domingo, 5 de junio de 2022

Revolución sin previo aviso / La esposa del ermitaño

REVOLUCIÓN SIN PREVIO AVISO

LA ESPOSA DEL ERMITAÑO

Miguel Murillo Fernández

Mérida, Editora Regional de Extremadura, Col. Escena Extremeña, 2021, 183 págs.

    Miguel Murillo Fernández (Badajoz, 1997) cursa actualmente estudia Lengua y Literatura Españolas en la UNED. En 2015, obtiene el "VII Premio de Textos Teatrales Raúl Moreno", que otorga FATEX, con la obra Esa noche, publicada en la Editora Regional de Extremadura dentro de su colección Escena Extremeña, y estrenada en el Teatro López de Ayala con motivo del 50° aniversario de la Facultad de Ciencias (UEX). Ha estrenado las obras Purísimo Teatro y El Quijote en una Europa de duelos y quebrantos, que participó en las Jornadas de Teatro Crítico de la Diputación de Cáceres. En la antología Pluma, tinta y papel ha publicado los microrrelatos "Ocaso" y "Tus labios, veneno carnoso". Ahora la Editora Regional de Extremadura publica dos obras de teatro de Miguel Murillo Fernández que se sitúan en un territorio marcado por ciertos rasgos del esperpento (tratamiento literario de las acotaciones, violentos contrastes de motivos temáticos, presencia de animales…) y el teatro del absurdo. Reproducimos un fragmento del segundo título protagonizado por el humor, los malentendidos lingüísticos y los juegos metaliterarios (como ese personaje que se presenta como un actor explotado).

 

AVISPONA:

¡Cállate ya, Rodrigo, viejo charlatán! ¡Te has tirado una semana entera contándonos esas anécdotas sin interés! Y al final los que cantaremos el responso seremos nosotros... por favor y Jesús mil veces.

RODRIGO:

En realidad era para matar el rato...

F-LADRÓN:

...el rato nos va a matar a nosotros...

RODRIGO:

Un pretexto para recuperar muchas cosas. Primero, ¡mi ojo de cristal! A ver si me quito ya este parche.

Le dan el ojo de cristal que lo introduce en su oquedad fingida. Lo sos-tiene con ayuda de sus dedos.

RODRIGO:

¡Ah! Y ahora que me acuerdo. ¿Qué es eso de un amante?

AVISPONA:

Pues eso, Rodrigo. Que con tu marcha me he enamorado de Gabriel, este sucio ladrón que quiere sacarme los ahorros.

RODRIGO:

¡Serás maricón! (Va a darle buena tunda y el ladrón le apunta con la pistola).

MUSTIAS:

¡Alto, Gabriel, no lo hagas!

F-LADRÓN:

¡Atrás, coño! (Dispara y sale agua del cañón. Moja a RODRIGO). ¡Mierda, la pistola de mi sobrina!

RODRIGO:

¡Maricón, este ropón blasonado es de Stradivarius! (Es frenado por MUSTIAS en su intento de golpearle).

F-LADRÓN:

Dejen que me explique. Esta vieja está loca de remate, nada de lo que dice es cierto. ¡Tengo veinticinco años, joder, soy becario del teatro, me contratan para no sé cuántos personajes y estoy ya agotado! (Llora). ¡Si hasta me han obligado a cantar por la Piaf! Conocí a esta señora hace dos semanas en un bar, me dio las llaves para que entrara en este piso y simulara un robo.

MUSTIAS:

¡Madre!

RODRIGO:

Me indignas, Avispona. ¡No eres digna de mi mirada! (Retira su ojo de cristal para no mirarla). Solucionado.

F-LADRÓN: Quería que sonaran las alarmas. No sé para qué ni me interesa. Solo la pasta que me prometió.

AVISPONA:

Soy una mujer astuta y peligrosa. Nadie concibe planes como los míos. Y por eso nadie lo ha acertado.

MUSTIAS:

Madre, jamás pensé... y esas cartas...

F-LADRÓN: Se las dejaba yo debajo de la puerta para recordarle el dinero que me debía.

AVISPONA: Esas cartas... dinero... si no tengo nada... soy pobre...

MUSTIAS: Y yo pensando que eran cartas amorosas... Como ponía algo así parecido a "Méteme eso por la hucha".

F-LADRÓN: ¡Pero me refería al dinero! No quería liarla y hablé en clave. Y con la hucha me refería al sobre que sigue detrás del bar de Pepe... vacío, por cierto, donde ella, esta vieja timadora, debería haber depositado la pasta. "Méteme eso por la hucha", es decir, que metiera el dinero en el sobre. [pp. 174-176].

 

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