martes, 15 de julio de 2014

La Resistencia franco-española (1936-1950)



La Resistencia franco-española (1936-1950)

Mario Martín Gijón
Badajoz, Diputación de Badajo, 2014, 532 págs.
Premio “Arturo Barea”, 2013.

   Mario Martín Gijón (Villanueva de la Serena, 1979) es doctor en Filología Hispánica por la Universidad de Extremadura. Entre 2004 y 2009 ejerció la docencia en las universidades de Marburgo (Alemania) y Brno (República Checa). Ha sido becario postdoctoral en la Universidad de París y desde 2010 es profesor en la Universidad de Extremadura. Entre sus publicaciones pueden destacarse los libros Una poesía de la presencia. José Herrera Petere en el surrealismo, la guerra y el exilio (Premio Gerardo Diego de Investigación Literaria, 2009), Los (anti)intelectuales de la derecha en España. De Giménez Caballero a Jiménez Losantos (2011) y La patria imaginada de Máximo José Kahn. Vida y obra de un escritor de tres exilios (Premio Amado Alonso de Crítica Literaria, 2012). También es autor de varios libros de poesía y narrativa.

   La Resistencia franco-española (1936-1950), premio “Arturo Barea de la Diputación Provincial de Badajoz de 2013, “se centra en cómo se vivió en Francia la guerra de España, tomaran partido por el bando franquista, como Charles Maurras o Robert Brasillach, o por la República como André Malraux o Albert Camus. En 1940, tras la rápida derrota ante la Alemania nazi, en la zona no ocupada de Francia se impondrá un régimen, como el del mariscal Pétain, muy cercano en sus modos e ideología al del general Franco. Pero muy pronto nacerán los primeros brotes de oposición. La Resistencia surgirá primero mediante gestos, pasando a la palabra escrita (diarios, revistas, folletos y libros clandestinos) y la articulación de un discurso. La organización cada vez mayor desembocará en la lucha armada, donde españoles y franceses combatirán al mismo enemigo. El destino, sin embargo, sería muy diferente. A la liberación de Francia no seguirá el restablecimiento de la democracia en España, pero ello no borraría la fraternidad sellada por una lucha que se entendió como la misma. En una época donde los intereses hegemónicos de ciertas potencias vuelven a disfrazarse de europeísmo, quizá no esté mal hacer germinar de nuevo las semillas de esta historia compartida” [Nota de contraportada]

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