jueves, 27 de febrero de 2020

Alberto Olmos en el Aula Guadiana



   El próximo jueves 5 de marzo visitará el Aula Literaria Guadiana de Don Benito el escritor Alberto Olmos que dará una conferencia, abierta al público en general, en la Casa de Cultura de Don Benito. Al día siguiente, el escritor intervendrá a las doce de  la mañana en el salón de actos del IES Donoso Cortés ante alumnos de Bachiller de este centro, del IES Cuatro Caminos y del Colegio Claret.
   Alberto Olmos nació en Segovia en 1975. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, posee estudios de Filología Románica. 
   Ha publicado las novelas A bordo del naufragio (Editorial Anagrama, 1998; Compactos Anagrama, 2013), finalista del Premio Herralde y considerada por El Cultural entre las mejores óperas primas del año; Trenes hacia Tokio (Lengua de Trapo, 2006); El talento de los demás (Lengua de Trapo, 2007); Tatami (Lengua de Trapo, 2008); El estatus, premio Ojo Crítico RNE de Narrativa 2009, como la mejor novela del año escrita por un autor menor de 40 años, (Lengua de Trapo, 2009); Ejército enemigo (Literatura Random House, 2011) y Alabanza, exponente de la corriente neorruralista de la literatura española de comienzos del siglo XXI, junto a Jesús Carrasco o Santiago Lorenzo, (Literatura Random House, 2014). Su labor literaria en la red dio lugar al volumen Algunas ideas buenísimas que el mundo se va a perder (Caballo de Troya, 2009), donde reunió textos ajenos, y a Vida y opiniones de Juan Mal-herido (Melusina, 2010) y Pose (La Uña Rota, 2013), que recogen buena parte de su narrativa digital. Fue el responsable de la antología Última temporada. Nuevos narradores españoles 1980-1989 (2013). En 2016 publica la antología de relatos Guardar las formas (Literatura Random House), de donde proceden los textos del cuadernillo.
  Durante tres años residió en Japón en la prefectura de Tochigi. Allí dio clases de español y de inglés e hizo crítica cinematográfica y literaria. Ha colaborado en los diarios El Mundo y Público. Desde 2015 mantiene una columna sobre literatura y sociedad en El Confidencial, titulada Mala fama. Escribe un blog de crítica literaria alternativo al panorama español habitual en www.malherido.com.

martes, 25 de febrero de 2020

martes, 18 de febrero de 2020

domingo, 16 de febrero de 2020

La materia cambiante


LA MATERIA CAMBIANTE
(Panorama de la joven narrativa extremeña)

Pilar Galán (Ed)
Mérida, Editora Regional de Extremadura, Col. Vincapervinca, 2019, 177 págs.
Introducción de Enrique García Fuentes

   Nacida en Navalmoral de la Mata en 1967, Pilar Galán es novelista y autora de siete libros de relatos que han conseguido numerosos reconocimientos. Coordinadora de varios talleres literarios, es colaboradora del El periódico de Extremadura y codirectora del Aula Literaria José María Valverde. Ella es la autora de la selección de los jóvenes narradores, nacidos entre 1987 y 2001, que protagonizan el panorama de la narración en Extremadura actualmente, dieciséis escritores (ocho escritores y ocho escritoras) cuyos nombres son: Antonio Rivero Machina (Pamplona, 1987), Luis Roso (Moraleja, 1988), Miguel Guardiola (Cáceres, 1989), Álex Garzó (Badajoz, 1990), Julia Lama (Cáceres, 1991), Joaquín Conejero Martín Rayo (Fuengirola, 1991). Sandra Benito (Plasencia, 1992), María Fernanda Sánchez (La Zarza, 1992), Carmen Clara Balmaseda (Badajoz, 1995), Irene Velarde (Don Benito, 1996), Miguel Ángel García Torres (Villafranca de los Barros, 1997), Hilario Martínez (Badajoz, 1997), Ana Rodríguez Garrido (Guareña, 1997), Luis Sánchez Llamazares (Fuente del Maestre, 1999), Celia Tena (Miajadas, 2000) y Elena González (Cáceres, 2001)
   Son autores en los que -según apunta el autor de la introducción, el profesor Enrique García Fuentes, doctor en Filología Española- “observamos fácilmente las diferencias editoriales entre ellos (generalmente, proporcionales a su edad, obviamente); desde aquellos que cuentan ya con bagajes sólidos traducidos en más de una publicación, incluso fuera de la región (los cuatro primeros), pasando por quienes han sido acogidos en brazos de editoriales extremeñas en una ocasión, o están a punto de serlo (Lama, Velarde, Benito), los que han visto algún relato suyo recogido en obras colectivas (Rodríguez Garrido) hasta la mayoría de los reunidos, que guardan textos sin ver la luz o se contentan con, en algunos casos numerosos, premios en sus breves trayectorias” [Introducción, pp. 12-13]
   Los jóvenes seleccionados, considera la editora, son, en fin, “el futuro de la narrativa, o la promesa de un relevo, un estado de la cuestión, un aquí y ahora que puede que no podamos fijar pero si reflejar en estas páginas […] No viven ajenos al panorama narrativo español, por eso sus textos responden a las tendencias actuales: novela negra, con protagonista preferentemente masculino, atormentado por un pasado oculto o por una época oscura y gris; novela y cuento de ciencia ficción con tendencia a la distopía que sirve para cambiar de escenario los conflictos y pasiones que llevan moviendo a la humanidad desde hace siglos, cierto eco de realismo mágico, relaciones amorosas truncadas, lugares ficticios, novela confesional, novela gráfica, escenas líricas…” [pp. 16-17].

sábado, 15 de febrero de 2020

Sobre Torres Naharro



BARTOLOMÉ DE TORRES NAHARRO: UN EXTREMEÑO EN EL RENACIMIENTO EUROPEO
(Con un homenaje a Miguel Ángel Pérez Priego)

Julio Vélez Sainz (Ed)
Mérida, Editora Regional de Extremadura, Col. Estudio, 2020, 212 págs.

   Doctor en Filología Románica (Chicago, 2002) y en Hispánicas (Salamanca, 2008), Julio Vélez Sainz (Sevilla, 1974) es el coordinador de este volumen concebido como un homenaje a uno de los más notables investigadores del teatro español del siglo XVI, Miguel Ángel Pérez Priego, profesor durante años de la Universidad de Extremadura.
   Los trabajos reunidos versan sobre uno de los más sobresalientes dramaturgos de su época, Bartolomé Torres Naharro (Torre de Miguel Sesmero, h. 1485), tanto sobre el contexto de su obra teatral y poética como sobre el horizonte de su aportación al teatro de Occidente. Los colaboradores son: Julio Vélez Sainz, autor de una introducción (“Bartolomé de Torres Naharro: un extremeño en el Renacimiento europeo”) y un texto de conclusión (“El lugar del Torres Naharro dentro del Teatro Clásico Español”), Miguel Ángel Teijeiro Fuentes (“La importancia del teatro cortesano en Extremadura durante el siglo XVI. La casa de los Feria: de Torres Naharro a Cristóbal de Mesa”), Álvaro Bustos Táuler (“Torres Naharro, poeta de cancionero”), Araceli Hernández (“Una tragedia del horizonte naharresco: la trama impresa de La venganza de Agamenón, del Maestro Hernán Pérez de Oliva”), Miguel Ángel Pérez Priego (“Las variantes textuales en la Propaladia de 1573”), Dong Hee Chung (“Voluntad de retornar al hipotexto y afán de crear un nuevo mundo literario: estudio sobre la intertextualidad entre la Himenea de Torres Naharro y Tragicomedia de Lisandro y Rosalia (1542), de Sancho de Muñón”), Teresa Rodríguez (“La Tragedia Policiana (1547). De padres con honra y honradas aslcahuetas”) y Javier Espejo Surós (“Forma y funciones del teatro breve áureo: unas notas a propósito de Mundo y No nadie”). El volumen se cierra con un inventario de publicaciones del homenajeado (“Cursus vitae et honorum de Miguel Ángel Pérez Priego maestro de naharristas”).
   Reproducimos el pasaje inicial de la Introducción.

   “Se puede mantener que el teatro ibérico nace entre Extremadura, las lindes del Duero en Zamora y Salamanca y las Beiras portuguesas en el siglo XVI. De allí sopn el zamorano (de Fermoselle) Juan del Encina (12 de julio de 1468-León, 1529), el salmantino (de Cantalapiedra) Lucas Fernández (1474-1542), el portugués (de Lisboa, Guimaraes, o de las Beiras), Gil Vicente (1465-1536). Dentro de ese triángulo Extremadura ocupa un lugar destacado con autores como los pacenses Bartolomé de Torres Naharro, Joaquín Romero de Cedpeda, Vasco Díaz Tanco de Fregenal que fue clérigo de la catedral de Badajoz o Diego Sánchez de Badajoz, quien estuvo en esa  misma diócesis, Micael de Carvajal, el placentino Luis de Miranda, Marcelo de Lebrija, Francisco Sánchez, Cristóbal de Mesa o Pedro Hurtado de la Vera. Afirmar la importancia de esta tierra en la conformación del teatro ibérico es más que una exageración de orgullo provinciano, un acto de justicia” [p. 9].

sábado, 8 de febrero de 2020

El silencio de lo invisible


EL SILENCIO DE LO INVISIBLE

María Fernanda Sánchez
Mérida, Editora Regional de Extremadura, Col. La Gaveta, 2019, 59 págs.

   Incluida en la reciente antología La materia cambiante (panorama de la joven narrativa extremeña) (Editora Regional, 2019), María Fernanda Sánchez (La Zarza, Badajoz, 1992) es licenciada en Bellas Artes por la Universidad de Sevilla. En la Universidad de la Sorbona cursó un máster de arte y educación y defendió su tesina (Le silence de l’invisible). Actualmente reside en la capital francesa en donde  imparte clases.
   El silencio de lo invisible reúne veinticuatro breves composiciones que recrean con un estilo pulcro de breves frases yuxtapuestas, de pinceladas “impresionistas”, paisajes urbanos (París, Londres..., pero también el paisaje de la niñez) recortados: la superficie del río, la lluvia tras la ventana, la niebla, las fachadas de los edificios…, mientras se insinúa en referencias escuetas una historia de amor abocada a la ruptura.
   Reproducimos una de las composiciones que aproxima realidades lejanas (el amanecer del desierto, el atardecer del mar, un frasco de miel) reunidas por la misma tonalidad de color que da título a un texto  que se propone plasmar ese mundo “invisible” “en que olvidamos los adjetivos porque estamos obsesionados con los verbos”.


LA LUZ DE ORO

   Quedó atrapada en la intensidad de aquel amarillo anaranjado que se alzaba detrás de las montañas. En su luz cegadora y caliente, y en su aspecto irreal de yema de huevo que ya no es líquida, pero que no se ha cuajado del todo. El amarillo anaranjado caía sobre los edificios y sobre los árboles, vestía de oro el asfalto y llenaba el aire, lo teñía. Pensó en lo que ese color le evocaba. Pensó en el amanecer del desierto, en los atardeceres del mar y en el frasco de miel de pino junto a la ventana.
   Quemaba. El amarillo anaranjado se propagaba del tal modo que casi podía sentir el calor ausente, y una vez más, se sumergió en la irrealidad paradójica de aquella luz dorada que había bañado la cotidianidad de los últimos años. Aquella luz caliente envuelta de frío y rociada de lluvia, que bajaba del cielo blanco para verterse sobre el agua del río y pintar la piedra de las fachadas. Aquella luz caliente tan ajena a nosotros, que parecía escapar de África cada mañana para venir a salvarnos.