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CARNAVAL EN LA ALDEA
(DOCE AVES )
La aldea era un pobre lugar zafio, abandonado a su suerte, que celebraba a su modo las fiestas de Carnaval. El martes, en el entierro de la sardina, desfilaban por la plaza del pueblo las más grotescas figuras: un muchacho valiente y altanero de mirada retadora, varios buhoneros, un pirata cojo y grosero que piropeaba a chicas azoradas, una dama elegante cubiertos los hombros por un chal con flecos, un viejo escribano acompañado de su esposa y su suegra (joven aún, es verdad), una anciana disfrazada de baturra campesina, un dandi vestido con un pantalón drapeado, un soldado apocado sin gana de pendencias, un emir locuaz y alocado... Todos pasaban bajo el balcón de la más principal (o más ebria) de las autoridades municipales. ¡Mil imágenes olvidables, mil anodinas anécdotas!
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