viernes, 29 de julio de 2016

Cuatro cuentistas colombianos del siglo XXI


NARRADORES DEL XXI
CUATRO CUENTISCAS COLOMBIANOS

México D. F., Fondo de Cultura Económica, 2005, 205 págs.
Prólogo, bibliografía y notas de Jaime Alejandro Rodríguez R.

   Perdido durante una temporada, he recuperado este volumen de relatos que Antonio María Flórez me hizo llegar en su día. El libro, que no aspira a ser una antología completa del género narrativo breve en Colombia, reúne cuentos y microrrelatos de cuatro escritores que, salvo un caso, compaginan el cultivo de la narración breve con la novela. Son Pablo Montoya (Barrancabermeja,1963), Lina María Pérez Gaviria (Bogotá), Octavio Escobar Giraldo (Manizales, 1962) y Ricardo Silva Romero (Bogotá, 1975). “Tres de los autores seleccionados para la presente muestra forman parte de la generación que Giraldo ha llamado como de fin de siglo (Lina María Pérez, Octavio Escobar y Pablo Montoya) y un cuarto (Ricardo Silva) proviene de la nueva camada que empieza a surgir, nacidos estos a finales de la década de 1970. Los cuatro conforman una muestra suficientemente representativa, aunque reducida, de la reciente práctica del cuento en Colombia” [Prólogo, p. 15]
  Reproducimos el cierre de un relato breve de Octavio Escobar titulado “Apócrifo”, quien, como autor de relatos, ha publicado los volúmenes El color del agua (1993), Las láminas más difíciles del álbum (1995), La posada del almirante Benbow (1997), De música ligera (1998, premio nacional del Ministerio de Cultura de Colombia) y Hotel en Sangri-Lá (2002).

“-Usted no lo entendería, nadie lo entiende. Es un asunto de fe.
-Y la fe mueve montañas –respondió ella sin cortesías.
-No es usted muy religiosa.
-Soy prostituta, ¿no  lo ha notado?
   Era un hombre vigoroso aún y disfrutó mirarlo, tocarlo; además, sus manos intuían cómo trabajar el cuerpo de una mujer. Lástima que perturbara el momento hablando de su esposa y su maravilloso hijo.
-Vístase; otros clientes esperan –exigió, dándole la espalda.
   Al salir, sobre la mesa en la que descansaba el cántaro de agua, José dejó a María Magdalena unas monedas más de las acordadas”.

[Publicado originalmente en Caravelle, Cahiers du monde hispanique et luso-brasilien, num. 74. Toulouse, 200]



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