El pasado 7 de febrero Fernando Aramburu publicaba en el diario Hoy un comentario a un poema de Álvaro Valverde (“Entonces la muerte IV”) incluido en su poemario Desde fuera (Barcelona, Tusquets, 2008) en que evoca al padre ya fallecido. A la extraordinaria factura del poema responde el novelista vasco con un lúcido análisis de un texto en el que, como afirma, “todo se entiende y nada es trivial”. Merece la pena reproducir el poema. El comentario puede leerse en el diario Hoy y en el blog de Aramburu.
Todo me lleva a ti; así, esta tarde
abierta al
cielo azul que ha sucedido
al airado
negror de la tormenta,
bajo esta luz
que, más que vespertina,
me parece
cegante y de mañana,
cuando
atravieso el valle
y vuelvo a
Jerte, sin saber por qué,
siguiendo no
sé bien qué raro impulso,
curva a curva,
ya sabes, cauce arriba,
hasta las
mismas fuentes de la vida.
Todo es igual,
pero también distinto,
y me remite a
ti. Y las cascadas,
y los bancales
y el río y los cerezos
parecen ser
mirados por tus ojos
y a su través
me hablas todavía
y vuelves a
explicarme lo que importa:
sentirse aquí,
feliz, y rodeado
de cuanto
cualquier hombre necesita:
la luz, el
campo, el árbol, la montaña,
cosas, tal
vez, vulgares o anacrónicas
pero que nos
confortan y nos salvan;
los seres y
las fuerzas de ese mundo
solar donde
vivías;
donde, para mi bien, conmigo
vives.
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