(Nombres de varón, 13)
Nadie sabe la dirección que debemos tomar. Avanzamos cargados con las mochilas por el oscuro pasadizo, una cavidad angosta por la que caminamos penosamente. Oigo detrás el llanto nervioso de Adela, lejos de mí, que se apaga poco a poco cuanto más me aproximo al fin del corredor. Pocos metros más adelante, al penetrar por el marco sólido y dorado de la entrada secreta, Adela dio un grito al tocar los pies fríos del niño y lanzó una blasfemia que resonó como un rugido impío en la vasta amplitud de la gruta.
Nadie sabe la dirección que debemos tomar. Avanzamos cargados con las mochilas por el oscuro pasadizo, una cavidad angosta por la que caminamos penosamente. Oigo detrás el llanto nervioso de Adela, lejos de mí, que se apaga poco a poco cuanto más me aproximo al fin del corredor. Pocos metros más adelante, al penetrar por el marco sólido y dorado de la entrada secreta, Adela dio un grito al tocar los pies fríos del niño y lanzó una blasfemia que resonó como un rugido impío en la vasta amplitud de la gruta.
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