VIENTO AZUL
Manuel López Gallego
Mérida, Editora Regional, col. Tigres de Papel,
2017, 148 págs.
Ilustraciones de Laura Cirilo
Nacido
Gamelle (La Coruña) en 1960, Manuel López Gallego reside desde su niñez en
Extremadura en donde trabaja y ha escrito todas sus obras. Su trayectoria arranca
en 1996 con La puerta de palacio
(Premio de la Asociación de la Prensa de Badajoz), al que siguieron El equilibrista (Diputación Provincial
de Badajoz, 2001) y los libros de viajes Estaciones
del sur (Del Oeste Ediciones, 2005) y El río del lobo. Un viaje a Guadalupe (Editora Regional, 2009).
Pero López
Gallego, profesor en un centro de enseñanza media, también ha escrito para un
público infantil y juvenil. A este ámbito pertenecen títulos como El alma del bosque (X Premio de
Literatura Infantil y Juvenil de la editorial Everest de 2007), La manzana de Marco Polo (Everest, 2011), El naufragio (Algar, 2013) o El poeta y la muerte (Premio Diputación
de Córdoba de 2015).
Ahora, la
Editora Regional de Extremadura publica en su colección Tigres de Papel Viento
Azul, cuya trama arranca cuando Mario, el más pequeño de la familia, asiste
impotente a la ruptura familiar (su padre ha desaparecido) y a la pérdida de
todo el patrimonio de unos padres irresponsables (una casa amplia con piscina,
tres coches y hasta un caballo de carreras). Ha llegado el momento de emprender
una nueva vida. Reproducimos el instante de la fatídica visita de los hombres
de negro.
“-Hemos hablado muchas veces con su marido
y ya no podemos esperar más. Nos hemos visto obligados a poner todo en conocimiento
del juez –explicó uno de los hombres jóvenes.
Mamá miraba
a cada uno de los hombres por separado. Parecía no creer lo que estaba escuchando.
Luego buscaba con la vista a Aura, pero ella ya estaba estudiando los
documentos y las cifras que aparecían en ellos.
-El juez ha decretado el embargo de todos los bienes
de su marido y de sus cuentas bancarias.
-¿Todos… sus bienes? –preguntó mamá como si
estuviera en un sueño.
Yo hablé en
voz baja a Aura.
-¿Qué quiere decir embargo?
-Que se quedan con todo lo que tenemos –me susurró
al oído.
El hombre
mayor habló de memoria.
-Los bienes serían: una casa de tres plantas con
piscina y jardín, es decir, esta en la que nos encontramos ahora mismo, y tres
coches. Además existe un caballo de carreras.
-Ese caballo es mío –dije de pronto.
Los tres
hombres me miraron como si quien hubiese hablado fuese un ratón.
-Lo sentimos, pequeño –contestó uno de los hombres
del banco-. Tu padre nos pidió dinero para comprarlo y no lo ha devuelto.
-Ni el dinero que pidió para la casa ni el que pidió
para comprar los coches –dijo otro de los hombres.
-¿No había pagado un coche y compró otros dos? -preguntó
Aura a mamá-. ¿Para qué necesitábamos tres coches?
-Vi un anuncio de un modelo nuevo y me gustó tanto
que se lo pedí a papá –explicó mamá.
En el
despacho se hizo un silencio de varios minutos. Todos nos quedamos mirándonos
unos a otros sin movernos de nuestro sitio”. [pp. 21-23].
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