre los soldados y los aldeanos por las bogas del arroyo, entre el alcalde republicano (y literato y emprendedor fantasioso) y el sacerdote o el monárquico clerical, las andanzas entristecidas del brigada de la guardia civil aprisionado en la pequeña aldea, o las andanzas sentimentales de Carmen Bejarano, que en gran medida concilia los variados hilos narrativos. Reproducimos un fragmento en que uno de los personajes regresa al pueblo después de haber huido dejando tras de sí una mujer encinta. 

   “El sábado de primavera en que la expedición de científicos dejaba atrás las últimas casitas de Villaflor, una mole de dos metros entraba al pueblo cuando ellos salían, y solo les apartó sus ojos de encima al difuminarse sus figuras en la curva que era a su vez arranque de la carretera y delimitación del recinto urbano. Lorenzo Buenaventura regresaba quince años después de la huida con la que quedó retratado para la posteridad como un cobarde. Los viejos del rollo aseguraron que el tamaño de sus pies había crecido al menos seis números, y que sus espaldas habían ensanchado tanto que faltaban tejidos para abarcarlas de hombro a hombro. El protagonista, por su parte, confesó que volvía para reconocer legalmente al niño del que se desentendió en el pretérito, porque no deseaba que su nombre circulase unido a la deshonra, y añadió que con la madre del muchacho tenía también cuentas pendientes. Rodeado de la chiquillería que aquel sábado dividía sus actividades entre el gua, el clavo y pídola, y de los matusalenes que quemaban al sol sus pieles curtidas por un siglo de soles, estiró sus piernas sin término sobre los peldaños del rollo, y proclamó a los cuatro vientos sus intenciones. Pero cuando un polemista se interesó por su oficio actual y él le indicó que cuál había de ser, sino rastreador de vidas y haciendas, la saliva de un murmullo dubitativo lo salpicó. Su semblante, hasta ese momento risueño y laxo, se tensó y en la epidermis del cuello se le marcaron las venas hinchadas.

         —¿Cómo queréis que os lo demuestre?

   El mismo escéptico que le había inquirido por su dedicación lo retó a una empresa imposible.

         —Haz que vuelvan a sus dueños las pertenencias que ese maldito ladronzuelo se viene llevando desde hace meses con impunidad”. [pp. 256-257].

 

miércoles, 17 de mayo de 2023

Lector que rumia

LECTOR QUE RUMIA

Eduardo Moga

Madrid, Ed. Polibea, Col. La espada en el ágata, 2023, 455 págs.

Prólogo de Antonio Ortega

   Licenciado en Derecho y licenciado y doctor en Filología Hispánica por la Universidad de Barcelona, Eduardo Moga (Barcelona, 1962) ha publicado diversos poemarios, entre los que destacan La luz oída (premio Adonáis, 1996; edición commemorativa, 2021), Las horas y los labios (2003), Cuerpo sin mí (2007), Bajo la piel, los días (2010), Insumisión (2013, premio de la revista Quimera al mejor poemario del año), El corazón, la nada (Antología poética 1994-2014) (2014), Muerte y amapolas en Alexandra Avenue (2017), Lo profundo es la piel. Antologíade poesía erótica (2017), Mi padre (2019), Tú no morirás (2021) y Hombre solo (2022). Ha traducido a Ramon Llull, Jaume Roig, Évariste Parny, Arthur Rimbaud, Walt Whitman, Carl Sandburg, Wi-lliam Faulkner, Frank O'Hara, Charles Bukowski, Harold Norse, Evan S. Connell, Penelope Fitzgerald, Diane Wakoski y Tess Gallagher, entre otros autores. Practica la crítica literaria en Letras Libres, Cuadernos Hispanoamericanos, Turia y Quimera, entre otros medios, y mantiene la sección «Otras latitudes» en La Sombra del Ciprés, suplemento cultural de El Norte de Castilla. Ha publicado los libros de viajes La pasión de escribil (2013), El mundo es ancho y diverso (2018) y Diarios de viaje (2016-2019) (2021); dos selecciones de entradas de la bitácora Corónicas de Ingalaterra (2015 y 2016); los diarios El paraíso dificil. Siete años en Extremadura (2013-2019) (2020), Expón, que algo queda (Polibea, 2021) y La ciudad encontrada. Crónicas de Sant Cugat (2021) y varios volúmenes de ensayos: Homo legens (2017) o el más reciente, El oro de la sintaxis (2020). Ha sido codirector de la colección de poesía de DVD Ediciones, así como director de la Editora Regional de Extremadura y coordinador del Plan de Fomento de la Lectura en Extremadura. Mantiene el blog Corónicas de Españia. A esta vasta y notabilísima obra literaria, añade el escritor ahora Lector que rumia, una compilación de artículos publicados en su blog y en varias de las revistas especializadas citadas  más arriba. Los textos se agrupan en varios bloques: “Sobre literatura actual” (en especial, poemarios aparecidos recientemente), “Sobre clásicos del siglo XX” (Delibes, Eliot, Hemingway Proust…), “Sobre clásicos de siempre” (San Juan, Quevedo, Shelley…) y “Algunos artículos” de temática variada. Se trata, como puede verse, de una muestra más de una las pasiones del escritor, la lectura y la lúcida reflexión sobre lo leído, una tarea no muy alejada de su obra creativa, pues como acertadamente considera el prologuista, “la escritura crítica de Eduardo Moga constituye una parte determinante de su obra literaria porque viene a reafirmar con certeza la aseveración que Ricardo Piglia hiciera en su libro Formas breves, cuando con su personal convicción declaró que «la crítica es la forma moderna de la autobiografía. Uno escribe su vida cuando cree escribir sus lecturas». Todos los libros de Eduardo Moga —poéticos, ensayísticos, de crítica literaria, traducciones, sus escritos periodísticos—dan razón de una vida que se escribe, a su manera, en cada uno de ellos, y que, al mismo tiempo, instauran una poética que se ordena y se modela en todas y cada una de sus páginas”. [Prólogo, 13] Reproducimos un fragmento de una de las composiciones del último bloque. 

EL PESADO

   EL pesado, entre los escritores, es aquel que está seguro de que su obra es la mejor que hayan visto los siglos desde Homero (o antes de él) y desea hacértelo saber a cada instante, en cada estación del año, con cada libro o artículo que publica, o, mejor, con cada libro o artículo que se publica sobre él. El pesado no tiene escrúpulos ni conoce la fatiga. Antes, cuando lo digital no se había adueñado de la sociedad, el pesado se veía limitado, muy a su pesar, a los parsimoniosos procedimientos de la comunicación analógica y, singularmente, del correo postal. Sus libros caían entonces en el buzón como caen las hojas de los árboles en otoño o las campanadas de las iglesias los domingos y las fiestas de guardar: metálica, metódica, implacablemente. O bien, para superar las lentitudes o negligencias del cartero (qué iluminador aquel epigrama del Eladio Cabañero: «¡Cojones!, dijo el cartero. / Tres libros de Marrodán / y estamos a dos de enero»; Marrodán fue un pesado de narices), el pesado hacía acopio de ejemplares —o de artículos, o de fotocopias, o de lo que fuese que hablara de él— y se lanzaba al río de la existencia con ellos a cuestas, ya fuese en macuto vietnamita, ya en menesterosa pero suficiente bolsa de supermercado, para asestárselos al colega desprevenido con el que se cruzase por la calle. Hoy en día, atrapados por las redes como estamos, el pesado inunda el espacio con sus noticias, poemas, crónicas, artículos, homenajes, presentaciones y publicaciones, y nos aplasta con ellos. No obstante, el pesado que lo es de verdad, el pesado pesado, el pesado pata negra, es capaz de combinar ambos medios: fumiga con sus novedades el universo digital, pero no renuncia a la distribución artesanal de antaño”. [pp. 339-340].

 

miércoles, 10 de mayo de 2023

Cuidado con el perro

CUIDADO CON EL PERRO

José A. Ramírez Lozano

León, Eolas Ediciones, 2023, 64 págs.

   José Antonio Ramírez Lozano (Nogales, 1950) inició su obra narrativa con Don Illán (Orihuela, 1978), una novela corta con algunas de claves de su mundo narrativo, a la que han seguido otros muchos títulos. Algunos de los aparecidos  a partir de 2000 son Los reinos de Artemón (Algaida, 2001), El capirote púrpura (Algaida, 2003), Iscariote (Algaida, 2005), La flor del toronjil (Junta de Castilla-León, 2007) La oca de oro (Menoscuarto, 2008), El sueño de la impostura (KRK, 2009), Las manzanas de Erasmo (Algaida, 2010), Habas contadas (Diputación de Badajoz, 2010), El crimen de Ampurio Pinto (Diputación de León, 2012), El domador de zapatos (Diputación de Badajoz, 2015), El relojero de Yuste (Ediciones del Viento, 2015), Los celos de Zenobia (Pretextos, 2016), El camello de oro (2018), Un calcetín de lana rojo (2019) Las nueces del más allá (2020) o Pasodoble (Naginata, 2022). Ahora la editorial Eolas publica Cuidado con el perro, que reúne composiciones que pueden ser leídos como micorrelatos (tienen un sentido autónomo) o como una novela breve dada la reiteración de personajes humanos y caninos. Es cierto que la obra refleja un presente en que se da a los perros un tratamiento extraordinariamente consentido, con unos animales melindrosos que protagonizan desfiles de moda, visten ropa de abrigo o, finalmente, descansan en tumbas (“Fuiste mi corazón peludo”), pero no hay en estos textos un propósito de denuncia sino un fin puramente literario que juega, con ingenio, humor y constantes hallazgos léxicos, con las similitudes y contrastes entre los animales y sus amos o la aproximación en la condición humana y perruna de ambos. Reproducimos una de las composiciones.

21

   “Ni doña Matilde Sigüenza ni el propio doctor Riqueni lo-gran entenderlo. Para ellos, todo el que tiene por mascota a un animal que no sea perro resulta, sin duda, un sujeto raro y neurótico.

        —Hay perros y bichos. No hay más —contunde don Arturo Mesa del Hoyo.

  La propia sociedad Gengis Kan, en colaboración con la academia Cipión y Berganza, ha promovido más de un ciclo de conferencias contra el desvarío de apadrinar animales inexpresivos y horrendos, argumentando que pueden conducir al ostracismo del dueño y otras consecuencias psíquicas desastrosas e irreversibles.

        —Ahí tienes a Marcos con el pez —arguye ahora don Virgilio Domene—. Todo el santo día con los ojos pegados a la pecera. Eso no es vida.

        —Pues él dice que le habla —apunta escéptico un tal Mauro—. Debe de ser que las burbujas se le hacen sílabas.

        —Eso es una impostura, Mauro —rebatió doña Matilde despreciando—. Un pez imposible.

        —¿Pero qué calor humano puede recibir ese hombre de un pez? —se arrebata don Arturo con escándalo—. Vale que un gato se arrulle junto al dueño, pero un pez, señor mío. ¿Un pez?

        —Los gatos son la poesía —sentencia Mauro después de un silencio purgativo—, la narrativa los perros.

        —Un gato no te defiende —zanja Riqueni—. Un perro, en cambio, da la vida por ti. Ten en cuenta que los gatos son cobardes y escurridizos, como los poetas.

  En la ciudad de Sevilla hay censados más de cuarenta mil animales de compañía, de los que más de la mitad son perros. Los otros, según la Gengis Kan, bichos: gatos, lagartos, boas, loritos, urracas, tortugas y hasta una libélula que alquilan para los tocados en las bodas.

   A Marcos Santana, el de la dulcería, siempre le gustó la singularidad. Marcos Santana tiene un grillo de mascota.

        —Eso es ya aberración —dogmatiza don Arturo.

   El grillo de Marcos Sena le avisa del extraño que anda a la puerta y, además, le vale de despertador. Aunque hay noches que le da por la cantata y entonces a Marcos no le queda otra que echarle un cubo de agua. [pp.52-53].

 

martes, 9 de mayo de 2023

Cuando vuelvan los elefantes

CUANDO VUELVAN LOS ELEFANTES

Dionisio López

Mérida, Editora Regional de Extremadura, Col. Vincapervinca, 2023, 142 págs.

Epílogo de Luis Landero

   Dionisio López (Cáceres, 1978) es Licenciado en Filología Hispánica, estudios que cursó entre las universidades de Extremadura y Salamanca; en la actualidad ejerce como profesor de literatura. Autor de relatos y poemas publicados en diferentes obras personales (Entramados), antologías (Abrazos de náufrago, Al final poesía, ...Y si todos dicen que es de noche, Conclausa, Cuentos de AFAL, El club de los relatores, Letras para los ODS) y en revistas literarias (Sinergia, Heterónima, El Espejo...). También ha adaptado, junto a otros profesores, textos dramáticos de distintas épocas (Quedamos en el XVII, Quedamos en el XIX). En 2022 publica el libro de poesía Los nombres de la nieve. Dirige el blog de reseñas literarias Aves de paso. Cuando vuelvan los elefantes reúne relatos y microrrelatos agrupados en dos bloques (“La sombra” y “La lluvia”), con dos breves textos en la apertura y el cierre (“Biografía” y “Bibliografía”), protagonizados por variados personajes en entornos diversos: un personaje se siente extrañamente amenazado por la presencia un nuevo vecino (“2º B”), una mujer espera aterrorizada a unos hombres por algo sucedido en el pasado (“Una canción del pasado”), una venganza segura se cierne sobre un delator que ha enviado a la cárcel a sus cómplices (“La fragilidad del cristal”), un personaje se ha refugiado en el arte aislándose de todos (“Cumpleaños feliz”), un joven pintor abandona su pueblo para alejarse de un maestro que le impide encontrar un camino propio (“La sombra”)… pero es común a la mayoría de ellos una sensación de infelicidad e insatisfacción (relaciones afectivas rotas o abocadas a la muerte, búsquedas fallidas, desencuentros…), pues “las criaturas de Dionisio López siempre están intentando corregir el rumbo de su vidas. Quizá todavía estén a tiempo de alzar el vuelo con sus alas de cera y escapar del laberinto en que la costumbre y el fracaso los tienen recluidos […] ¿Tendrá valor para hacerlo? Sin duda, pero ahora no, quizá más tarde, quizá mañana (“Mañana se llama uno de los cuentos”, o quizá cuando vuelvan los elefantes.” [Epílogo, p. 137]. Reproducimos un microrrelato que relata un encuentro fugaz como un destello destinado irremediablemente al olvido. 

   ÚLTIMO TURNO

   No habían pasado ni diez segundos desde que le robó el nombre, con un vistazo veloz, al bono de transporte justo cuando ella subía y él bajada de la línea universitaria. Pensó en dar la vuelta, pero las dudas provocaron el cierre de las puertas tras de sí. Se sentó en las escaleras y comenzó a teclear en google, facebook, twitter, tuenti, snapchat, instagram... Nada, no encontró nada. Probó con el nombre y apellidos completos, nombre e iniciales, nombre y ciudad... Nada. Puso diminutivos y todas las variantes que se le ocurrieron... Las horas pasaron sin darse cuenta. Pasaron zapatos, tacones, zapa-tillas, hasta unas manoletinas rojas, que le esquivaban mientras crecía la certeza de que jamás la volvería a ver. Jamás. Al caer la noche, se levantó y emprendió camino a casa, mientras a sus espaldas paraba el último turno del bus, el de las once, el que traía los rescoldos de estudiantes que dejaban, con su regreso, el campus vacío.

 

viernes, 5 de mayo de 2023

La fábula y el fuego

LA FÁBULA Y EL FUEGO

Ramón J. Soria Breña

Mérida, De la Luna libros, 2023, 153 págs.

Prólogo, epílogo y fotografías del autor

   Ramón J. Soria Breña (Jarandilla de la Vera, 1965) es escritor y sociólogo. Además de varios trabajos de sus especialidad, ha publicado el libro de relatos Los dientes del corazón (Baile del sol, 2015) y las novelas Los últimos hijos del lince (2010) y El barco caníbal (2018), con la que obtuvo el premio Ciudad de Salamanca de 2017. En 2018 la editorial emeritense De la Luna Libros publicó una compilación de relatos, Partes de guerra (2018).

   La fábula y el fuego, que ahora publica la editorial emeritense De la Luna libros, es en primer lugar un volumen bellísimo, extraordinariamente cuidado, ilustrado por unas magníficas fotografías del propio autor. En su conformación el autor ha recurrido a la estructura de un recetario y, en efecto, cada uno de los capítulos contiene una receta de platos elaborados con productos naturales, pero el resultado final va mucho más allá al comunicar su contenido con una prosa, situada entre la narración y el ensayo, de una notabilísima altura literaria. Cocinar es en esta obra una manifestación cultural ancestral que llega desde el pasado hasta las manos de sus abuelas en combinaciones y sabores romanos, árabes, sefardíes, galaico-portugueses, de Europa oriental, del nuevo mundo o de la Extremadura de los años más tristes de la posguerra. Como apunta el título, la obra reúne cocina y literatura, pues “cocinar es un cuento, una fábula, un mito, el libro entero de nuestra gran historia”, y así el potaje, el cebiche, las vieiras, el almogrote, el pulpo, los caracoles,  las manzanas asadas… se acompasan con referencias a Dumas, Vázquez Montalvan, Pla, Borges, Camba, Vasili Grosman o Mark Twain. En medio de una naturaleza esplendente, entre ollas y trébedes, recuerdos de lecturas y de la infancia, considera el escritor, “me queda la felicidad de ver salir la trucha de mis dedos como una centella de colores y de seguir desayunando algunos días de verano un conejo asado ensartado en un palo en la chimenea de una casa vieja y queso de cabra de postre. Hago caso al poeta [Octavio Paz]: “Defiendo mi ración de tiempo y paraíso”. Reproducimos un fragmento del capítulo titulado “Hígado de cordero estilo Zaida, Zoraida, Zorahaida y mi abuela”.

   “Voy atravesando el tiempo, saltando más mil años atrás, cuando Abd al-Rahman III dominaba el gran sur. Me ha venido a la memoria este guiso posible y pobre, también sofisticado y rico, de un español de entonces, tal vez árabe, judío, godo, bereber, cristiano, quién sabe. Un campesino o pastor o alfarero que a la puerta de su casa de adobe de las afueras de Córdoba, Jaraíz de la Vera o Valencia, poco antes de caer la tarde fría, sobre una trébede mediana acunada en las brasas, dentro de una cazuela de barro muy gastada, sofríe unas cebollas tiernas, unos higos pasos de pezón largo cortados en cuartos y, cuando todo está blando, añade troceados dos hígados de cordero y sus pizcas de albahaca, comino, cilantro, toronjil, ruda y sal bruta. Aviva el fuego, remueve el guiso con un cucharón de brezo y luego lo aparta del hogar hasta que temple. De ese mítico tiempo de califas y taifas, de reconquistas y reconquistas y Medinas Azaharas ya solo quedan mitos y ruinas, unas pocas palabras vivas como alhacena, alcoba o zorzal, y cierto rencor al moro que fuimos y que aún somos, qué triste. Pero muchos sabores de entonces aún palpitan, como este plato de primavera, tan moderno y agridulce de higaditos de cordero con higos pasos que estoy haciendo. ¿Cuántos maravillosos fuas no se engordarán luego alimentando a los gansos, ocas o patos con higos pasos? Pero ya un anónimo cocinero árabe entendió hace mil años la mágica mixtura de estos dos alimentos que hoy, tanto tiempo después, preparo para comer gracias a que mi abuela Ángela me enseñó la sencillísima receta. La cocina extremeña está llena de guisotes de casquería, y este es uno de ellos”.  [pp. 114-115].

 


miércoles, 3 de mayo de 2023

Las mujeres felices son una quimera

LA MUJERES FELICES SON UNA QUIMERA

Alonso Guerrero

Córdoba, Ed. Almuzara, 2022, 270 págs.

I Premio Internacional de novela jurídica del ICAGR

   Nacido en Mérida en 1962, Alonso Guerrero es escritor y profesor. En 1982 gana el premio Felipe Trigo de narraciones cortas con Tricotomía, y en 1987 el Navarra de novela con Los años imaginarios. Muestras de sus incursiones en el cuento son El hombre abreviado (1998), Fin del milenio en Madrid (1999) y De la indigencia a la literatura (2004). La novela también le llevó a experimentos como Los ladrones de libros (1991), El durmiente (1998), El edén de los autómatas (2004), Doce semanas del siglo XX (2007) o la narración futurista Un palco sobre la nada (2012), en tanto La muerte y su antídoto (2004) contiene una reflexión sobre el oficio de escribir. Sus últimos libros han sido una novela sobre los atentados del 11-M en Madrid, Un día sin comienzo, la narración El mundo sumergido y la novela El amor de Penny Robinson (Berenice, 2018), que se convirtió en un gran éxito de ventas. También ha ejercido la crítica literaria y el periodismo de opinión. Es profesor de Lengua y Literatura en un instituto de Madrid y con Las mujeres felices son una quimera ha resultado ganador del Primer Premio Internacional de Novela Jurídica, que impulsa el Colegio de Abogados de Granada.

   La mujeres felices son una quimera desarrolla una trama de novela negra de ambientación urbana que arranca con el descubrimiento del cuerpo de un  hombre ahorcado en un árbol de una plaza céntrica de Madrid. El comisario Enrique Lahoz, apodado por sus compañeros “el fantasma” por su tendencia a mantenerse alejado de la comisaría, emprende una investigación (a pesar de una primera impresión no se trata de un suicidio sino de un asesinato) que le llevará a aproximarse a un grupo de cinco personas que sin conocer ni siquiera sus nombres (todas se ocultan tras un alias o nick) coinciden en una página de la Deep Web. La investigación policial tendrá que enfrentarse a nuevos asesinatos que hacen pensar en un asesino en serie, a circunstancias extrañas (como la aparición de los teléfonos móviles de unas víctimas en el escenario del crimen de otras) y a unas personas que han sustituido las relaciones personales por su presencia constante en las redes: en sus casas no hay libros ni cuadernos, ni bolígrafos, sino televisiones de tamaño desmesurado, cedés, lápices de memoria, tarjetas con archivos visuales… Como en los modelos clásicos que reúnen un caso policial con un reflejo crítico de la sociedad (corrupción policial, connivencia entre políticos y delincuentes), la presente novela desarrolla una trama absorbente que nos lleva de un enigma a otro hasta un desenlace insólito, pero también se propone presentar a un nuevo prototipo de ser humano que se ha volcado hacia un mundo virtual en el que el anonimato es “el de gente que se mantiene de incógnito porque así significa más que con sus nombres y apellidos”, en que “nadie quiere ser quien es, ni estar donde está” y tiene una deriva terrible en el caso de niños y adolescentes con los que “la educación ya no sirve de mucho. Ahora se hacen montaraces en internet como si fueran perros abandonados”. Comunicada con una prosa cuidada y precisa tan eficiente en la narración como en los diálogos, la novela es una notabilísima muestra de la novela negra actual. Reproducimos un fragmento del arranque de la trama.

   “La cara del capitán apareció en la pantallas, con sus ojeras de político con demasiadas sobremesas, y le expuso personalmente el expediente del tío colgado del árbol. Asunto del que se había hecho cargo el Juzgado de Instrucción número 21.

         -Encárgate de él –le dijo-. No es un suicidio. El forense ha dicho que lo colgaron después de matarlo.

         ¿Por qué yo? —preguntó Lahoz—. Sabes que no me gustan las cosas complicadas.

         -Porque eres el más cabrón, y el que menos ganas tiene de trabajar. Los jueces sólo te quieren porque les pones las cosas claras.

         -Sabes que los hay más cabrones que yo en la policía, aunque tengas razón en lo segundo.

         -Échale un vistazo al informe del forense. No tiene buena pinta.

         -Nada tiene buena pinta.

         -La familia está pasándolo bastante mal. Hay detalles muy extraños.

         -Estoy seguro de que ya has resuelto el caso. Dime si el asesino es el mayordomo, y punto.

         -Las soluciones ya te las pedirá a ti el juez Corcovado, que es quien instruye el caso. Como os lleváis tan bien, quizá te amplíe el margen de actuación, siempre que no se lo quites a él.

         -Corcovado, extraña casualidad -dijo Lahoz-. Hemos tenido roces, dentro y fuera del juzgado, pero me cae bien.

         -¿Qué quiere decir fuera? ¿Habéis compartido amantes?

         -Esa es la única investigación en la que no me gustaría profundizar. [pp. 10-11].