DOÑA
BRUJA QUIERE AMIGOS
Concha
Rodríguez
Mérida,
Editora Regional de Extremadura, Col. Tigres de papel, 2024, 72 págs.
Ilustraciones
de Gels Caletrío Rubio
Concha Rodríguez (Almendralejo, 1967) es dramaturga, directora de escena y actriz,
además de Licenciada en Filología Clásica y Máster en Guion de Audiovisuales.
Dirige la compañía La Estampa Teatro. Es autora de obras de la talla de El regalo de Zeus (2023), El velo de las mariposas (2020), Homenaje inesperado a una eventual
(2018), La vida secreta de mamá
(2016), Última luna de abril (2016), Efecto Dulcinea (2013), Para Bellum (2009), Primitiva vanidad (2007), Hoy
viene a cenar mi sobrino el concejal (2004), Siete hembras sin piedad (2003) y Nido de víboras (2000). Además, versiona obras de Shakespeare y de
Esquilo que son estrenadas y representadas en el Festival de Teatro Clásico de
Mérida. Sus obras también son representadas por otras compañías, así como
escribe, dirige, participa como actriz e imparte talleres y chalas en multitud
de compañías, instituciones y centros educativos.
Gels Caletrío Rubio (Plasencia, 1991) es artista multidisciplinar que realiza sus
estudios artísticos en Bellas Artes en la Universidad de Salamanca, y, después en
la Universidad de Vigo haciendo un Máster en Libro Ilustrado y Animación
Audiovisual. Desde 2015 ha participado en diversas exposiciones colectivas,
impartiendo talleres y realizando murales. Su obra se caracteriza sobre todo
por el uso de texturas creadas de forma tradicional con acrílicos, tinta y
otros materiales como telas. Todos esos materiales son reciclados y, se
escanean más tarde para formar parte de las ilustraciones.
Ahora la Editora Regional de Extremadura publica en su colección Tigres de Papel Doña Bruja quiere amigos, una muestra de teatro infantil, con unas hermosas ilustraciones de Galetrío Rubio, cuyo entorno (el bosque) y personajes (bruja, hada, duendes, un ciervo, la luna…) proceden tanto de la cuentística tradicional popular como de la literatura culta (de, digamos, ciertas comedias de Shakespeare). Reproducimos un fragmento.
“Entra un ciervo en escena, se acerca al lago
donde está Madre Ninfa y bebe agua del lago. La mamá ninfa se dirige a él,
desesperada.
MADRE
NINFA Ciervito, amigo, ¿has visto a mis hijos?
El ciervo deja de beber y se
dispone a irse. La madre insiste.
MADRE
NINFA: Ciervito, amigo, ¿has visto a mis hijos?
CIERVO:
Están perdidos en el bosque.
MADRE
NINFA: ¿Perdidos? Si ellos nunca se separan de mi lado... Empecé a preparar la
tarta para mi cumpleaños y, como no había nadie dispuesto a ir al molino, tuve
que ir yo misma y, al volver, ya no estaban.
CIERVO:
Entonces tu cumpleaños es el culpable.
El ciervo sale disparado y
desaparece. La madre, desesperada, busca por todas partes. De repente, mira al
cielo y ve una gran luna de ojos muy abiertos, que la mira fijamente.
MADRE
NINFA: Luna, Lunita, amiga, compañera ¿has visto a mis niños?
LUNA:
Tus hijos están un poco perdidos en el bosque. No sé si decírtelo, porque si
ahora comienzo a tener la labor de tener que contar todo lo que veo, estaría
todo el día, oh, perdón, toda la noche... Bueno, yo también soy mamá de las
estrellas y me pongo en tu lugar; te diré que tus hijos se han hecho amigos de
la bruja mala y como ella se han vuelto. Están todo el día, perdón, toda la
noche, diciendo tacos y comiendo bichos.
MADRE
NINFA: ¿Estás segura? ¿Mis dulces hijos?
LUNA:
Y han pasado toda la noche haciendo el ganso, porque esa bruja es una gansa. Ya
está, te lo he dicho.
MADRE
NINFA: Sigue, Luna. Luna, ¿dónde están?
LUNA:
Ya he hablado bastante.
MADRE
NINFA: ¡Por los nenúfares y las plantas que nos engendraron! ¡Era cierto lo que
mis ojos vieron! Mis hijos, mis lindos, dulces y preciosos lirios, han sido
seducidos por la bruja mala. Seguro que están hechizados, que no es su voluntad
quien les empuja, porque mis hijos, no, mis hijos, no.
LUNA:
¡Qué ahí vienen! Escóndete, mujer, no seas tan torpe. ¡Ay, qué pesada!” [pp.
36-38].