Fernando Aramburu (San Sebastián, 1959) es uno de esos raros escritores que acrece su estatura en la conversación, siempre afable ciertamente, pero también lúcida y crítica. Se diría que en cada una de las líneas que publica en libro o en prensa laten dos impulsos, uno estético y otro ético. El que sigue es un buen ejemplo de esta singularidad: Babelia publica un diagnóstico de la imagen de España en el exterior: “Hoy España solo suscita noticias funestas y ocupa de costumbre (datos económicos, desempleo, informe PISA, deportistas dopados, piratas informáticos) los puestos deshonrosos de las estadísticas. La pérdida de encanto es rotunda y los ciudadanos europeos prefieren cada vez más dirigir su interés hacia otros focos informativos”.
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