miércoles, 27 de mayo de 2009

"Trazos" en la red






Ya puede leerse "Trazos, Suplemento de artes, letras e ideas" del diario Hoy en la red.





lunes, 18 de mayo de 2009

Guerrero sobre Bayal




EL ESPÍRITU ÁSPERO

Gonzalo Hialgo Bayal

Barcelona, Tusquets, 2009

 

 EL FLASH-BACK DE HIDALGO BAYAL 

 

      La editorial Tusquets acaba de publicar un libro que Gonzalo Hidalgo Bayal había estado redactando durante los últimos veinte años: El espíritu áspero. El argumento puede explicarse en pocas palabras, pero sospecho que serán las que primero olvidará el lector. Un profesor de latín se jubila, después de haber enseñado toda su vida en el instituto de Murania, dejando 237 folios de memorias que son, en sí mismas, el grueso de la novela de Gonzalo Hidalgo. Este es el punto de partida. El turbión de personajes que viene después, que rebosa la memoria del cronista y va poblando la del lector, es un conjunto de figuras de trazos precisos, pero laberínticos, que se ordenan como un retablo y podría haber firmado un imaginero. Hacía mucho tiempo que la novela contemporánea no segregaba un espejismo tan sólido como este. Una novela-mundo, una novela memorialística que va engordando con anillos generacionales, igual que el árbol de la caoba. Estamos tan ahítos de la actual novela histórica, hecha de falsos retazos de intrahistoria, que el lector agradecerá esta ficción pura, mucho más fiel a lo que entiende por tiempo vital.

     El espíritu áspero se mantiene en pie gracias al hechizo que el lenguaje mantiene en todas sus páginas. La novela dispone sus muros de carga sobre algunos personajes y situaciones, pero es su lenguaje –decantado y muy atractivo- lo que hace que sigamos leyendo. A ello hay que añadir un sesgo irónico, divertido, que hace de la novela un día de fiesta. Sus contrastes poseen una estructura hiperbólica. Marcan la vida de unos personajes a los que los meandros de la redacción van convirtiendo en menesterosos mitos. El descubrimiento del sexo, de Madrid ciudad abierta, el efecto continuador de los hijos, las a menudo extrañas desavenencias familiares hacen de la novela un espejo en el que pueden reflejarse muchas vidas anónimas. Sin embargo, el autor les ha arrancado su espina dorsal de vulgaridad, les ha concedido la gracia del lenguaje, ha hecho de ellas un juego de palabras. Para eso –parece decirnos- sirve la literatura.

     Gonzalo Hidalgo ha escrito otras novelas que podrían considerarse como antecedentes, pero estamos ante una obra de largo aliento que, me atrevo a deducir, ha sido paralela, ha acompañado a buena parte de su producción narrativa. Confío en que el lector la conciba y la trate así, como un largo camino de maduración y, a la vez, como un compendio luminoso de lo que el autor sabe sobre la novela. El espíritu áspero quizá haya prestado a otros libros la cadencia experimental que posee, y acaso otros libros hayan vertido en él corrientes que lo vuelven un mosaico donde, al igual que en el I Ching, uno puede apartarse y sumergirse para degustar o consultar. Las comparaciones son odiosas, pero necesarias en la novelística. A veces, hasta necesarias para no perder el tiempo. Frente a la novela que actualmente se escribe en este país, El espíritu áspero es uno de esos ascensores en los que podemos subir sin temor a escuchar comentarios sobre el tiempo.

(Publicado por Alonso Guerrero en "Trazos", 17 de mayo de 2009)


jueves, 30 de abril de 2009

sábado, 25 de abril de 2009

viernes, 24 de abril de 2009

El comisario Kostas Jaritos en apuros



EL ACCIONISTA MAYORITARIO

Petros Márkaris
Barcelona, Tusquets, 2008, 365 págs.
Trad. de Joaquim Gestí y Monserrat Franquesa


Tras la edad de oro de la novela negra estadounidense (Dashiel Hammet, Raymond Chandler...), este subgénero narrativo, difundido por el cine, halla acomodo en todas partes, manteniendo una calidad similar o degradándose en una literatura de quiosco y evasión, pero ha tendido a reiterar las mismas "funciones narrativas" con un alto grado de docilidad (por ejemplo, en el desarrollo conversacional de las pesquisas. Recuérdese a Navokov: “¿quién querría una novela policial sin diálogo?"). En general, puede decirse que este subgénero ha evolucionado en dos direcciones: hacia un divertimento lúdico e intelectual que posterga hasta las últimas páginas la elucidación de uno o varios crímenes, y hacia una narrativa que, paralelamente a este propósito, tiende a reflejar, como en las mejores narraciones clásicas, su entorno con una mirada crítica.
El novelista griego Petros Márkaris (Estambul, 1937) es el creador del detective Kostas Jaritos, protagonista de una serie de novelas policíacas (Noticias de la noche, Defensa cerrada, Suicidio perfecto...) que recogen los casos en que ha trabajado. En El accionista mayoritario, este cachazudo comisario de policía se ve inmerso de modo simultáneo en dos casos que podrían haber dado lugar a otras tantas entregas independientes. El primero de ellos involucra a su familia: un grupo de griegos ortodoxos que combatió en la guerra de Yugoslavia junto a Serbia y teme ser juzgado por el tribunal de La Haya secuestra un barco de pasajeros en el que viaja la hija del comisario, Katerine, y su novio Fanis.
El segundo caso es puramente profesional: alguien está asesinando a modelos, locutores de radio y directivos, todos ellos relacionados con el mundo de la publicidad.
La conjunción de estas dos tramas otorga a la acción un ritmo vertiginoso en que el protagonista apenas puede atender al montón de problemas que le asaltan, circunstancia suficiente para garantizar un par de horas agradables para un lector sin otras pretensiones, pues cumple a rajatabla todas las reglas del género (indagaciones sucesivas, pistas ciertas y falsas, desenlace imprevisto pero verosímil....). La novela acrecienta su interés cuando se aleja desde el centro del modelo canónico hacia la periferia del género. Nos hallamos entonces ante la aportación más personal: el reflejo, políticamente incorrecto, de un presente convulso en que los más graves problemas (xenofobia, terrorismo, integrismo...) también se han globalizado. De especial interés resulta el reflejo de una Atenas caótica en donde las obras públicas realizadas para los Juegos Olímpicos apenas han mejorado las condiciones bienestar, con un tráfico infernal y un montón de modernos edificios abandonados: estadios convertidos en inmensos basureros de donde se ha robado todo el material que tiene algún valor (marcos de ventanas y puertas, cañerías, mobiliario...), instalaciones deportivas convertidas en refugio de inmigrantes pakistaníes, albaneses, búlgaros..., con los que la policía no sabe qué hacer: "Al principio los perseguíamos, pero después nos vimos obligados a no mover los jeeps por falta de presupuesto [...] Ahora esto parece Jauja. De todos modos, y para que no digan que las obras olímpicas no sirven de nada, los pakistaníes utilizan el canal de remo para pescar. Costó más de dos millones de euros. ¡Es el coto de pesca más caro del mundo!" (p. 147).
La novela tiene el interés que puede despertar un género situado en un ámbito insólito para un lector español (sigue dominando el género la narrativa anglosajosa y, naturalmente, la española), pero en los problemas sociales que denuncia puede reconocerse cualquier sociedad de occidente: la desmesura publicitaria convertida en el "socio mayoritario" de los medios de comunicación (que impone y veta a actores, series...), la presión migratoria, las reacciones integristas...

jueves, 23 de abril de 2009

X PREMIO "PORTICUS" DE POESÍA

Día 24 de abril, 9,00 de la noche
Casa de Cultura de Villanueva de la Serena
Entrega del X premio "Porticus" de poesía


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Homenaje a Efi Cubero, autora de


miércoles, 22 de abril de 2009