lunes, 29 de junio de 2009

"Andar, ver, contar"



POR CÁCERES DE TRECHO EN TRECHO

Víctor Chamorro

Caja de Extremadura, Plasencia, 2009

Presentación de Jesús Medina Ocaña

Prólogo de Teófilo González Porras



Con ocasión del día del libro, Caja de Extremadura viene publicando desde el año 2001 una serie de libritos en una colección titulada “Visiones de Extremadura”, en la que se dan cita autores que han deambulado por nuestra comunidad autónoma y han ofrecido una visión de ella: Gregorio Marañón, Ciro Bayo, Federico García Sánchiz, Nicolás Díaz y Pérez, Franciso de Paula Mellado, Federico Carlos Sainz de Robles, Eduardo Hernández Pacheco... Este año los responsables de esta interesante iniciativa han elegido el primer bloque de un libro de Víctor Chamorro de 1981, Por Cáceres de trecho en trecho.

Conviene recordar que, tras la guerra civil, la literatura viajera, tan cultivada por los hombres del 98, fue revitalizada por Camilo José de Cela con su Viaje a la Alcarria (1948), que aportó el modelo formal al género (un narrador “viajero” que escribe en tercera persona y entabla un diálogo permanente con los habitantes de los lugares visitados), pero fue Campos de Níjar (1960), de Juan Goytisolo, el primero en dotar al relato de una perspectiva testimonial y de denuncia y, por tanto, en convertirse en modelo para los narradores del medio siglo que encontraron en este subgénero narrativo un medio idóneo para levantar acta de una realidad terrible silenciada por la prensa y el poder. En Extremadura, el género fue cultivado por Eusebio García Luengo (Cuaderno de las Extremaduras, Madrid, 1962) y Pedro de Lorenzo (Extremadura, la fantasía heroica, 1961) entre otros, pero fue Víctor Chamorro el más fiel representante de una narrativa testimonial que, en su caso, alterna las descripciones paisajísticas con reflexiones de corte histórico para denunciar la postración y el abandono de la comarca: Las Hurdes, tierra sin tierra (1968), Guía secreta de Extremadura (Madrid, 1976), Extremadura. Afán de miseria (más próxima a un ensayo histórico de título intencionadamente polémico; Madrid, 1979) y Por Cáceres de trecho en trecho (Madrid, 1981).

Todos estos títulos se leen todavía hoy con agrado. Tal vez las tomas de posición ideológicas hayan envejecido, pero queda intacta la mirada del viajero que se somete al lema del género: “Andar, ver, contar”, como sucede en esta entrada al valle del Jerte por el Puerto de Honduras: “Entre el brezo apeona la perdiz. La nieve puede que aún resista en mayo. Pierdes un monte y lo recuperas más cercano después de una vuelta. El paisaje cambia y se transforma. Culminas el puerto, e inicias el descenso en pos de la tierra de la cereza cuyos árboles son ornato de un valle encajonado por el que discurre el Jerte, que en griego significa “gozoso”, y no es para menos. Valle de la cereza y valle del agua: “la cual es tan fría como nieve, pues echada en un vidrio hace por de fuera paño, como lo hace el agua frigidísima, arrimada a la nieve”.

1 comentario:

  1. Buenas noches. ¿Me podrias decir como conseguir este libro en la Caja de Extremadura?
    Es para decirselo a mis padres a ver si me lo pueden conseguir.
    Lo estaba buscando y me ha salido tu blog.
    Yo también tengo un blog "elbauldevalenciadealcantara" y tengo un buena colección de libros sobre Extremadura.
    Grácias, desde Cantonigrós.
    Antonia Correa

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