martes, 2 de julio de 2024

Lisboa caminada

LISBOA CAMINADA

Antonio María Flórez

Ayuntamiento de Don Benito, 2024, 115 págs.

   Hijo de madre extremeña y padre colombiano, Antonio María Flórez pasa su infancia en Marquetalia (Colombia), pero recibe su formación académica de grado medio en los centros docentes de Don Benito. Circunstancias biográficas posteriores le han llevado a alternar estancias en Colombia y España, lo que lo ha convertido en privilegiado testigo del panorama cultural de los dos países. Además de varios ensayos (como Dalí. El arte de escandalizar, 2004,  Transmutaciones. Literatura colombiana actual, 2009, o Cuentos de ida y vuelta, 2010) y numerosas colaboraciones en obras colectivas (antologías de cuento y de poesía, revistas…) ha publicado hasta el momento los siguientes libros de poesía, galardonados con premios de reconocido prestigio: El círculo cuadrado (1987), En cámara lenta, junto con el escritor Flobert Zapata (1989), Epigolatría (1993), ZOO (poemillas de amor antiecológicos) (1993), El bar de las cuatro rosas (1995) y Antes del regreso (1997). A este libro le siguieron títulos como El arte de torear (2002),  Desplazados del paraíso (premio nacional de poesía “Ciudad de Bogotá” de 2003, publicado ese año en Colombia y luego en España en 2006), Marquetalia (Un pueblo que rabia) (2003), Corazón de piedra (2011), Tauromaquia (Antología Trema) (2011), Bajo tus pies la ciudad (2012), Sabe que su mirada (2014), La muerte de Manolete. Crónica en escena (Don Benito, 2014), En las fronteras del miedo (2013, finalista del premio nacional de poesía del Ministerio de Cultura de 2015), Sueños eróticos de un adolescente empedernido (2016) y Mirándonos (2019). Como narrador, ha publicado sus relatos en antologías como Cuento caldense actual (1992), Estrechando círculos (1999), La narración corta en Extremadura (2000) y Ficciones (2001). En 2018, la editorial De la Luna libros publicó un volumen de relatos, Desde entonces vivo para el dolor, y en 2021 la Editora Regional dio a la estampa El hombre que corría en el parque. Recientemente ha visto la luz Llámame tiempo, novela publicada en España y en Colombia.

   Ahora ve la luz Lisboa caminada, título del libro y del primer bloque (el otro lleva por título “Otras geografías”), cuyas composiciones nacen de la fascinación por una ciudad que, como consideró Javier Martín “é uma cidade que se leva na alma, porque não cabe na mala. O seu rio, a sua luz, as suas calçadas ficam lá”, pero también de la atracción que ejercen para el autor poetas y prosistas lusos (y algunos cantantes; el número de citas es muy alto), como Pessoa, José Saramago, Lobo Antunes, Eça de Queirós, Nuno Júdice, José Luis Barreto, Guimaraes, Manoel de Barros, Angélica Freitas, Antonio Osorio, Gonçalo M. Tavares, Filipa Martins, Martha Cecilia Cedeño…, incluyendo en el grupo a aquellos escritores no lusos también enamorados de Portugal, como Antonio Tabucci, Muñoz Molina o Ángel Campos. El segundo bloque se abre a “otras geografías”, entornos a veces naturales (“Díptico del Amazonas”), pero sobre todos urbanos como Buenos Aires, Madrid o Nueva York. Dueño de una voz original y madura, el poeta  pasea como voyeur por estos ámbitos para plantearse los temas universales presentes en libros anteriores. Reproducimos un poema del primer apartado.

 

LAS NOCHES DE LISBOA (I)

 

   Son las noches de Lisboa

renuentes al silencio.

Ellas tienen gargantas que gimen

y lanzan cortados lamentos

que chocan contra las paredes.

 

         El fado en Mouraria

es un susurro hechizante

que viene del fondo del alma,

melancólico y altivo,

como lo hizo María Severa

         con su cuerpo y su destino.

 

         De ellas nacen sueños

que escapan por las ventanas

y minutos que se alargan,

                   más allá del poema,

con historias interminables

   de nuestras vidas oscuras

         -la tuya y la mía-

por desiertos y autovías,

por ciudades y montañas,

que aplazan y enmudecen

las líneas que habrías

de escribir hoy mismo,

         antes de la medianoche,

sobre los setenta y dos fantasmas

que ya no habitan, ni bien sueñan

         en la casa desierta y callada

de Fernando Pessoa

en la rua Coelho de Rocha

                            del campo de Ourique.

Papeles manuscritos desparramados en el escritorio

que susurran la “Sinfonía de la noche inquieta

y hablan del “…olor del mar, entrada la noche,

en los muelles de la ciudad humedecida por el frío…”.

 

miércoles, 19 de junio de 2024

El último blue laggon

EL ÚLTIMO BLUE LAGGON

Roge Gómez

Salamanca, Ed. Delirio, Col.Narrativa Iria, 2024, 190 págs.

   Licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Salamanca y dedicado a la docencia, Roge Gómez ha sido durante cinco años alumno del taller literario de Isabel Canelles, en cuyas antologías publicó varios relatos (uno de los cuales es representado periódicamente por los estudiantes de la escuela de teatro Lombó como monólogo). Ahora, la editorial salmantina Delirio (que edita “libros cuadrados como puños”) publica su primera novela. Situada la trama en su arranque en una aldea, San Esteban de la Fuente, en pleno campo charro, la novela se abre con un episodio crucial; el protagonista, ya en las postrimerías de  la juventud, es despertado por su madre tras una noche rutinaria de alcohol, estupefacientes y lagunas mentales diciéndole que un par de policías preguntan por él: su mejor amigo, el Honrado, ha aparecido ahorcado con las manos atadas (lo que descarta un suicido). Su relación con el fallecido y su propio estilo de vida lo hacen sospechoso. Pero este motivo, propio de un relato negro, se incardina en un panorama narrativo inicial de corte cervantino: Antonio ha decidido transformarse en Elvis copiando sus vestidos, sus complementos, su peinado, su propensión progresiva a los excesos, lo que lo convierte en una figura grotesca en su entorno, pero en la que adivinamos a uno de esos “héroes” empeñados, frente a todo tipo de contratiempos (una pequeña aldea, unos personajes rurales, una madre escandalizada) en hacer realidad sus sueños. Antonio / Elvis baila como el cantante estadounidense, ingiere constantemente el mismo cóctel (el blue lagon, una mezcla de vodka y curaçao) consume drogas y aspira a unas relaciones sexuales libres, pero la extraña muerte y el acoso policial lo obligan a huir. Con toda sus pertenencias en una mochila, el protagonista emprende un viaje, comparable al de Alonso Quijano o al de Lázaro de Tormes, que le llevará a La Alberca, Salamanca, Madrid y Oslo, vivirá aventuras  (sin el propósito aleccionador de los relatos picarescos) y conocerá a personajes tan extravagantes como él, todos situados en el extrarradio de la sociedad: un policía corrupto y vengativo (que tal vez asesinara a su padre en las tapias de un cementerio), una mujer de mediana edad, Priscilla, que lo acogerá generosamente, jóvenes urbanos que huyen de la ciudad, okupas organizados, naturistas, nudistas… mientras busca el amparo de una extraña agrupación anarquista (La pepita negra) y a Ela, una vedette de los años de la guerra. Nos encontramos,  por lo dicho, ante una novela singular (aún más al tratarse de una primera novela), de carácter lúdico, con un marcado sentido del humor (como el comportamiento de ese camionero que combate el sueño con café con cocacolas), con una prosa eficiente y unos diálogos a la vez naturales y sorprendentes (con registros que van de lo rural al jergal) y un resultado final logrado en todos sus aspectos. Reproducimos un fragmento que presenta al protagonista sumido en sus tribulaciones.

   “Camina con precaución por la acera y ve sorprendido que alguien levanta el brazo desde lejos, a modo de saludo. Eso desboca su esperanza. Quizá lo de anoche no ha sucedido. O, ya que eso parece que es un hecho, han descubierto por fin la verdad. Que él no ha sido. Que no ha hecho nada. Que cómo va a haber, nada menos que ahorcado al Honrado, el amigo que cuando ya nadie daba un duro por él, salió cada noche de cada día a tomar vinos, a enseñarle beber otras cosas. Compartió con él su Blue Lagoon: el cóctel por el que era famoso en todos los bares del pueblo. Cada vez que traba en uno, si eran más de las once de la noche, se lo ponían sin preguntar. Y empezaron a ponerles dos... Juntos volvían a casa borrachos perdidos. A veces se turnaban: «Hoy te acompaño yo a tuya». Y luego estaba su hermana, la Mambrú. Siempre la adoró. Desde aquel cumpleaños germinal donde bailó con su nuevo disfraz moviendo la pelvis y acercando sus caderas hasta ella como si no hubiera testigos. Como si, por fin, hubiera desaparecido su madre. Después pasó aquello de romperle el disfraz y echar a todo quisqui de la casa. Y fue ver cómo se le iba para siempre. O eso se temía él. Porque con el paso de los años, sus costumbres se fueron complicando. Las de ambos. Ella angelical, con aquella belleza que estremecía a cualquiera que la viera, enigmática y silenciosa, comenzó a tener relaciones con todo el que se preciara. Nadie supo nunca qué criterio seguía. Solo que era metódica y que mantenía igualmente su imagen de candor y timidez. Tampoco supo nadie nunca por qué, cada vez que estaba con alguien, el Alicante iba relatando su nombre por las calles del pueblo como echando un pregón. La lista se hacía cada vez más larga. Hasta que el azar cruzó sus gustos, y el Alicante pudo sumar una gloriosa mañana su nombre a la lista: Elvis Antonio”. [pp. 25-26].

 

domingo, 16 de junio de 2024

Llámame tiempo


 LLÁMAME TIEMPO

Antonio maría Flórez

Don Benito, Ayuntamiento de Don Benito, 2024, 301 págs.

   Hijo de madre extremeña y padre colombiano, Antonio María Flórez pasa su infancia en Marquetalia (Colombia), pero recibe su formación académica de grado medio en los centros docentes de Don Benito. Circunstancias biográficas posteriores le han llevado a alternar estancias en Colombia y España, lo que lo ha convertido en privilegiado testigo del panorama cultural de los dos países. Además de varios ensayos (como Dalí. El arte de escandalizar, 2004,  Transmutaciones. Literatura colombiana actual, 2009, o Cuentos de ida y vuelta, 2010) y numerosas colaboraciones en obras colectivas (antologías de cuento y de poesía, revistas…) ha publicado hasta el momento los siguientes libros de poesía, galardonados con premios de reconocido prestigio: El círculo cuadrado (1987), En cámara lenta, junto con el escritor Flobert Zapata (1989), Epigolatría (1993), ZOO (poemillas de amor antiecológicos) (1993), El bar de las cuatro rosas (1995) y Antes del regreso (1997). A este libro le siguieron títulos como El arte de torear (2002),  Desplazados del paraíso (premio nacional de poesía “Ciudad de Bogotá” de 2003, publicado ese año en Colombia y luego en España en 2006), Marquetalia (Un pueblo que rabia) (2003), Corazón de piedra (2011), Tauromaquia (Antología Trema) (2011), Bajo tus pies la ciudad (2012), Sabe que su mirada (2014), La muerte de Manolete. Crónica en escena (Don Benito, 2014), En las fronteras del miedo (2013, finalista del premio nacional de poesía del Ministerio de Cultura de 2015), Sueños eróticos de un adolescente empedernido (2016) y Mirándonos (2019).

   Como narrador, ha publicado sus relatos en antologías como Cuento caldense actual (1992), Estrechando círculos (1999), La narración corta en Extremadura (2000) y Ficciones (2001). En 2018, la editorial De la Luna libros publicó un volumen de relatos, Desde entonces vivo para el dolor, y en 2021 la Editora Regional dio a la estampa El hombre que corría en el parque. Emparentada con este último título, Llámame tiempo se articula en torno a las vivencias de distinta naturaleza de las que el narrador (médico, profesor externo de una universidad de Bogotá, conferenciante especializado en el consumo de drogas) da cuenta en la trama de una novela de corte existencial. Aunque la procedencia de los materiales literarios en la composición de una obra suele ser un aspecto irrelevante de la misma, es preciso subrayar en este caso el fuerte entronque biográfico del protagonista que mantiene marcadas similitudes con el autor, embarcado en un proyecto que se abre desde el “yo” a distintos ámbitos vitales: su atracción por el deporte, su pasión viajera, su interés por todo tipo de manifestaciones artísticas modernas (literatura, música, cine…). Con un marcado tono memorialístico (un rasgo más que la emparenta con la novela anterior) y sólidamente documentada, la trama se abre a numerosos motivos: pasajeras relaciones sentimentales, una enigmática relación epistolar por correo electrónico (que permite el avance de la trama hasta un final enigmático), relaciones familiares, noticias sobre los conquistadores españoles en el departamento de Caldas, fundación de Marquetalia (su pueblo natal), o el tema, más grave, de la violencia en Colombia, porque será su encuentro con un exguerrillero, Franco Isaza (autor de Las guerrilas del llano: testimonio de una lucha de cuatro años  por la libertad), el que introduzca en la novela el combate entre guerrilleros, ejército y paramilitares, con la terrible deriva de enfrentamientos, venganzas, huida de las aldeas hacia las grandes ciudades y ejecuciones sumarias (como la protagonizada por Desquite, un guerrillero sanguinario que asesina a sangre fría a campesinos inocentes en las proximidades de Marquetalia). Escrita con una prosa solvente y madura, Llámame tiempo (motivo este que abre y cierra el relato) se nos presenta como el testimonio contemporáneo del hombre de nuestro tiempo en una sociedad convulsa sometida a poderosas fuerzas contrapuestas. Reproducimos un pasaje que reflexiona sobre la ciudad mestiza y multicultural en que se sitúa la novela.

   “Bogotá es una ciudad cosmopolita y multiétnica. Aquí congregan todas las razas que conforman la nación en mayor o menor medida; blancos, negros, indígenas y todas gamas posibles del mestizaje. En su vasta sabana andina viven los rolos del Teusaquillo fundacional del Chorro de Quevedo y la Candelaria colonial con los millones de emigrantes que la han poblado a lo largo de los siglos, provenientes de Boyacá y Tolima, del Santander del norte y del sur, de la región paisa, de las costas Caribe y Pacífica; así como los desplazados por la violencia que la han invadido huyendo de las guerras absurdas que asolan el país desde siempre, provenientes del Magdalena medio, de los Llanos es, el Catatumbo o el Putumayo. Una de las cosas que identifica a esta ciudad y a todo el país, es su religiosidad que muchos creen heredada sólo de los españoles pero que tiene profundas raíces en los ancestros indígenas que la habitaron en la etapa prehispánica, bien fueran chibchas, caribes o arahuacos. Católicos, protestantes, testigos de Jehová y sincréticos pueblan la ciudad de iglesias, seminarios, casas de oración, bohíos y malokas donde se congregan para ofrendar a sus dioses, espíritus y diablos. Tienen especial veneración por las vírgenes y los niños dioses, y celebran con devoción ciertas fechas señaladas del año como la Inmaculada, las Novenas y la Navidad. Diciembres es un periodo festivo después de la celebración del día ocho y anuncia las vacaciones de fin de año y de enero, y algunas de las fiestas de más renombre del país como la Feria de Cali, la de Manizales, el Carnaval del Diablo de Riosucio, el Carnaval de Negros y Blancos de Pasto, las Corralejas, y otros más de pueblos chiquitos de las tierras cálidas de los calles del Cauca y del Magdalena” [pp. 131-132].

martes, 19 de marzo de 2024

Poemas enumerativos

POEMAS ENUMERATIVOS

Eduardo Moga

Zaragoza. Olifante. Ediciones de poesía, 2024, 121 págs.

Prólogo del autor

   Poeta, traductor y crítico literario, Eduardo Moga (Barcelona, 1962) es licenciado en Derecho y licenciado y doctor en Filología Hispánica por la Universidad de Barcelona. Es también diplomado en Estudios Avanzados por la Universidad de Barcelona; diplomado en Función Directiva (Área Gerencial) por la Escuela de Administración Pública de Cataluña; y Máster en Administración Pública por ESADE-Universidad Ramon Llull (Barcelona).

   Como poeta, es autor de los libros Ángel mortal (1994), La luz oída («Premio Adonáis», 1996), El barro en la mirada (1998), Unánime fuego (1999; 2ª edición, 2007), El corazón, la nada (1999), La montaña hendida (2002), Las horas y los labios (2003), Soliloquio para dos (2006), Los haikús del tren (2007), Cuerpo sin mí (2007), Seis sextinas soeces (2008), Bajo la piel, los días (2010), El desierto verde (2011; 2ª edición, 2012), Insumisión (Premio al mejor poemario del año de la revista Quimera, 2013; Latino Book Award, EE. UU., 2014), Décimas de fiebre (2014), Dices (2014), El corazón, la nada (Antología poética 1994-2014) y Lo profundo es la piel (2017), Muerte y amapolas en Alexandra avenue (2017), Tú no morirás (2021) y Hombre solo (2022)

   Entre su experiencia en el desempeño de funciones en el ámbito de la promoción cultural, destaca su trabajo como crítico literario para diferentes publicaciones de gran prestigio nacional (Letras Libres, Cuadernos Hispanoamericanos, Revista de Occidente, Ínsula, Quimera, etcétera); como conferenciante en diferentes universidades e instituciones sobre asuntos literarios y editoriales; como profesor de Talleres de Escritura Creativa en Londres; y como miembro del consejo editorial de la revista universitaria londinense Poem, entre otras actividades.

   Ha publicado, asimismo, el libro de viajes La pasión de escribil (2013), una selección de entradas de su bitácora, Corónicas de Ingalaterra, con el título de Corónicas de Ingalaterra. Un año en Londres (con algunas estancias en España) (2015), y los ensayos De asuntos literarios (2004), Lecturas nómadas (2007), La poesía de Basilio Fernández: el esplendor y la amargura (2011), La disección de la rosa (2015), Homo legens (2017), El oro de la sintaxis (2020) y Lector que rumia (2023). Ha codirigido la colección de poesía de DVD ediciones desde 2003 hasta 2012. Mantiene el blog Corónicas de Españia. Durante unos años fue director de la Editora Regional de Extremadura y coordinador del Plan de Fomento de la Lectura. Ahora  la editorial zaragozana Olifante publica Poemas enumerativos, un conjunto de composiciones basadas en este procedimiento retórico que atraviesa, como recuerda en un necesario y esclarecedor prólogo, toda la literatura universal desde Hesíodo a Whitman o Borges, con la diferencia de que lo que suele ser un ingrediente de una obra mayor es aquí el único componente del poema (y en esto reside parte de la singularidad del libro). En su composición, considera el poeta, “la elección de los elementos que integran la enumeración supone un juicio, y la del orden en que se disponen, otro: ambos unidos por la voluntad de discernir el mundo. Las paradojas que contenga, las metáforas que la acrezcan, los incontables matices que incorpore la enumeración, so abreviaturas: formas de la elipsis, que permite que lo que exigiría innumerables oraciones se exprese con un fogonazo, y luego con otro, y otro, hasta dibujar un gran resplandor global, una iluminación que sustituye lo fatigoso o lo dilatado por lo enteco y lo certero” (p. 13). Reproducimos un fragmento del poema titulado “La depresión”.

   “No dormir. Que los colores palidezcan. Caminar más despacio. Que cueste abrir un libro. Que cueste leer un libro. No leerlo. Que cueste sonreír. Sonreír pese a todo. Sentir barro dentro. Pasar horas sentado en el sofá. No atarse los cordones de los zapatos. Salir de casa con ropa ligera cuando hace frío o abrigado cuando hace calor. No salir de casa. No dormir. Que la conciencia sea un páramo por el que vago como si me ahogara. Que ahogarme no me preocupe. No comer. Comer demasiado. No dormir. Que irrite una puerta que se cierra de golpe, una palabra bienintencionada, mi nombre repetido. Saber que debo amar a alguien, pero no poder hacerlo. No disfrutar con dos huevos fritos o una película de Woody Allen. No saber quién está haciendo lo que hago. Dejar de hacerlo. La pastilla de sertralina. No dormir. Que las horas se alarguen como lombrices. Tener la culpa de mi mal. Ver sin ver. No dormir. No ir al gimnasio. Que no se me levante ose me levante a destiempo. Sentir el punzón de la melancolía labrándome la piel por dentro. Creer que la oscuridad es el estado natural de las cosas. Sentir que la conciencia, purulenta pero invencible, siempre está ahí, en las horas espesas del día, en las horas eternas de la noche” [p. 44].

 

martes, 12 de marzo de 2024

La imperfección de la belleza

LA IMPERFECCIÓN DE LA BELLEZA

Carlos Medrano

Valladolid, Fundación Jorge Guillén, col. Cortalaire, 2023, 123 págs. 

   Carlos Medrano nació en Salamanca en 1961. Su vida ha transcurrido entre Extremadura -su tierra de formación vital y literaria-, Valladolid y Mallorca, donde reside desde los años 90. Es licenciado en Filología Hispánica (que cursó entre Valladolid y Cáceres) y ha sido hasta hace poco profesor de lengua y literatura en secundaria. En una primera etapa juvenil y universitaria publicó los siguientes libros: Corro (Alcazaba, Badajoz, 1987), Las horas próximas (Alcazaba, Badajoz, 1989). También otros cuadernos o plaquettes como A lo breve (La Centena, Editora Regional de Extremadura, 1990), Imágenes, encuentros (POEMAS, Proyectos Originales Ediciones Marginales Anómala Sociedad, Valladolid, 1996) y Entorno claro (Mérida, Editora Regional, 2021). Participó en algunas antologías como Abierto al aire (1971-1984) (Editora Regional de Extremadura, 1984), coordinada por Ángel Campos Pámpano y Álvaro Valverde, o Diez años de poesía en Extremadura (1985-1994) (Ayuntamiento de Cáceres, 1995), al cuidado y estudio de Miguel Ángel Lama.

   Tras varios años de silencio, en septiembre de 2010 abrió el blog isla de lápices donde ha ido recogiendo su nueva producción y algunos textos anteriores, acompañada a veces de algunos comentarios cercanos al diario y la reflexión literaria. De este fondo ha ido apareciendo en papel Donde poder volver (Vberitas, Don Benito, 2016), una muestra de poemas del blog; el libro de haikus enlazados Entorno claro (Editora Regional de Extremadura, 2021); o lo seleccionado para una antología de poetas vallisoletanos, Sentados o de pie, 9 poetas en su sitio (Fundación Jorge Guillén, Valladolid, 2013) y la colaboración para el nº 11 de la revista Suroeste. Junto a Juan Ricardo Montaña ha colaborado en el libro homenaje a Santiago Castelo Aire por aire (Vberitas, 2015), y ha coordinado el dedicado a Ángel Campos Pámpano Recobrada memoria (Vberitas, 2022). 

   Ahora la Fundación Jorge Guillén publica La imperfección de la belleza, dividido en tres bloques, “Un movimiento interrumpido”, “Emerger” y “La memoria tranquila”. Partiendo del motivo oriental recogido en el título (la belleza también está sometida al paso del tiempo y, por tanto, a la trasformación, a la imperfección: “La belleza se arriesga en lo difícil. / La orquídea, el colibrí / cruzan también la muerte”), los poemas transitan por motivos universales como la naturaleza en estampas de Mallorca, pero también de paisajes vividos en el pasado (“De donde hemos querido, nunca nos vamos del todo. Y con sólo pensar, permanecemos”) como Castilla, Portugal (Sesimbra, Évora) o Extremadura (Jaraíz, Yuste) en los que la observación se une a la reflexión y al recuerdo. Otros textos acogen como tema la amistad con otros tantos escritores de quien se siente próximo estética o emocionalmente (Francisco Pino, Santiago Castelo, Tomás Sánchez Santiago, Ángel Campos, Álvaro Valverde…). El último bloque, del que reproducimos una de las composiciones, conforma una elegía dedicada a la madre fallecida, comunicada con el tono de un dolor sedimentado y un lenguaje sobrio y cuidadosísimo en su selección.

 

ISABEL

Una paloma, amor, mujer que vuela,

mi madre ya partió, retengo ahora

su última mano que es la mía

y el hueco de su huella mudo expresa

esta separación, la hora

donde el aliento eleva la tibieza

querida de aquella carne y luz

no abandonada, menos rota.

Hoy sostienen mis huesos entera tu estatura.

Aunque te vayas, más cerca ahora ves.

Aquí en mi cuerpo te ofrezco que residas.

Yo soy también lo que tú eras.

Contemplo la levedad hermosa de tu alma:

qué ventana no da dolor abierta a la belleza

que hoy por doquier asalta.

Madre, mira la gratitud continua de la vida,

el reposo maestro de tu ternura y nombre.

Nacido de tu ser; este latido

da fe del mundo que ante ti se entrega.

lunes, 19 de febrero de 2024

La forja de la palabra


 LA FORJA DE LA PALABRA

Exposición Centenario Nacimiento Luis Álvarez Lencero, 1923-2023

Centro de Estudios Extremeños, Diputación de Badajoz, 2024

Dirección y coordinación editorial y expositiva de Sara Espina Hidalgo

   Con ocasión del centenario de Luis Álvarez Lencero (Badajoz, 1923), el Centro de Estudios Extremeños ha organizado una exposición sobre el autor abierta el 12 de diciembre de 2023 y que puede visitarse hasta el próximo 1 de marzo del presente año. Comisariada por Francisco López-Arza Moreno, Moisés Bazán de Huerta y Román Hernández Nieves, la exposición se acompaña con un catálogo ilustrado acompañado por textos de Sara Espina Hidalgo (“La forja de la palabra), Sara Espina Hidalgo y María Teresa Rodríguez Prieto (“El legado de Luis Álvarez Lencero”), Francisco López-Arza García-Mora y Francisco López-Arza Moreno (“En el principio fue la palabra”), Moisés Bazán de Huerta (“Los dibujos de Lencero. La creación de un universo personal”) y Román Hernández Nieves (“El maestro del hierro sin taller”). Los estudios, de notable interés, se atienen a las distintas facetas creativas de Lencero, desde la poesía (que nunca abandonó, al dibujo y a la escultura, pues, al fin, “el artista madura, ha llegado el momento de parir lo que tanto lleva mimando en sus entrañas. El proceso creativo ahora precisa de nuevos útiles como cizalla, martillo y cincel. El hierro, oscuro y sombrío, ocupa el lugar del papel prístino y blanco. El calor, la fuerza y la creatividad se unen de manera indisoluble en la fragua de Álvarez Lencero” (Sara Espina Hidalgo) Como poeta, “Luis Álvarez Lencero se erige como una figura capital de la literatura extremeña de posguerra; y como uno de los representantes más genuinos de la poesía social española, ya por su sentido de compromiso, ya por la popularidad de sus versos; de modo que su Juan Pueblo pervive hoy como uno de los libros emblemáticos de esta lírica de urgencia” (Francisco López-Arza García-Mora y Francisco López-Arza Moreno).

sábado, 17 de febrero de 2024

Ada Salas en el Aula Guadiana


ADA SALAS

CASA DE CULTURA DE DON BENITO

Jueves, 22 de febrero, 20,00 

Ada Salas nació en Cáceres en 1965. Estudió Filología Hispánica en La Universidad de Extremadura, donde tuvo una beca de investigación. Además de a la escritura de poesía y ensayo, se ha dedicado a la docencia en Institutos de Enseñanza Secundaria. A lo largo de los años ha impartido numerosos cursos, talleres, seminarios y conferencias en centros como Institutos Cervantes, Fundación Juan March, La casa encendida, Fundación Centro de Poesía José Hierro, diversas universidades y Ferias del libro como las de Guadalajara y Frankfurt. Ha participado en festivales y encuentros de poesía nacionales e internacionales. 

Ha publicado los siguientes libros de poesía: Arte y memoria del inocente (1988, Universidad de Extremadura, Premio “Juan Manuel Rozas”) Variaciones en blanco (1994, Hiperión, Premio “Hiperión”) La sed  (1997, Hiperión) Noticia de la luz (2003, Escuela de arte de Mérida), Lugar de la derrota (2003, Hiperión),Esto no es el silencio (2008, Hiperión, Premio “Ciudad de Córdoba”), No duerme el animal (2009, Hiperión), que recoge la casi totalidad de su obra hasta ese momento, Limbo y otros poemas (Pre-Textos, 2013) y Descendimiento (Pre-Textos, 2018). Acaba de aparecer su último libro de poesía: Arqueologías, (Pre-Textos, 2022). En colaboración con el fotógrafo Tete Alejandre ha publicado Reflejos (2006), y son fruto de su trabajo en común con el pintor Jesús Placencia los títulos Ashes to Ashes (Editora Regional de Extremadura, 2011) y Diez Mandamientos (La Oficina ediciones, 2016). En 2021 apareció Criba, que reúne poemas de la autora con obra gráfica de Laura Lio (Pezplata ediciones, 2021).

En 2016 la editorial Fondo de Cultura Económica sacó a la luz la antología Escribir y borrar, que incluye también una selección de su obra ensayística, entre la que cabe destacar: el libro de prosas acerca de la escritura poética Alguien aquí (Hiperión, 2005, El margen, el error, la tachadura (de la metáfora y otros asuntos más o menos poéticos) (Diputación de Badajoz, Premio de ensayo “Fernando Pérez”, 2011), y Lengua del alma (“Poética y Poesía”, Fundación Juan March, 1919).

En 2018 se expuso en las naves de Tabacalera, en Madrid, “Lo que muda no muere”, un trabajo en colaboración con la coreógrafa y bailarina Elena Córdoba y el artista visual David Benito. En 2021 se estrenó en el Teatro de la Abadía de Madrid la obra Descendimiento, basada en su libro del mismo título, con la dirección de Carlos Marquerie y música de Niño de Elche. En 1994 recibió el Premio de Poesía Hiperión, en 2008 el Premio de Poesía Ciudad de Córdoba-Ricardo Molina, y en 2011 el Premio de Ensayo “Fernando Pérez”. En 2019 recibió la “Medalla de Extremadura” por su trayectoria.

Junto con Juan Abeleira ha traducido A la Misteriosa y Las tinieblas de Robert Desnos (Hiperión). Tres de sus libros (La sed, Lugar de la derrota y Esto no es el silencio) han sido traducidos al sueco; Descendimiento, al alemán; una antología de su obra, al italiano, y aparecerá en breve Arqueologías también en italiano.

 

sábado, 20 de enero de 2024

Pablo Montoya en Don Benito


El pasado viernes visitó en Aula Guadiana en el curso de las actividades del curso 2023-24 Pablo Montoya (Barrancabermeja, Colombia, 1963), que intervino en la Casa de Cultura de Don Benito y, al día siguiente, en el IES Cuatro Caminos ante alumnos de bachiller de este centro y del IES Donoso Cortés. En su repaso por algunas de sus obras narrativas, el escritor se refirió al doble impulso que late en sus novelas y cuentos: un crítico reflejo del panorama social de Colombia, herida por los sucesivos fracasos por lograr comprometer a todos en un proyecto común, por la violencia (de la que fue víctima su propio padre) y la tragedia de exiliados, desplazados y desaparecidos, pero también una actitud cosmopolita de apertura al arte americano  y europeo cuyos creadores impregnan todas las tramas de sus narraciones. Junto a un estilo propio, concienzudo y brillante siempre, sobresale su propensión a presentar su universo narrativo no directamente sino a través de la mirada de artistas (grabadores, pintores, poetas, humanistas…) o científicos (botánicos, naturalistas). El escritor dejó, tras un prolongado coloquio, toda una lección de literatura universal.

 

lunes, 8 de enero de 2024

Pablo Montoya en el Aula Guadiana

   Nacido en Barrancabermeja (Colombia) en 1963, Pablo Montoya es escritor y profesor titular de literatura de la Universidad de Antioquia y, en la actualidad, investigador visitante de la Universidad Complutense de Madrid.  Resultó ganador del premio Internacional de novela Rómulo Gallegos (2015) y de narrativa José María Arguedas de Casa de las Américas (2017) con Tríptico de la infamia. En 2016 recibió el Premio Iberoamericano de letras José Donoso por el conjunto de su obra. Ha sido distinguido con el Doctorado Honoris Causa de la Universidad Veracruzana (México) por su trabajo literario y académico. Su amplia trayectoria literaria abarca numerosos géneros:

   Cuento: Cuentos de Niquía(1996), La sinfónica y otros cuentos musicales (1997), Habitantes (1999, 2003), Razia (2001), Réquiem por un fantasma (2006), El beso de la noche (2010) y Adiós a los próceres (2010), Invención de un nombre (primeros cuentos) (2022) y La muerte anda suelta (2023).

   Poesía: Viajeros (1999), Cuaderno de París (2006), Trazos (2007), Sólo una luz de agua: Francisco de Asís y Giotto(2009) y Programa de mano (2014), Terceto (2016), Hombre en ruinas (2018), Mi mano busca en el vacío (2019).

   Ensayo: Música de pájaros (2005), Novela histórica en Colombia 1988-2008: entre la pompa y el fracaso (2009), Un Robinson cercano (2013) y La música en la obra de Alejo Carpentier (2013), Español, lengua mía y otros discursos (2017), Una patria universal (2022).

   Novela: La sed del ojo (2004), Lejos de Roma (2008), Los derrotados (2012), Tríptico de la infamia (2014), La escuela de música (2018) y La sombra de Orión (2021).